Jisoo estaba dando vueltas en la cama intentando conciliar el sueño, no podía apesar de que había tomado pastillas para dormir.
Tomo su teléfono y encendió este para ver la hora. Cuando vio la hora apagó este totalmente frustrada, luego lo dejo en la mesita de noche.
No podía creer que ya eran más de las tres de la madrugada y no podía dormir.
Cerro los ojos nuevamente, pero no obtuvo nada al instante como ella quería. El sueño que era algo que todo el mundo tenía, parecía nulo ante ella.
Después de una hora finalmente el sueño invadió por completo su cuerpo. Pero no durmió mucho pues su alarma sonó, tenía que ir a la escuela.
Abrió los ojos y como de costumbre observo el techo blanco adornado con flores violetas, apenas se podían ver, pero Jisoo los tenía memorizados.
Vivía en un hermosa casa que su familia había heredado de sus abuelos.
Su padre trabaja en una aerolínea, por lo que no siempre pasaba tiempo con ella. Y su madre había muerto en un accidente automovilístico, murió cuando ella apenas tenía tres años.
Por seis años había vivido con su tía, ella era una buena persona que siempre la llenaba de amor. Pero cuando su padre contrajo matrimonio se vio en la obligación de vivir con su madrastra, incluso si ella no la quería.
Taeyong se vió obligada a cuidar de aquella pequeña criatura. Jisoo sabía que el afecto de su madrastra era fingido, pero ahora que era una adolescente ni siquiera se esforzada por fingirlo.
Porque Kim necesitaba afecto materno, incluso si era falso.
Después de hacer su rutina diaria Jisoo tomó su teléfono y le marco a su padre.
—¿Papá?
—Mi Jichu, buenos días— la calida voz de su padre respondió —¿Cómo estás?, ¿Ya comiste?
—Aún no, hace poco que me levanté— respondió Jisoo mientras acomodaba sus cosas en la mochila —¿Y tú como estás?
—Por favor come, no quiero que te pase nada malo.
Jisoo se miró en el espejo, incluso a través de la fina camisa blanca del uniforme escolar podía ver sus costillas. Su piel era pálida haciéndola parecer enferma la mayoría del tiempo.
—Yo ya comí, deberías de ver los banquetes de aquí— la voz de su padre la saco de sus pensamientos.
—Uh, deja de decirme lo bien que comes— respondió con un tono meloso —me tengo que ir papá, te hablo después. Te amo.
—Yo también, cariño. Cuídate y lleva un suéter— Baekhyun colgó el teléfono primero.
Se vio en el espejo una vez más y bajo al comedor. En la sala pudo ver a su madrastra sentada en uno de los sillones.
—¿No desayunas hoy?, Al fin estás haciendo algo para lucir bien, digo te verías mejor sin grasa en las caderas— Su madrastra siempre había sido alguien que criticaba el físico de la chica.
Las ganas que Jisoo tenía de desayunar se fueron completamente.
Negó con la cabeza y salió de su hogar. Camino unas calles abajo y luego tomó el autobús.
En menos de diez minutos finalmente había llegado a la escuela, antes de entrar se paró en la cafetería y compro una leche de plátano. Cuando entró fue recibida por Seulgi, así que con ella se dirigió a sus clases.
Odiaba las primeras horas, pues ambas eran de biología. Después de terminar el ejercicio que dejó la maestra, Jisoo se dedicó a jugar con su celular.
De repente la puerta se abrió, revelando a un chico cansado.
—¡Buenos días! Lo siento mucho, profesor, el autobús no pasaba y vine corriendo— el chico trato de componerse, pero su respiración era un desastre —pero tengo un justificante— dijo entregando aquel pedazo de papel.
—Está es la cuarta vez en la semana que llegas tarde y con esa excusa, espero te levantes temprano la próxima vez— la maestra regaño al chico —Yuta, puedes ir a tu asiento.
Jisoo sabía quién era ese chico.
Yuta Nakamoto, un japonés con miles de rumores y cosas cuestionables acerca de su ambiente familiar.
El chico de cabellos negros se sentó atrás de Jisoo, la pelirroja rápidamente captó su olor el cual era una mezcla de: flores, sudor y humo de cigarrillo.
—¿Que tenemos que hacer?— pregunto Yuta a la persona que estaba en su lado derecho, quien no contestó su pregunta.
—Tenemos que resolver lo que está en el pizarrón, puedes resolverlo más fácil con la información de la página 56— dijo Jisoo amablemente —y tienes que darle la investigación de la reproducción celular.
—Carajo— Nakamoto maldigo en voz baja, y después busco en su mochila —¡Lo olvide!
—Es normal que ese tipo de cosas no te importe, ya sabes algo como herencia familiar— Nayeon habló —después de todo a tu madre y a ti les interesa otro tipo de reproducción, ¿no es así?— los compañeros alrededor de Nayeon rieron.
Jisoo siempre se había preguntado el porque le decían ese tipo de cosas al Japonés. ¿Que era tan malo con su familia?
Yuta por su parte se limitó a mirar el pizarrón, estaba acostumbrado a ese tipo de comentarios. Y aunque no lo aceptará le dolían, pero decir algo sería inútil.
El chico realmente había tenido una mala mañana. Por la mañana su padre le monto una escena por el simple hecho de que no había alcohol, aquello le hizo perder tiempo y también el autobús.
Así que había decidido ir caminando, o más bien corriendo. Cuando llegó se percató de que su camisa estaba llena de sudor, y además del dolor en sus piernas.
—Uh, gracias por explicarme— dijo el japonés recordando la ayuda que Jisoo le había dado.
—No hay de que.
Cuando la chica se volteo, Yuta se quedó mirandola. Era obvio que la conocía, después de todo ella siempre sacaba las mejores notas en su salón.
Kim Jisoo siempre era tan sonriente y amable.
Nakamoto incluso había pensando varias veces en hablarle, pero cada vez que quería acercarse recordaba los rumores de el mismo, y se alejaba.
Después de unas horas que parecían eternas para los estudiantes, la campana anunciando la hora del almuerzo sonó. Yuta se dirigió a la cafetería y después de pedir su almuerzo camino para salir de la cafetería.
Al pasar por la mesa de Nayeon y sus amigos, fue conciente de las miradas y palabras sucias que ellos le daban. Se dirigió al baño y se encerró en un cubículo, bajo la tapa del baño y se sentó en ella.
Ya era costumbre la vida tan horrible que vivía. A sus diez y ocho años se vio obligado a trabajar en un bar, no le pagaban muy bien pero le alcanzaba para vivir, después de todos sus padres no le daban ni un peso.
En la escuela todos lo rechazaban, por el rumor acerca de lo que su mamá hacía para sobrevivir. Siempre había querido tener una vida normal, con unos padres que lo amaran y una buena vida escolar, pero no todo se puede tener.
Lo único que tenía era una enorme soledad, tristeza y responsabilidades no aptas para su edad. Incluso había pensando en el suicidio, pero era muy cobarde para aquello.
¡Hola de nuevo!
¿Cómo están, besties? ¿Ya comieron? ¿Tomaron agua? Sino lo han hecho, háganlo xfa, o funados.
Tenía está historia en borradores, así que hoy decidí publicarla (aunque no sea tan buena). Espero les guste.
Cuíden bien de su salud física y mental. ¡Los amo! ♥️
~Europa.
KAMU SEDANG MEMBACA
Broken| Yutsoo
Fiksi Penggemar"La tormenta se avecina. Es realmente una grande. No tengo donde ocultarme, solo sigo corriendo sin dirección alguna, huyendo de la llovizna promesa de inundaciones eternas. ¿Debería seguir corriendo? ¿O me resigno a mi destino de mierda y me deteng...