—¿Quieres mi ayuda o no? Con el psíquico —añadió rápidamente, disipando cualquier insinuación sobre hacer el amor.
Sus ojos se estrecharon.
—Percen de Locke es un hechicero poderoso, así como también mi hermanastro. Él me maldijo, encerrándome dentro de la piedra, capaz de oír, ver y sentir todo lo que ocurría a mi alrededor, pero incapaz de responder. Hasta que el beso de una doncella pura me otorgara la libertad. Temporalmente.
Bueno, pensó ella. Había querido una explicación racional, y esa distaba mucho de serlo. El tipo había sido convertido en piedra y su beso lo había liberado temporalmente. Sí, claro. Aquella clase de cosa sólo pasaban en los cuentos de hadas. Además, ella no era ninguna princesa encantadora. Lali tamborileó los dedos sobre los brazos cruzados y pensó en una forma de desenmascarar la mentira.
—¿Tú, por casualidad, no tendrás poderes propios? —le preguntó—. ¿Poderes mágicos que puedan demostrar tu historia?
Él arqueó una ceja.
—¿Qué hay de mi transformación?
—Necesito algo más.
Mirándola pensativamente, él dijo:
—¿Me invitarías de buen grado a tu cama si poseyera esos poderes mágicos?
No estaba segura, pero creyó escuchar una nota de resentimiento en su tono. Lali estudió los rasgos masculinos pero ni un atisbo de emoción lo traicionó.
—No —dijo ella—, no y no. Y no cambies de tema otra vez. ¿Puedes demostrar tu historia o no?
Él suspiró con frustración.
—Aunque este jardín esta retirado y no ha pasado mucha gente por él a lo largo de los palmos, he tenido siglos para estudiar tu mundo. Tú perteneces a una raza que sólo cree en lo que ve, en lo explicable. —Un brillo compasivo iluminó sus ojos—. Tu gente teme a la magia porque no pueden controlarla. De donde yo procedo, tanto grandes Señores como campesinos, poseen bajas habilidades místicas, y antes de que me lo preguntes de nuevo, sí, utilizo la magia. Y te lo puedo demostrar.
Un sentimiento de inminente fatalidad se deslizó a lo largo de su columna vertebral.
—Dijiste que has estudiado mi mundo. Has querido decir estado, país o continente, ¿verdad?
—No. Mundo significa cuerpo celeste. Planeta. Estrella. —Su mirada se volvió ausente, triste, dándole un aura vulnerable que la conmovió—. Para mí, mundo significa Imperia. Mi casa.
Él extendió la palma de la mano y cerró los ojos. Su expresión se endureció ante la intensa concentración. Mientras ella miraba, un globo pequeño y brillante se materializó en el aire por encima de su piel, girando despacio. Tres globos más pequeños giraban encima de ella. Cada centímetro era exquisitamente detallado, haciendo parecer a cada orbe sólido, y con vivos colores traslucidos.
Ella extendió temblorosamente la mano y tocó el globo más grande, sorprendida de encontrarlo firme y caliente. En el momento del contacto, vivas imágenes penetraron en su mente como si fueran fotografías. Ella jadeó. Castillos de cristal alzándose hacia un rosado horizonte. Criaturas majestuosas, parecidas a dragones se elevaban en un nebuloso cielo. Árboles arqueados en todas direcciones, ante el peso de la brillante fruta roja como zafiros o blancas como diamantes. Lo más hermoso de todo eran las extensiones de blanca hierba que ondeaba con una suave brisa, besada por el rocío.
Su expresión se tornó tirante, como si él usara cada onza de fuerza para mantener la imagen de su palma, pero los globos comenzaron a oscilar, luego desaparecieron totalmente. Su mano cayó a un costado.
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ESTATUA [ADAPTADA]
FanfictionUn príncipe alienígena maldito en una piedra... una mujer moderna, un beso impulsivo... una pasión que nadie podría resistir...