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"El manicomio Echo resguarda los ecos, ocultándolos en lo más profundo y oscuro, sin salida alguna"


Intento levantarme, pero los doctores me lo impiden y sus agarres son demasiado fuertes, por lo que es imposible.

Pero no puedo entrar en otro bucle, no de nuevo.

Uno de los doctores tomó mi muñeca y en cuestión de segundos un frío metal me cubrió esta, lo que me hizo girar mi cabeza y ver cómo me encuentro esposada a la cama.

—¿Qué...?

La puerta se abrió y entró un oficial de policía, junto con dos señoras, una desconocida y la otra, que conozco perfectamente.

Rose.

La encargada del manicomio echo.

La misma que me contrató y la misma que sé que tiene las respuestas ante todo lo que me está sucediendo.

—Debes tranquilizarte, Autumn. – dijo la señora desconocida.

—¿Cómo me conoces? – la miré, asustada.

—Déjenos solos. – dijo la señora, mirando a los doctores, los cuales asintieron y salieron de la habitación, sin chistar. – Bien, dime como te encuentras.

—¿Cómo cree? – dije, con algo de ironía. – Me tienen esposada a la camilla, lo que no comprendo porque sigo mal por el accidente.

—Debes tranquilizarte. – dijo ella, acercándose un poco. – Mira, mi nombre es Camille y seré tu abogada.

—Mi... ¿Mi abogada? – parpadeé varias veces, sin comprender lo que sucede.

—Has recibido una demanda por los cargos sucedidos en el manicomio Echo.

—¿Qué...?

—Autumn, solo necesitamos que recuerdes algunas cosas para poder ayudarte. – sonríe de lado, en modo de apoyo.

—Pero... no entiendo...

—Tu tranquila, haré todo lo posible por que salgas ilesa de esto. – acerca su mano a mi cabello y retira un mechón de mi rostro. – Eres muy joven y sabemos que te has graduado de psicología, por lo que es entendible que las cosas estén en tu contra. – suspira y saca una libreta de su bolso, unos lentes que se pone y un plumón. – Así que dime... ¿Dónde estabas la noche anterior a tu graduación?

—Yo...

—Trata de cooperar. – me mira. – Recuerda que intentamos ayudarte.

—¿Qué hace ella aquí? – miré a Rose.

—En caso de que te consideren culpable, ella podrá ayudarte.

—¿Qué?

—Verás. – suspira y se quita sus lentes. – Ella puede confirmar que trabajas en el manicomio Echo. Todos saben que ese lugar es terrorífico, sobre todo por los rumores sobre las desapariciones y los suicidios. He investigado algunos en caso de que quieran meterte a prisión, porque tras los cargos, podrías estar de por vida dentro, pero si muestro pruebas de que la gente se vuelve loca apenas entrar al manicomio, podrán dejarte en libertad condicional.

—¿Libertad condicional?

—Estando en el manicomio por algunos meses.

—¿Meses?

—Se pasarían rápido y al terminar esa condición, podrías ser libre y continuar tu vida...

—Pero...

[COMPLETA] ✓ECHO - Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora