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En medio del beso húmedo y caliente comenzó a realizar un vaivén con sus caderas encima de mí, yo por mi parte amasaba su trasero con gusto, mis manos lo cubrían muy bien, en cambio, sus manos jugueteaban con mi cabello.

Me separé del beso y posé 3 de mis dedos delante de su boca dándole una orden indirecta para que comenzara a chupar, lo cual hizo, mirándome directo a los ojos con un leve color carmín en sus mejillas y un ligero hilo de saliva brotando de la comisura de sus labios. Jadeé excitado al ver tal escena frente a mí.

Sin poder soportarlo más tiempo, metí mi mano dentro de sus shorts deportivos permitiéndome sentir su suave y caliente piel, escabullí uno de mis dedos masajeando su entrada para luego meter lentamente uno de ellos, al mismo tiempo besaba y mordía la piel de su cuello para poder distraerlo del posible dolor. Me sorprendió bastante que haya aceptado mi dedo rápidamente.

-¿Has estado jugando tú solo? -solté en un tono burlón, mi aliento chocando muy cerca de su oído. No respondió, reí suave y ronco.

Metí un segundo dedo y comencé a moverlos lento, tenía su cabeza escondida en el espacio de mi cuello, su respiración era irregular y en ocasiones soltaba pequeños jadeos. Al sentir que dio un empujoncito hacía mis dedos metí un tercero, soltó un exquisito gruñido que me hizo sentir un tirón a lo largo de mi miembro. Con movimientos más constantes y profundos arremetía contra su entrada tratando de encontrar su próstata, supe que la había encontrado cuando Louis echó la cabeza hacia atrás, mostrando libremente su cuelo y dando un grito muy agudo.

-¿Qué diablos fue eso? -me miró a los ojos, su expresión mostraba extrañeza. Yo en cambio volví a tocar ese punto que lo hizo volver a gritar de forma aguda -. Mierda, Harry, te necesito dentro ahora.

Saqué mis dedos al oír su voz con la necesidad casi palpable, se levantó de mi regazo y comenzamos a desvestirnos por completo, ambos nos dábamos discretas miradas de las que estábamos conscientes, sin embargo, no cambiaba el hecho de que estábamos nerviosos y apenados, no podíamos vernos sin que un rubor apareciera en nuestros rostros. Y me encantaba, porque se podía notar lo inexperto que Louis era y lo tonto que me volvía cuando estaba con él, la atracción mutua, el sentimiento que ambos nos teníamos era notorio y dulce.

Al estar completamente desnudos volvió a su posición anterior y tomó mi miembro con sus cálidas manos, masajeándolo un poco antes de hacer presión en su entrada. Su cavidad me recibía caliente y lenta, ya que por la expresión de Louis se podía notar que sentía incomodidad por la intromisión. Tomé sus mejillas suavemente y acerqué su rostro al mío una vez tomo mi pene estuvo dentro, repartiendo suaves y lentos besos en toda su cara, tratando de distraer el dolor e incomodidad que pudiera sentir. Finalmente llegué a sus labios, donde compartimos un húmedo beso, lento y pasional.

Mordí su labio inferior soltando un gruñido cuando sentí que dio el primer salto, logrando que mi miembro saliera y entrara, luego de eso, bajé a su cuello, comenzando a lamer y morder mientras sus movimientos se hacían más constantes y con mayor ritmo.

En esa posición sentía que él tenía el control, cosa que se notaba que amaba, sabía que era de su agrado ser quien controlaba la situación y yo quería más que nada, que él se sintiera cómodo, mi prioridad era que disfrutara de este momento. Cosa que estaba logrando.

Sus pequeños y casi inaudibles gemidos llegaban hasta mis oídos e iban hasta mi pene, sus uñas ocasionalmente daban pequeños apretones a mi espalda, seguramente habría marcas y sus caderas se movían junto a las mías haciendo sincronía, nuestras caderas chocaban cada vez más rápido y haciéndose cada vez más sonoro. Nuevamente soltó un grito aún más alto cuando la punta de mi miembro chocó contra su próstata.

-Vamos, Harry, hazlo de nuevo -su voz temblaba y era inestable, pero aún en estos casos seguía siendo firma, casi como una orden, a la cual no me pude negar.

Tomé sus caderas y las guie junto con las mías en un ritmo más agresivo y rudo, dando una y otra vez en su punto dulce, sus gemidos ahora eran altos y agudos, y su expresión, mierda, podría jurar que era la más erótica que jamás vi en mi vida. Sus ojos estaban casi cerrados, mirándome desde arriba, luchaba por mantenerlos abiertos, con sus cejas juntas frunciendo el ceño y su boca abierta soltando sus deliciosos gemidos que me hacían delirar.

Sin avisar se vino, manchando ambos abdómenes y apretando con su cavidad mi miembro debido a los espasmos de su cuerpo, echó su cabeza hacia atrás arqueando la espalda y soltó un largo y sonoro sonido. Un par de embestidas más y yo también solté mi semilla dentro de él, junto con un gruñido que venía desde mi garganta.

Dejó caer su cabeza en mi hombro mientras ambos tratábamos de controlar nuestra respiración.

BOXING • LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora