Capitulo 6

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~Editado~

—Este no me gusta— comenta a April y tengo deseos de matarla.

Llevamos dos horas escogiendo la ropa que me pondré, porque a ella nada le gusta.

—Mira —me señala un vestido—, este te va a quedar genial.

—Pero es un poco corto—refunfuño.

Es un vestido que me debe quedar por la mitad de los muslos, ceñido al cuerpo, y de color negro, con tirantes finos.
Esta bonito, lo que un poco corto para mi gusto.

—Da igual, este es el que te pondrás y no hay discusión —me da la espalda, y comienza a maquillarse.

—Valeeee—digo alargando la vocal.

Estoy consciente que con ella no voy a ganar en esto.

Ya hoy es viernes, así que estamos en su casa, preparándonos para la esperada fiesta.

No tengo ninguno deseos de ir, pero un trato, es un trato.

Después de una hora ya estamos listas para irnos.

April me convenció para maquillarme un poco, todo lo más natural posible.

Y ahora estamos al frente de la mansión en donde se dará la fiesta.

La entrada está repleta de gente borracha, parejas calientes en cada esquina, personas gritando, es una gran locura, y cuando entramos es peor.

La casa está abarrotada de personas, no hay espacio libre para caminar, algunos bailan, beben, otros fuman, y otros metiéndose manos.

Es un caos total.

Mi amiga me toma de la mano y me lleva hasta un lugar menos concurrido y comienza a bailar.

Ella sí que no pierde el tiempo.

—Viste, te lo dije, esto está a reventar —grita por encima de la música que de milagro me gusta.

—Sí—grito y anuncio que iré por algo de tomar.

Llego a la cocina y tomo dos vasos desechables, que al parecer tiene cervezas y llego de nuevo hacia mi amiga.

Está demás decir que pasé un gran trabajo atravesando a todas las personas.

—Toma—le doy el vaso.

—¡Gracias! y a hora a moverse—me toma del brazo, y empiezo a bailar.

Ya llevamos casi dos horas bailando, y es cuando me empiezo a sentir incómoda porque alguien pone sus brazos en mi cintura.

—¡Heyy, quita las manos!—grito por encima de la música, y trato de zafarme de él.

—Estúpido—vociferé, pero sigue moviendo sus manos en mi cuerpo y bailando.

Entonces de pronto llegan recuerdos que he ido enterrando en lo más hondo de mi cabeza; recuerdos muy dolorosos.

—No por favor, suéltame—ruego sollozando al señor que me está tocando.

—No te preocupes chiquita, todo va a estar bien—me susurra en el oído y deja besos por mi cuello.

—No, por favor, pare—le pido, pero no me hace caso.

—Vamos a disfrutar—anuncia y yo lloro, mientras que sus manos no se detienen.

Entonces vuelvo a realidad, y ya no siento los brazos en mi cuerpo.

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora