Capítulo 22

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Después del día de ayer, volver a la normalidad fue un poco difícil.

Ayer fue un día increíble, que estará guardado en mi memoria por siempre. No sabía que, con Joshua, podía desaparecer todo el mundo, y solo ser nosotros por un día.

Lástima que hay que volver a la realidad.

Me encuentro caminando hacia la tercera clase, junto con April, que no para de hacerme preguntas sobre el día de ayer.
Yo respondo algunos y esquivo otras, que no tengo ni idea como responderlas, como:

—¿Que sientes por Joshua?

No pude responderla, o sea, yo sé que él me gusta. Mucho. Pero creo que me estoy enamorando, y tengo la absurda idea, de que, si digo eso, se va a volver real, y me aterra la idea de estar enamorada, siento que eso es una debilidad, y no lo quiero.

—No lo sé—respondí, aunque creo que ella sospechó algo de lo que pasaba por mi cabeza en ese momento. Nos hemos ido conociendo tanto, que a veces terminamos las frases de la otra.

Después de ver que no estaba muy comunicativa, aunque siempre estoy así, se quedó en silencio, y entramos a la clase de Física.

La clase fue un suplicio, y agradecí cuando se terminó.

Y así fueron pasando las horas entre clases, y más clases.

Nunca apareció Joshua, y aunque trate de evitar pensar en él es imposible.

Me preocupó que no apareciera, así que me encuentro delante de la oficina del director.

Y sin pensarlo mucho, doy tres toques a la puerta, y espero, hasta que me abre el señor Rusell, quien como siempre, me sigue intimidando, es bastante alto, y su seriedad, asusta un poco.

—Hola…Alex ¿cierto?

Me extraña que se hay acordado de mi nombre, pero no le doy mucha importancia.

—Sí, soy yo.

Me pide que pase, y yo obedezco.

Nos sentamos, y me permito un tiempo, para dejar de estar nerviosa.

Este hombre intimida.

—Y dime ¿Cuál es la causa de tu visita?—cuestiona, colocando los codos encima de la mesa, y mirándome fijamente.

—Eh… quería saber, si Joshua estaba bien—respondo, y esboza una pequeña sonrisa, que desparece rápidamente.

—Oh, estas preocupada por Joshua—afirma, y aunque lo quiero negar en un principio, me doy cuenta que es algo tonto, porque si lo estoy.

Asiento, y el habla.

—Hoy no tengo idea de por qué no está aquí, pero no tienes que preocuparte, él falta muchas veces.

—¿Y ha hablado con el hoy?

Él niega con la cabeza, y se acomoda mejor en el asiento.

—Pero si quieres, pásate por su casa, si eso te dejamás tranquila…

—Okey, gracias—digo, y me levanto.

Todo esto fue por gusto, Joshua y sus ausencias me vuelven loca.

El tío de Joshua me sonríe, literalmente, me da una gran sonrisa, y me sorprendo un poco.

—Me gusta que tenga alguien como tú, preocupándose por él. La ha pasado bastante mal, se merece algo bueno.

Y tengo ganas de llorar, quisiera contradecirlo, porque él no sabe que no soy buena para Joshua, no sabe lo sucia que estoy, y lo rota que me siento.

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