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La criatura se encuentra frente a nosotras, con sus dientes cubiertos de sangre y con unos agujeros en donde deberían ir sus ojos, con unas cicatrices debajo de ellos, como si se hubiese arrancado con fuerza los ojos.

Esa criatura ladeó su rostro mientras seguía agachada en el suelo, como si tratara de buscarnos.

Mi respiración comenzaba a agitarse tanto que no sabía realmente que hacer.

Pero no quise moverme, porque a lo que veo, la criatura no nos ve por la falta de ojos.

Pero al parecer, Akira no piensa igual que yo, ya que, inmediatamente, gritó y salió corriendo, haciendo que la criatura salga detrás de ella.

Al alejarse solté el aire y corrí detrás de ellos, llegando al pasillo del ascensor y viendo como ella logró bajar, dejándome con la criatura, la cual volteó hacia mi dirección y se acercó, lentamente.

Hizo un ruido tan extraño, como si se quejara, lo que es más factible ya que al parecer, se encuentra un poco dañado.

La criatura acercó sus manos a su pecho y no dudó en comenzar a rasgarlo, abriendo este mientras gritaba tan agudamente.

Yo retrocedí lentamente, directo hacia las escaleras de emergencias, las cuales no quedaban lejos, por lo que abrí la puerta sin hacer el mínimo ruido, pero fallé, ya que está rechinó, haciendo que la criatura volteé de prisa, gritando hacia donde me encuentro.

Inmediatamente bajé corriendo las escaleras, sin detenerme en ningún momento hasta por fin, llegar al primer piso y cerrar la puerta a mis espaldas.

Cerré mis ojos al estar segura, o al menos eso pensaba, ya que todo se encuentra con normalidad, a excepción de la desaparición de Akira, la cual debió irse a su casa, lo que es más seguro.

Me tiré al suelo y traté de regular mi respiración, pero sinceramente, me encuentro tan asustada.

Una mano se posó en mi hombro, lo que me hizo abrir mis ojos asustada, esperando algún ataque, pero en cambio, se encuentra Akira frente a mí, con normalidad en su rostro, como si nada hubiese sucedido.

—¿Autumn? – dijo ella, confusa

—¿Qué...?

—¿Por qué no te has ido? – se agachó a mi altura y tocó mi frente. – Dios... tienes fiebre. – me miró, sorprendida y me tendió una botella con agua.

—Pero...

—Toma agua. – dijo y yo tomé la botella.

—Lo que sucedió hace un momento...

—No entiendo. – dijo ella, frunciendo el seño.

—¿Tu... no recuerdas? – tragué saliva, nerviosa.

—Deberías ir a casa a descansar. – sonríe de lado. – Ven, terminé mis rondas, así que te llevo a casa.

—Pero...

—Vamos. – me ayudó a ponerme de pie y me llevó hacia la salida.

Akira me ayudó a subir a su auto y ambas nos fuimos del manicomio, ella tan tranquila y yo tan confundida por lo que acaba de suceder.

Realmente no entiendo nada.

Hace un momento estuvimos tan cerca de la muerte por esa extraña criatura y ahora, ella parece no recordar nada de lo que sucedió, a menos que... no haya sucedido nada y me esté volviendo loca...

Al llegar al departamento entré e inmediatamente me dirigí a la cama, debía dormir.

Lo necesitaba.

[COMPLETA] ✓ECHO - Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora