21

2 0 0
                                    


Abrí mis ojos y miré a Camille.

—Si le digo no me creerá. – trago saliva.

—Dime...

—Los rumores son ciertos. – suspiré y miré mis manos. – Existe una criatura que se alimenta de almas puras, que no tienen ninguna maldad dentro de ellas. – la miro. – Esa criatura me busca desde hace años, desde que tuve el accidente con mis padres.

—Leí tu expediente y me enteré de eso, de la muerte de ellos. – se pone sus lentes y apunta algo en su libreta.

—Desde ese momento, la criatura me marcó, desde esa noche. – cierro mis ojos. – Nadie sabe lo que sucedió en la fiesta... claramente era joven y sufría por amor... pero esa misma noche vi algo a lo lejos, unos ojos rojos al fondo del bosque, pero no le tomé importancia, más que nada porque mis compañeros de ese entonces eran unos idiotas, bromeaban de todo. – mordí mi labio y la miré. – Cuando estuve lejos había escuchado como me llamaban por mi segundo nombre, Marie...

—Como la anciana del manicomio...

—Ella era mi abuela. – sentí una lagrima recorrer mi mejilla. – Me lo confesó ahí... ella... ella fue la que descubrió al doctor que hizo todas esas atrocidades antes de que el manicomio se convirtiera en tal.

—La historia de hace años...

—Exacto... por ello la metieron al manicomio, pero ella también fue marcada, desde que vio todo lo que hacían ahí... así que la criatura la asesinó...

—¿Tu estuviste ahí? – pregunta ella y yo asiento.

—Estuve dormida en mi casa, pero de la nada había aparecido en el manicomio, pero este se tornó diferente, las paredes comenzaban a cambiar y... la forma en que la mató, fue horrible. – tragué saliva, con tan solo recordar su muerte. – Esa criatura vendrá por mí y si me meten al manicomio, prácticamente me estarán matando ustedes, al dejarme ahí, con él...

Tras esa charla, ellos se fueron, dejándome esposada en la cama, por si quisiera hacerme algún tipo de daño, lo que dudo, porque quien realmente quiere dañarme es la criatura.

Cerré mis ojos, esperando que alguien viniese por mí, pero en estos momentos, lo dudo tanto.

Sé que querrán encerrarme.

No sé cuándo me lleven a la corte, pero espero y sea pronto, para poder terminar con todo esto.

-

La puerta se abrió y mi hermano entró corriendo para poder abrazarme con fuerza, sé que le afecta esta situación.

No puedo dejarle solo, pero ahora mismo no tengo opción.

Mi destino es este, desde hace años que mi vida está marcada y mi muerte igual.

Tomé el rostro de mi hermano y lo incité a mirarme.

—Sé fuerte, Dyl. – acaricié su mejilla. – Quedarás en manos de Lea, sé que ella hará lo posible por tenerte a su lado, no permitirá que te dejen con nuestros tíos.

—Te necesito, Autumn...

—Lo sé, Dyl. – lo acerco a mí y lo abrazo fuertemente. – Yo igual te necesito, pero si todo sale bien... en algunos meses volveremos a estar juntos.

—¿Lo prometes? – preguntó Dylan y sentí mi corazón destrozarse, pero no puedo hacerle sufrir.

—Lo prometo, Dylan...

Camille entró por la puerta y le pidió a un oficial que me quitara las esposas de mi muñeca, a lo que no chistó y me soltó.

Me separé de Dylan y con mi otra mano toqué mi muñeca, las esposas son realmente molestas.

—Debemos hablar. – dijo Camille y yo asentí.

—Ve con Lea, Dyl. – miré a mi hermano y noté como se encontraba llorando, lo que me partió el alma.

Hace horas, cuando Camille, Rose y el oficial se fueron, un doctor había llegado, para avisarme que mi mejor amiga se encontraba bien, solo con unos rasguños, pero nada grave.

Nada fuera de lo normal.

Él no chistó y se fue de la habitación, no sin antes darme una última mirada, para luego desaparecer por la puerta.

Miré a Camille y ella se sentó junto a mí, mientras sacaba de su bolso algunas prendas.

—Me tomé la libertad de conseguir algo de ropa para ti. – me sonríe de lado. – El juicio comenzará en algunas horas...

—Está bien...

—Ve a tomar una ducha y al salir te esperaré aquí, para irnos. – yo asentí y ella se puso de pie. – Te estaré esperando.

Me puse de pie con algo de dolor y tomé unas prendas, para entrar al baño y tomar una ducha.

Sentí el agua caliente caer por mi cuerpo, lo que me comenzó a relajar.

Cerré mis ojos y solté un suspiro mientras dejaba que el agua me recorriese por completo, limpiando toda suciedad que se encontrase.

Las luces comenzaron a parpadear, lo que me hizo alzar la mirada y de pronto, todo quedó en completa oscuridad.

Tragué saliva e intenté cerrar la llave del agua, pero esta no funcionaba, por lo que traté de mirarla, notando como se encuentra oxidada.

Con la poca visión que tenía, gracias a la pequeña ventana que se encuentra a mi costado, pude ver algo rojizo recorrer mi cuerpo, proveniente de la regadera.

Miré hacia abajo, notando como me encuentro en una tina de baño algo vieja, pero que poco a poco se va llenando de lo que parece ser agua, pero más espesa.

Intenté salir, pero algo me tomó del tobillo, haciéndome caer.

Por lo que me quedé sentada, escuchando tan solo mi respiración, ya que la regadera había dejado de funcionar.

Frente a mí pude ver una pequeña burbuja en aquella agua rojiza, que parecía más ser sangre.

Tragué saliva al momento de escuchar un pequeño ruido detrás de mí, por lo que giré mi rostro poco a poco, notando unas enormes garras que se posicionan en mi hombro.

Cerré mis ojos al mismo tiempo que la criatura me sumergió en la sangre, haciéndome sentir que mi muerte llegaría más rápido de lo que pensaba.

***

[COMPLETA] ✓ECHO - Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora