Serendipia

Capítulo 16

~Editado~

"Voy a disfrutar de un día soleado,
La tormenta está de vacaciones."

Extrapoint.

He pasado unos días grandiosos junto a mi hermano; la persona más importante en mi vida.

Rhett es una de mis personas favoritas y si pudiera, nunca me separaría, porque a pesar de sus chistes malos y que habla mucho—me he dado cuenta que tres de las personas que están a mi alrededor no pueden dejar de hablar por mucho tiempo— lo amo y me contagia su alegría, además de hacerme sentir a salvo.

Hemos hablado mucho, salimos a comer y vimos películas. Han sido los mejores días, a pesar de haber tenido clases, y por eso tuvimos que esperar hasta la tarde para estar juntos.

Hoy por fin es sábado, y por primera vez me alegro de que lo sea. Yanet no se va arriesgar a hacer nada con mi hermano presente; él no es tan tonto como papá.

Así que aquí estamos, en mi habitación, viendo la primera parte de "El conjuro". Rhett está que se muere y yo muerta de la risa.

¿Cómo le va a tener miedo a cosas que no existen? A quien hay que tenerle miedo es a las personas; ellas sí pueden ser crueles, y hacer todo el daño que quieran.

En fin, mi hermano le tiene terror a todo eso, por lo que yo le convencí de verla, y no me arrepiento para nada.

Siento el ruido de mi móvil y me acerco a la mesita de noche para coger la llamada. Es April.

—Holaaaa—Saluda con su voz cantarina.

—Holaaaa—No puedo evitar saludarla con la misma emoción; estoy feliz.

—Ehh…¿quién es y qué pasó con mi amiga?—dice extrañada, y no es para menos.

—No seas boba, soy yo. Estoy con mi hermano—explico.

—Ahhh…entonces por eso estás feliz—dice—. Me da un poco de envidia, yo no logro eso.

Y ahora me siento mal por ella. No es cierto para nada lo que dice.

—Aunque no lo creas, tú me ayudas mucho. Y acuérdate de que eres la única amiga que tengo, eso debe hacerte especial para mí, ¿no?

—Verdad, soy tonta: yo soy lo mejor del mundo.

Lo único que hago es reír.

—Ahora eso no te hace tan especial, pequeña engreída—bromeo.

—Me alegra verte de tan buen humor—comenta —. Bueno para lo que te llamaba…—titubea un poco.

No puede ser nada bueno. Inmediatamente mi sonrisa desaparece.

—¿Qué pasa? —pregunto preocupada

—No es nada malo—recalca ella, y dejo salir un suspiro que ahora me doy cuenta, tenía retenido.

—Entonces…—insisto.

—Era para ver si podías salir conmigo hoy.

—¿A dónde?