Gilbert.
Se puede decir que en la actualidad hay muchos factores por los cuales, las relaciones románticas no funcionan y tienden al fracaso. En su generalidad, el factor más común —al menos a mí parecer— es porque a la gente ya no le interesa enamorarse.
Tan bonito que es el amor y muchos no son capaces de valorar a alguien que los quiere de verdad.
La humanidad en serio me deja sin palabras.
Sin embargo, con Anne, sé muy bien que no sería nuestro caso.
Tenía una fe ciega e inmensa en nosotros. A muchos les parecía increíble como dos personas podían quererse tanto.
—Así que te ofrecieron una beca completa.— reiteré, luego de descifrar la maraña de balbuceos que Anne trató de decirme, hecha un manojo de nervios.
Ella asintió, jugando nerviosa con su cabello.
—Eso es asombro, princesa Cordelia.— dije, más feliz de lo que ella estaba.
—Igual, no es como que ya sea un hecho, aun debo presentar el examen de admisión en unas semanas y ver qué opinan Marilla y Matthew, además de...
La interrumpí antes de que empezara a hablar de hombres lobos o de mudarse a la luna.
—Anne, dijeron cosas muy buenas de ti en su carta, es obvio que te irá genial en ese examen. Ya tienes un pie adentro, estoy muy orgulloso de ti.
Sus nervios parecieron apaciguarse en tanto me daba una de sus hermosas sonrisas.
—Solo me dices esas cosas porque somos novios.
—Error y corrección, digo eso porque soy un ser demasiado honesto.
El silencio pareció instalarse por un par de segundos, hasta que Anne lo cortó:— No sé si quiera mudarme a Irlanda.
Fruncí el ceño.— Claro que quieres, jamás te había notado tan emocionada por algo.
No mentía. Si bien la ojiazul suele tener sus momentos de euforia como si fuese una niña de ocho años o menos, respecto a universidades, su emoción ante TCD iba más allá de Plutón.
—No lo sé, es...
—Es una nueva aventura.— vociferé, completando su oración.— No has dejado de amar las aventuras, ¿verdad?
Ella pareció pensarlo por un leve instante.
—No quiero que nuestra relación sea más complicada si me voy del país, aumentando la distancia entre nosotros.— admitió, un pensamiento que sabía que tendría.
Sin embargo, aquí es donde entra una de las partes fundamentales en una relación: la comunicación.
—Anne, hay muchas parejas que pasan por relaciones a distancia. No será el fin del mundo.
Esperaba no haber sonado muy tosco o desinteresado en ello, porque era lo que menos quería que pensara.
Sí, una parte de mí no iba a negar que, si ella se mudaba a Irlanda, las posibilidades de vernos en persona disminuían el doble.
Pero mi amor por ella jamás lo haría.
La pelirroja hizo un mohín.— Lo sé, lo sé, es solo que no he podido dejar de pensar en el hecho de que tal vez tengamos que esperar años para volver a vernos en persona.
Ahora que lo escuchaba de su boca, sonaba mil veces peor que en mi cabeza.
Respira profundo, Blythe. No hay por qué alarmarse.
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Colors[2] | Shirbert.
RomanceSegunda parte de la bilogía "Letters". Anne y Gilbert deberán enfrentarse a una relación a distancia cuando el joven Blythe se muda a Toronto a estudiar medicina. Al darse cuenta que su novio es el único que le ha dado escritos románticos, la joven...