Anne.
Amo los libros.
Desde pequeña, se puede decir que han sido como mis mejores amigos por siempre y para siempre —sí, Cole y Diana están por debajo de los libros, solo que no lo saben—. Me han acompañado en mis peores momentos. Han sido mi refugio, mi escape a una realidad deprimente y catastrófica durante mi infancia.
Gracias a los libros he podido embarcarme en más aventuras de las que cualquier persona podría imaginar.
Eso es lo bello de las historias, en ellas se encuentran tantos universos por descubrir, que parece casi imposible poder adentrarse a todos ellos.
Es... simplemente maravilloso.
¿A quién en su sano juicio no podría gustarle leer?
—¿No te terminaste el libro, Jane?
Mi voz resonó mucho más fuerte de lo que pretendía en el pequeño salón de clase en el que nos reuníamos para las sesiones del club.
Estábamos sentadas en mesa redonda, cada una ocupando un pupitre.
—Es que son muchas páginas, Anne.— fue toda su respuesta, haciendo un puchero y ojos de cachorro.
Rodé los ojos, implorándole en mi interior a los olímpicos que me diesen más paciencia, ya que, la poca que tenía, se estaba agotando.
Ni siquiera podía entender porque Jane seguía insistiendo en ser parte del club de lectura, más teniendo en cuenta que, claramente no le gusta leer. Ni poquito. Cosa que me ofendía y seguirá ofendiendo hasta el día de mi muerte.
De acuerdo, en realidad estoy mintiendo en una parte.
Por supuesto que conozco el motivo por el cual ella sigue viniendo a los encuentros semanales del club. La razón de su asistencia se encuentra sentada a su lado, usando un vestido lila suelto y discutiendo con Ruby sobre cuál muerte es la más triste de Harry Potter.
Ah sí, el libro de esta semana había sido Harry Potter y las reliquias de la muerte.
—¡La muerte de Tonks y Remus es mucho más triste que la de Fred!— alega la joven Pye, frunciendo el ceño.— Recién tenían un hijo, iban a ser felices, ¡pero no fue así!
La rubia más pequeña niega repetidas veces, resaltando las ondas de su cabello.— ¡Fred murió con el fantasma de su última risa grabado en su rostro!— solloza, sus ojos cristalizados.— ¡Dime si una frase así no te destroza la estabilidad emocional!
Jane frunció el entrecejo.— Ruby, tú nunca tienes estabilidad emocional.
—¡Cállate, Jane!
Las risas de fondo fueron silenciadas por mi encantadora alma gemela, sentada a mi derecha.— Puede que no podamos ponernos de acuerdo sobre esas muertes, pero lo que nadie puede discutir, es que la de Dobby nos rompe el corazón a todas.
—¡Dobby!— chillamos las demás al unísono, consolándonos las unas a las otras.
La menor de los Andrews no entendía a que nos referíamos —ni siquiera llegó a esa parte del libro—, pero aprovechó la situación para abrazar a su novia.
Mientras Diana me abrazaba, no pude evitar observarlas con ternura, y a la vez, con un toque de nostalgia.
Verlas así de felices estando juntas me hizo recordar a Gilbert.
Y lo mucho que lo extrañaba.
Luego de ese pequeño break para llorarle a muchos más personajes ficticios quiénes nos destruyeron el corazón con sus muertes, la sesión continuó en su normalidad, finalizando cinco minutos antes de las tres.
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Colors[2] | Shirbert.
RomanceSegunda parte de la bilogía "Letters". Anne y Gilbert deberán enfrentarse a una relación a distancia cuando el joven Blythe se muda a Toronto a estudiar medicina. Al darse cuenta que su novio es el único que le ha dado escritos románticos, la joven...