La tienda de bromas

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Justo cuando Harry pensaba que todo iría mejor para él; ni Ginny ni Hermione lo dejaban de vigilar todo el día. Era como si en algún momento Harry fuera a explotar de rabia y les lanzara hechizos a todos.
Harry sentía ambas miradas sobre él en cada movimiento que hacia. Hermione preguntaba cosas tontas como "¿Harry sabes que es malo usar hechizos enojado?" "Harry! ¿Sabes que eso no se hace así?" "Harry, ser prefecto es algo muy importante ¿que no lo sabes?"
Harry estaba harto para mediodía, estaba cansado y Hermione solo lo ponía de mal humor.
Ginny solo se dedicaba a mirarlo de manera extraña y a guiñar muchas veces el ojo durante el dia.
"Pobrecilla, le ha de doler el ojo" dijo Blake en la mañana al verla hacer eso, aunque claramente sabia porque lo estaba haciendo.
Harry no podia olvidar lo que Ginny le dijo "Tu eres mi destino" ¿que acaso tenía que estar con ella para saldar su deuda con los Weasley? No, eso jamás lo haría.
Ginny era como una hermana cuando Ron y él eran amigos; aunque ya no lo fueran, no pensaba salir con ella. JAMAS.
Hermione por su parte rondaba toda la casa y rodaba los ojos cada que Fleur le decía alguna cosa para nada negativa; Hermione pensaba que Fleur tenía un don de veela, lo cual la hacia enojar.
Ron murmuraba y hablaba solo y muchas veces no salia de su cuarto.,
Fue hasta que la señora Weasley anunció la ida al callejón Diagon que a Harry se le alegró el día.

Estaba lleno de estudiantes que iban y venían. Estaban por ir a Gringotts por algo de dinero para los útiles escolares y Harry consiguió que Blake le jugara la "ley del hielo" la chica no le hablaba ni lo miraba y eso a Harry lo estaba fastidiando.
Harry no quería decirle lo que había ocurrido com Ginny, eso a Blake no le dio gracia y no le hablaba desde la mañana.
Harry rodó los ojos y siguió caminando entre el callejón lleno de personas.
Recordó con gran alegría como Hagrid lo había llevado por aquellos lugares en su primera visita al callejón Diagon; magico, muy mágico.
Harry sonrió y luego suspiró mientras pensaba en qué hubiera pasado si sus padres lo hubieran llevado en vez de Hagrid.
Claro, el hubiera no existe.
Harry se dejo llevar y siguió a los Weasley hasta llegar y entrar a Gringotts.
Blake ya llevaba su propio dinero, solo faltaban Harry y los Weasley. Había algo que a Harry siempre le molestó; que los Weasley vieran su boveda.
Asi que solo suspiro, lo que pasara tenía que pasar. Harry caminó y fueron llevados por un duende hasta su boveda. Estando ahí, cuando la boveda se abrió, Ron lo miró con odio y Ginny soltó una risa tonta.
–¡Maldita sea Harry!–exclamó Ron en voz baja.
La señora Weasley esperaba paciente a que Harry tomara el dinero que necesitaba.
–Vamos chicos, vamos–llamó la seora Weasley.
Hermione miró a Harry con los ojos entrecerrados. Ginny le guiñó el ojo y Ron parecía querer matarlo y quedarse con todo el oro se la bóveda.
Harry había llenado la bolsa que llevaba, una pequeña cartera de tela y la guardó en su mochila. No tomaría dinero de más, solo lo que él creía necesitar.
Ron no lo perdía de vista y Hermione solo empujó al pelirrojo y continuaron.
–Bien hecho Potter, eres una maquina de oro–murmuró Blake entre dientes.
Harry hizo una mueca y sonrió.
–Creí que era la ley del hielo.
Blake rodó los ojos.
–Solo era para ese comentario.
Luego se quedo callada nuevamente.
Cuando salieron, la señora Weasley se apartó de ellos y fue a comprar algunas cosas.

Sortilegios Weasley era la tienda más popular del callejón diagon en aquellos momentos.
Las bromas y diversión ayudaban a olvidar todo lo que pasaba a su alrededor.
Harry caminó hacia la tienda, llena de magos, al parecer. Pero se detuvo en Ollivanders al ver que la tienda no estaba como él la recordaba.
–Secuestraron al señor Ollivanders–comentó Blake, que al parecer ya no podía quedarse callada.
Se mordió el labio como si hubiera roto una promesa que le costaría la vida.
–Mortifagos–dijo Harry.
Blake asintió, luego le indico que la siguiera a la tienda de los gemelos Weasley.
Llena de alegría, fuegos artificiales y musica; la tienda de los gemelos era todo un éxito. Pastillas vomitivas y orejas extendibles, surtidos salta-clases y mucho más.
Harry sonrió al ver todo aquello, los gemelos Weasley sí que estaban teniendo éxito.
Ron miraba todo con ojos grandes y brillantes.
Los gemelos se hayaban ayudando a un niño a escoger el dulce perfecto para saltarse las clases.
Cuando vieron a Harry de inmediato fueron con él.
–Hola Harry–dijeron al mismo tiempo.
–Que bien les va–dijo Harry.
–Todo es gracias a ti–dijo Fred Weasley.
George soltó una risa y bajó la voz:
–Puedes tomar todo lo que quieras, sin ti todo esto no hubiera sido posible.
–No...¿cómo creen? Yo debo pagar–dijo Harry.
Los gemelos rodaron los ojos y tomaron a Harry por los hombros.
–Acepta nuestra forma de agradecerte Harry, además–dijo George señalando a Blake y a un chico que le sonreía desde un rincón–, lo necesitaras.
–Así es Harry.
Harry de inmediato quizo que al chico le salieran orejas de burro.
–De acuerdo, tienen razón.
Los gemelos sonrieron y se acercaron a Hermione y Ginny.
Harry se puso a un lado de Blake que observaba atentamente lo que Hermione y Ginny llevaban en sus manos; un pequeño frasco en forma de corazón rosa.
–Hooola Señoritas–dijeron los gemelos–. Pociones de amor...
–¡Oh Ginns!–exclamó Fred–. No creo que necesites eso. Escuche que los tienes comiendo de la palma de tu mano. ¿No salias con alguien?
Ginny los observó con los ojos abiertos y por una fracción de segundo miró a Harry.
–¡No se de qué hablan!
Los gemelos soltaron una carcajada.
–¡Es ilegal!–exclamó Hermione–. Esto esta mal, estas pociones hacen mucho, mucho daño.
–Entonces déjala en donde estaba y has tu vida normal–dijo Fred.
George soltó un suspiro.
–Eso es bajo su propio riesgo, además muchas tiendas las venden. No solo nosotros–dijo George–. ¡Pero prueba nuestros productos originales como el surtido-salta-clases!
Hermione se alejó, Ginny hizo lo mismo y George soltó una risa.
–No es mi culpa que estén desesperadas o ¿si?
Fred negó y le dió una palmada en el hombro a Harry.
–Cuídate amigo.
–¡Pero prima querida! Por ser nuestra fiel amiga de bromas, te damos el cincuenta por ciento de descuento ¿te parece?
Blake soltó una risa.
–Me parece bien, ya no tengo con quien hacer bromas.
Harry rodó los ojos.
–¿Y yo que soy?
–Harry, no se me olvida tu nombre tonto–dijo Blake con una sonrisa traviesa.
Harry bufó.
–También hay pociones de belleza, aunque dudo que mi querida prima las necesite ¿verdad Fred?–dijo George.
Blake rodó los ojos y sus mejillas se ruborizaron.
Harry solo aguantó las ganas de reír.
–Bueno, sigamos atendiendo clientes–dijo Fred–. ¡Vamos George!
Ambos se fueron dando saltos y aplaudiendo en el aire, se notaba que estaban muy contentos por haber cumplido su sueño y Harry se sentía muy feliz al haberlos ayudado.
–No todos los días se ve aquello–dijo una voz detrás de Harry.
Él volteo y vió al extraño chico castaño que había estado sonriendo a Blake.
Blake lo miró como si no estuvieran en el mismo planeta. El chico era alto, de cabello rizado y ojos negros, su sonrisa era de galán de telenovela.
–¿Que dices?–dijo Blake.
–Oh, digo que no todos los días se ve una tienda tab exitosa y tan maravillosa como esta–dijo el chico–. Yo me la he pasado aquí toda la semana.
<<No tiene nada mejor que hacer seguramente>> pensó Harry.
–Siempre admire a los gemelos, sobre todo su salida triunfal en Hogwarts ¡fue épico!
–Lo fue ¿verdad?–dijo Harry de pronto.
El chico volteó a vero y con una sonrisa falsa dijo:
–¡Oh si! Que gusto saludarte Harry, eres famoso ¿sabes? Claro, soy Hufflepuff y no coincidimos demasiado–dijo el chico.
–No, supongo que no.
–Soy Trevor–dijo–. Trevor Stalion.
Harry solo asintió con una sonrisa forzada. Luego observó a Blake que no le prestaba atención a ninguno de ellos, su vista se había perdido en una ventana.
–Si...eh...que bueno conocerte–dijo Blake tomando a Harry del brazo–. Debo mostrarte algo. ¡Nos vemos!
Blake tomó a Harry y caminaron entre la multitud de magos. Harry la siguió y luego lo empujo a un lugar algo menos lleno de personas
–¡Draco Malfoy!
–¿Qué?
–Vi a Draco Malfoy con su mamá–dijo Blake–. Iban a algún lado y se veían sospechosos.
Eso despertó la curiosidad en Harry.
–¿Segura?
–Ajá.
Harry maldijo no haber traído la capa de invisibilidad con él.
–Vamos.
Harry y Blake salieron de la tienda de bromas de manera sigilosa y se metieron al callejon knockturn buscando a Draco y a Narcissa Malfoy.
Cuando los localizaron se escondieron y Harry vio como entraban a la tienda que él visito en su segundo año por equivocación. Borgin y Burkes.
Como las ventanas estaban oscuras, Harry no pudo ver nada, pero si vio a muchos mortifagos entrar despues de Naricissa y Draco.
Eso se le hizo extraño. Pero luego pensó en algo.
Draco se convertiría en un mortifago.

El Elegido (Secuela del Olvido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora