Prólogo

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El aire provocaba que mi cabello se meciera suavemente, se sentía bien estar en este lugar; nuestro lugar.

Miré a Joshua, que en ese momento también me observaba

―Sabes, si me hubieran dicho cuando nos conocimos, que íbamos a estar tan felices juntos, creo que los habría golpeado.

El esbozó esa sonrisa que siempre me hacía babear; era increíble.

―Literalmente lo hubiera mandado a la mierda―informa, y nos reímos.

Este momento se sentía tan bien, sentados aquí, bajos las estrellas, sin nadie alrededor, solo nosotros viviendo, y sintiendo mucho.

Estábamos sentados en la hierba, yo entre sus piernas, y sus manos rodeando mi cintura.

Me encantaba estar así, siempre me hacía sentir protegida entre sus brazos, como si nada, ni nadie pudiera hacerme daño.

―Te amo estrellita―susurró en mi oído, y me dio un beso en ese punto sensible del cuello.

―También te amo Joshua—susurré al igual que él, sintiéndome la chica más feliz del mundo.

Y le di las gracias al cielo el haberlo conocido, y que a pesar de que ninguno de los dos lo buscó: el amor nos encontró.

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