0: Prólogo

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❝Porque si (no) sabes controlarlo el tacto puede llegar a ser el sentido más peligroso

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Porque si (no) sabes controlarlo el tacto puede llegar a ser el sentido más peligroso.❞

Al mirarla la sonrisa de la rubia había desaparecido. No parecía la misma chica que había conocido, pero lo era. Su cabello rubio revoltoso cayendo por su espalda, sus ojos escarlata y su lunar debajo del labio que era demasiado tentador para estar en un sitio como ese.

—¿Por qué me miras así?

Su voz sonaba provocadora, como si estuviera esperando a que la contraria hiciera algo. Lo cierto es que la pelimorada quería hacerlo, pero no sé veía con la confianza suficiente. Al pasar los meses Kyouka supo que Nova en algunas ocasiones era demasiado impulsiva.

—¿Cómo?

La pelimorada intentó sonar lo más calmada que pudo, pero era prácticamente imposible. La seriedad repentina de la contraria no ayudaba en absoluto.

—Como sí te diera miedo estar conmigo—su mirada cada vez era más intensa—Como sí te diera miedo tocarme.

Sus ojos color rubí la miraron de nuevo esperando una respuesta. No le daba miedo, o tal vez sí se lo daba. No quería que viera más allá de sus recuerdos, no quería verse expuesta como un libro abierto de nuevo.

—No me da miedo estar contigo, Nova. Lo sabes perfectamente—confesó—Solo estoy algo nerviosa.

—Me he apresurado—la rubia la interrumpió suavizando su expresión. Aquella sonrisa común en ella volvió a dibujarse en su rostro—Lo siento.

A pesar de sus palabras no se movió ni un milímetro de su posición. Los brazos de la más alta la tenían acorralada contra la pared y su rostro estaba extremadamente cerca. Casi podía oír el latido de su corazón.

—No es eso—susurró desviando la mirada. Mantener contacto visual con sus ojos escarlata la ponía aún más en apuro.

—Mírame.

Su voz fue algo autoritaria en ese momento y sus ojos se desviaron automáticamente a los suyos. La rubia le dedicó una sonrisa calmada y estiró sus delgadas manos descubiertas. La pelimorada las observó con cuidado. Era extraño verlas sin aquel par de guantes negros que siempre llevaba puestos por su singularidad.

—Tócame sin miedo. Sabes que no voy a hacerte nada. Sabes que puedes confiar en mí—su voz era suave como una corriente de aire fresco en pleno verano.

La de ojos oscuros tragó saliva y colocó sus manos sobre las de la contraria. La más alta aprovechó para entrelazar sus dedos y la pelimorada la miró con un gran sonrojo en sus mejillas. Sabía que podía confiar en ella.

—¿Qué sientes?—preguntó Kyouka observándola.

La rubia asintió, apretó más sus manos y cerró los ojos durante unos segundos.

—Siento que quieres un abrazo—susurró con sinceridad—Un abrazo de esos largos, en los que solo apoyas tu cabeza en el hombro de alguien y cierras los ojos con fuerzas—la pelimorada entreabrió los labios con sorpresa—No te gusta llorar, pero eso no te hace débil. Deberías llorar, no es bueno contener emociones.

La de ojos escarlata notó como las manos de la contraria temblaban.

—Las emociones y los sentimientos son como fuegos artificiales. Estos siempre acaban explotando—sonrió levemente—Así que es mejor soltar todo aquello que sientes antes de que sea demasiado tarde.

Sin decir ni una palabra más Kyouka la rodeó con sus brazos. Sí que necesitaba un abrazo. Necesitaba un abrazo de la única persona que sabía cómo se sentía sin tener que usar las palabras.

Sin embargo, la pelimorada no sabía lo peligroso que podía llegar a ser el tacto.

Sin embargo, la pelimorada no sabía lo peligroso que podía llegar a ser el tacto

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¡Hola! Bienvenidos a esta nueva historia. Espero de corazón que os guste y como siempre agradezco de corazón saber vuestra opinión, sobre todo en este tipo de historias ¡Muchas gracias!

Tacto | Kyouka Jirou x OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora