Serendipia

Capítulo 12

~Editado~
 

  Todos necesitamos hablar .
No importa la magnitud

de los problemas ,
Si estos te afectan .

                                    CreativeToTheCore

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No me encontré con Joshua en todo el día, no vino al instituto, porque si no me hubiera topado con él, o sea, era mi compañero de asiento en las clases. A demás, de que, tuve que limpiar algunas aulas yo sola, porque el idiota no apareció nunca.

Ya me las pagará.

El día transcurrió normal, agradecía un poco que no estuviera presente, ya que a pesar de que no me molestaba tanto ahora, no quería pensar en el beso que compartimos, y si él hubiera estado no habría dejado de pensar en eso.

Aunque debo admitir que lo rememoré un poco; pero solo un poco ¿vale?

Es que todavía no descubría porque yo había hecho eso.

Me dije a mi misma, que estaba afectada por lo que había pasado anteriormente, y que solo fue un impulso sin importancia.

Y me lo repetí millones de veces, y ojalá me lo hubiera creído.

Cuando llegué a casa en la tarde, a la primera que me encontré fue a Yanet, que hizo una mueca de desagrado, nada más notar mi presencia, y yo hubiera querido hacer lo mismo, si mi padre no hubiera aparecido en esos momentos.

Los saludé con una sonrisa bien forzada, y entre a mi habitación. No soportaba compartir aire con ellos, aunque a mi padre podía tolerarlo.

Hice algunos deberes, y comencé a leerme el libro prestado por April, quien, por cierto, me comentó toda su cita con Kevin.

Lo lindo que fue, la tensión que se sentía entre ellos, y que, por suerte, siempre tuvieron temas de conversación entre ellos.

Al parecer Kevin, es igual de hablador que ella.

Me alegre mucho por ella, en serio. April es alguien que reparte alegría a todo el que este con ella, y se merece todo lo que da.

Como yo no era una lectora asidua, nada más pude leer un máximo de treinta páginas en una hora y media. Imagino, que quien se mantiene constantemente leyendo, pueda leer mucho más rápido.

En fin, cuando llegó la hora de comer, fui hasta la cocina, me serví en un plato la comida, y regresé a la habitación.

Gracias a Dios, a mi papa le gustaba la cocina, y él era quien, hacia la comida, porque si no, posiblemente me tocara a mí.

No quería ver a Yanet, cada vez se me hacía más difícil la convivencia con ella y mi padre no se daba cuenta de nada,me estaba hartando de la situación.

Él pensaba que yo era una chiquilla inmadura que no le caía bien su madrastra, y es verdad, ella no me agradaba; seamos sinceros, la odiaba con todas mis fuerzas, pero tenía mis razones.

No era por ser inmadura, ni nada de lo que él creía.

Cuando me senté a devorar mi comida, pensé en mi hermano, y como lo extrañaba. Él era mi mejor amigo desde pequeños, y a pesar de las típicas bromas y peleas de hermanos, lo amaba con toda mi alma, y siempre habíamos tenido esa confianza, que en algunos faltaba.