12

4 1 0
                                    


Cerré la puerta detrás de mí, tratando de asimilar lo que acaba de suceder.

Marie es mi abuela.

Y es algo obvio si ahora lo piensas, compartimos el mismo nombre y ahora que recuerdo, la pintura de la sala de espera, esa chica tiene cierto parentesco a mí, justo como la chica de la fotografía de Marie.

Ella realmente es mi familia...

Caminé hacia la recepción y me senté en la silla, recordando lo sucedido hace unos momentos.

-

Tus padres, Jamie y Samantha. – comenzó a hablar con algo de nostalgia en su mirada. – Te trajeron de pequeña, solo pude verte por las rendijas del portón. – hizo una pausa y prosiguió. – Luego te volvieron a traer cuando estabas más grande. – me agaché a su altura y acarició mi mejilla. – Y traían un bebé en manos, traían a Dylan. – sentí las lágrimas caer por mi mejilla. – Yo me emocioné porque mis nietos estaban bien... pero, luego de eso no volvieron a venir, lo que no comprendía ya que ellos amaban verme y traerme a mis nietos, pero supongo que comenzaste a crecer y no querían que me vieras de esta manera, pero lo peor fue cuando me enteré de que ellos murieron... yo quería tu custodia, pero estaba encerrada aquí, así que supe que tu tía se quedó con ustedes, hasta que fuiste mayor y te lo llevaste de ahí...

—Mi tío nos trataba mal y trataba peor a nuestra tía. – dije, sollozando.

—Jamás pude salir de aquí... si tan solo no hubiera bajado al sótano aquel día... todo hubiera sido diferente.

Al decir eso, tan solo pude quedarme en shock, no podía creer lo que dijo.

Realmente no pude procesar sus palabras.

Tu...

—Yo era esa adolescente que vio los cuerpos, que vio todo, por lo que me quedé traumada, pero por suerte, no le hizo daño al bebé.

—A mamá...

—Después de tener a tu mamá, duré dos años con ella, hasta que me encerraron aquí. – sonrió un poco. – Ahora lo único que me importa eres tú y Dylan...

—Te quiero, abuela...

Ella sonrió y me abrazó mientras las lágrimas recorren mis mejillas.

También te quiero, mi niña. – acarició mi cabello. – Todo ahora será diferente y tu deberás cuidar mucho más a Dylan...

—Te sacaré de aquí, abuela... tú estás sana y... – me interrumpió.

—No se puede cariño. – se separó y negó con la cabeza. – Este ahora es mi hogar y lo protegí durante 66 años, ahora es tu turno... pero no debe pasarte lo mismo que a mí. – tomó mi mano. – No dejes que el doctor y su abominación te hagan daño.

—Pero... el doctor está muerto. – me sequé las lágrimas.

—Todo puede pasar aquí. – acarició mi mejilla. – Nunca olvides que te quiero, hija, y jamás me olvides.

—¿Por qué siento que suena como una despedida? – murmuré, mirándola.

—Adiós cariño, debo descansar... – sonrió un poco, por lo que me levanté y le di un beso en la frente.

—Adiós, abuela...

-

Un ruido me sacó de mis pensamientos, por lo que volteé inmediatamente, pero tan solo se trata de Akira, lo que me hizo suspirar de alivio.

[COMPLETA] ✓ECHO - Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora