Era extraño lo que había pasado con Louis, su cambio en tan pocos meses había sido notado por todos, incluso los que no tenían el valor de entablar una conversación, lo notaban. Nadie sabía el porqué de ese repentino cambio, algunos lo sospechaban, pero temían decirlo en voz alta.
Hace unos años llegó, imponiendo su presencia y marcando ese lugar como suyo, su terrirorio. Nadie pudo acercarse a él los primeros años como entrenador en ese lugar, simplemente asentían con la cabeza para saludarlo y les deseaban suerte en secreto a los que tenían la desdicha de ser sus aprendices.
Después de unos meses todos tenían una opinión neutra hacia él, pues sus métodos funcionaban. Se ganó una reputación que, hasta el día de hoy, se mantenía intacta. Todos lo respetaban, pero no le temían.
Algunos de los primeros en trabajar con Louis pedían un cambio de entrenador, hubo algunos otros que marcharon a su paso, no se rindieron, los cuales, después de mucho esfuerzo, se convirtieron en entrenadores o peleadores retirados con buena reputación.
No sabían que el ojiazul tenía una situación difícil en casa, una situación que lo hacía sentir enojado con él mismo, y, erróneamente, desquitaba ese enojo con sus aprendices, justificando su ira con "métodos", engañando a todos y a él mismo. Su madre estaba enferma, tan enferma que cada día luchaba con ella misma para poder hacer cosas cotidianas, y Louis no podía hacer nada, no podía cuidar de ella como ella lo cuidó cuando era pequeño. Incluso los mejores doctores no la podían curar.
Al ver que sus "métodos" en realidad podían funcionar, se aferró a ellos, sintiéndose lejano cada vez más a lo que significaba ser amable, dulce. Una de las cosas más importantes que amaba de su madre, sintiéndose ajeno a ella y sin poder cambiarlo. Él parecía estar enojado con la vida, por el contrario, su madre parecía amar la vida y se la estaban arrebatando.
Cuando llegó el chico rizado, no habían notado ningún problema o cambio en lo que hacía, lo trataba igual que los anteriores y actuales aprendices. Nadie le tenía lástima a ese chico. Podían ver un gran futuro en él, era bueno y con un entrenador como Louis Tomlinson podían asegurar que llegaría lejos, no solo en el próximo torneo, sino aún más.
Cuando todo parecía ir normal, Louis desapareció, por días. Nadie sabía dónde estaba o dónde podía estar. Sus aprendices fueron puestos con otros entrenadores, los cuales se adaptaron y no siguieron con las dudas. Pero hubo uno, uno en particular que no estaba conforme.
De un día a otro Louis regresó, y parecía ser un Louis desconocido para todos ahí. No era un secreto que el señor Tomlinson tenía un gran atractivo. Pero cuando regresó tuvo algo más, una tierna sonrisa adornaba su rostro, parecía que ya no estaba tenso o molesto, parecía otro.
Louis pudo encontrar de nuevo aquello que se fue antes de que incluso perdiera a su madre y a su hermana, su felicidad y amor por la vida. Motivación. La llegada de Harry lo hizo recordar a sus chicas que ya no estaban con él, él parecía lleno de vida, justo como sus lindas guardianes que lo cuidaban desde otro lugar. Esta vez, Louis se dio cuenta que era una señal, y siendo la tercera vez, decidió recuperar su felicidad.
Aunque algunos pudieron notar algo más. Con aquel rizado era aún más amable. A los demás aprendices los trataba mejor que antes y trataba de no gritarles. Pero con el rizado reía, lo animaba y tocaba más que a los demás.
Todos podían notar el cambio de Louis Tomlinson, nadie podía asegurar que funcionaría en el ring, pero por fin él había decidido ser feliz y Harry lo estaba disfrutando.
Me gustaría añadir un poquito de la historia resumida de Louis, visto desde una tercera persona.
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BOXING • Larry
FanficHarry es el mejor en sus clases de boxeo, en el deporte pudo encontrar la calma que su desastrosa infancia le quitó. Al resaltar de los demás en este deporte, es seleccionado para ir a una institución profesional en California, un enorme paso para c...