Serendipia

Capítulo 13

~Editado~

L

legué a la conclusión, de que me gusta el idiota, y me aterra demasiado. No quiero sentir nada por nadie, o sea, saber que alguien tiene tu corazón y te lo puedo romper en cualquier momento no es muy lindo.

Y en mi caso, no confío mucho en las personas, y si le entrego los trocitos pequeños que quedan de mi corazón y ¿él no siente lo mismo, o me hace daño?

No, definitivamente no deseo eso.

Además, que, ni aunque quisiera, aunque fuera correspondido, y no me fuera a hacer ningún daño, no funcionaría; porque mis problemas afectarían todo, y no quisiera mentir más de lo que lo hago. Así q mejor fingiré que no me gusta, y me mentiré a mí misma hasta creérmelo.

Aparto la vista de Joshua y me recuesto en la cama.

Al segundo siento el cuerpo de Joshua al lado mío, y su respiración haciéndome cosquillas en el cuello.

—Sé que no hablaremos de lo que ha pasado, pero por hoy solamente ¿Puedo abrazarte?

Asiento, y es que, si se siente mejor así, no se lo puedo negar, el necesita saber que no está solo.

Atención: No lo hago porque me guste; solo estoy tratando de ser una buena amiga.

Junta más su cuerpo al mío y pasa un brazo por mi cintura.

—Gracias por quedarte.

—No tienes que darlas—susurro y le doy un apretón en brazo que está encima de mi cuerpo.

Él me da un beso en el cuello.

—Buenas noches estrella—susurra, y a pesar de quedarme un poco perdida por el apodo, no pregunto nada.

—Buenas noches Joshua.

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—¿Que pasó ayer? —cuestiona mi amiga, nada más llegar junto a ella.

—Fui a casa de Joshua—informo.

Me mira sorprendida

—¡¿Qué?! —grita y le hago una seña para que baje la voz.

—Señoritas del fondo—nos llama el profesor—. Nos pueden contar, el tema tan interesante del que hablan.

Estamos en clase de Matemáticas.

—Eh... no es interesante para nada—responde April, y quiero reírme por su respuesta, pero es mejor no hacerlo.

—Yo también quiero sorprenderme como lo hizo usted —explica el profesor, y de verdad que tengo que enseñar a April a disimular mejor cuando conversamos en clases. Porque si cada vez que le informe algo, va a gritar, me va a dejar sorda; o en este caso, el profesor nos va dejar fuera de la clase.

Y si se da cuenta que estoy sentada en un puesto que no es mío; adiós Alex.

—Lo sentimos —murmuro.

No me gusta ser el centro de atención;y toda la clase; literalmente, nos está mirando.

—Si no les agrada la clase, se pueden ir—informa.

Y ojalá yo fuera tan osada para irme;porque no me interesa para nada la clase.

—Bueno, si no se van a ir,se callan y me atienden—exige—. Y si las vuelvo a ver hablando en mi clase, no entran más ¿Entendido?

—Si —susurramos al unísono.

Y el profesor continúa con la clase.

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