Anne.
¿Existirá en el planeta algún ser humano que no le gusten las papas fritas?
Es que, hablando en serio, tremendo manjar creado por los olímpicos. En general, siento que la papa en todas sus diversas formas de ser preparada es deliciosa. Pero las papas fritas están en un altar.
No me cansaré de comerlas nunca.
—Aquí está tu segunda porción de papas a la francesa, Anne.— anunció Mary, dejándolas encima de nuestra mesa.
—Gracias Mary.
La dueña de Delphiland nos brindó una sonrisa ladeada.— ¿Se les ofrece algo más?
Con Diana y Ruby negamos, agradeciendo nuevamente por su cálida atención.
Cuando podíamos ponernos de acuerdo, nos juntábamos en Delphiland luego de nuestras juntas en el club de lectura. Ya no éramos tantos como antes. La mayoría se habían ido a la universidad, ya fuese en Toronto, Charlottetown o incluso fuera del país.
A excepción de Jane y Josie, que hoy no nos podían acompañar porque estaban de aniversario y la joven Pye había preparado toda una tarde romántica para las dos.
Decir que las envidio —de una buena manera— es poco.
Con mi admirador de las flores parecía ser cada vez más difícil encontrar tiempo o para ponernos de acuerdo en cuando llamarnos.
Las relaciones a distancia sí que son difíciles.
—¿En qué piensas, Anne?— me preguntó Diana, sacándome de mi ensoñación.
Parpadee, volviendo a la realidad.— En nada.
—No mientas.— habló Ruby.— Es tu cara de Gilbert, Gilbert, oh, te extrañó Gilbert.
Arrugué el entrecejo.— Mira quien lo dice, señorita Mi Moody Boo, Mi Moody Boo, extraño a mi Moody Boo y te la pasas escribiendo su nombre rodeado de corazones en todos tus cuadernos.
A mi lado, la mayor de los Barry se sostenía el estómago a causa de sus carcajadas. Junto a la joven Gillis, la miramos mal.
—Deja de reírte, tú... señorita no creo en las relaciones a distancia.
—A diferencia de ustedes, yo sabía que esto pasaría.
—¿Pasaría qué?— pregunté, interviniendo en su futura discusión.
Diana soltó un suspiro.— Extrañarlos. Las relaciones ya son complicadas de por sí. Ahora estando en diferentes ciudades, es mucho peor.
O en el caso de ella, en diferentes países.
Puse mi mano sobre la suya, en seña de querer reconfortarla.— Sé que extrañas a Jerry, a pesar de que decidieron darse un tiempo, hasta que él regrese de Francia.
—Sí es que regresa.— susurró, más para sí misma.
A diferencia de Gilbert y Moody, Jerry no pudo darse el lujo de obtener alguna beca o pagarse los estudios en alguna universidad de aquí, razón por la cual, terminó mudándose a Francia con sus abuelos, a trabajar en su granja hasta reunir al menos lo del primer año de universidad.
—¿Lo ves? ¡También lo extrañas aunque ya no sean novios!— le recriminó Ruby, molesta.
—Pero al menos me ahorré una ruptura a futuro. La distancia no será la responsable de separarnos, porque no hay nada que separar.
Auch.
La ojiazul me miró llena de pánico.— ¿Eso significa que nuestras relaciones están destinadas a fracasar? ¿Nos van a dejar por universitarias más bonitas, listas y que si estén con ellos en su misma universidad? ¿Moriré sola y sin amor como la tía de Diana? ¿Por qué no respondes a ninguna de mis preguntas, Anne? ¡Responde!
ESTÁS LEYENDO
Colors[2] | Shirbert.
RomanceSegunda parte de la bilogía "Letters". Anne y Gilbert deberán enfrentarse a una relación a distancia cuando el joven Blythe se muda a Toronto a estudiar medicina. Al darse cuenta que su novio es el único que le ha dado escritos románticos, la joven...