—¿Qué, exactamente, has cogido prestado?
Él había encontrado un par de zapatos viejos de Gray, y observó cómo le mostraba las tijeras atadas con correas a su tobillo izquierdo, el cuchillo sobre su tobillo derecho, la espátula metálica en su cadera y el rodillo de cocina en su espalda, anclada por la cinturilla de sus pantalones.
—¿Qué vas a hacer con eso? —señaló el rodillo de cocina con la mano.
—Cuando las armas afiladas me fallen, golpearé a mi enemigo hasta la sumisión.
—¿Y la espátula?
—No estoy seguro, pero seguramente quien la diseñó estaba pensando en la tortura.
Una tortura, tenía razón.
—No puedes ir por ahí matando y torturando a la gente. Eso no es algo que se haga en este planeta —dijo las palabras con la suficiente fuerza como para que él se enterara—. Ponlo todo en su sitio ahora mismo.
—No —una dura chispa oscureció sus ojos, y sacudió la cabeza—. En esto no me convencerás. Entrando en una situación desconocida, un hombre debe estar preparado para lo peor.
Tenía razón, pensó Lali, pero nunca lo admitiría en voz alta. Estar preparado para lo peor era la primera lección en la autodefensa. Aunque en ninguna de sus clases se había mencionado el derrotar a un atacante con una espátula. Un lápiz, tal vez. Incluso llaves.
Realmente, ¿qué daño podía hacer si se quedaba algunas de esas "armas"? Ella nunca las usaba, de todos modos. Y si le hacían sentirse más seguro, pues eso era lo más importante. No podía imaginarse el ser transportada a otro mundo, sola e indefensa.
—¿Por qué no hacemos un trato? —sugirió—. Puedes quedarte con las tijeras y la espátula.... —y sintiéndose como una idiota, añadió— ...pero los cuchillos y el rodillo de cocina permanecerán aquí.
El silencio llenó la estancia mientras él consideraba su oferta.
Finalmente, él cabeceó.
—Acepto el trato. ¿Ves lo dispuesto a negociar y lo razonable que soy?
—Oooh, eres un auténtico asno —su cara se iluminó, y ella añadió—, ¡no te daré una moneda, antes besaría tu..... De acuerdo, simplemente no es justo!
Sus ojos centellearon con alegría, haciendo que su pálido iris azul brillara como diamantes en un cielo nocturno.
—No me tomaré la molestia de castigar tu impertinencia... a no ser que, por supuesto, desees el castigo en la cama. Tenemos tiempo suficiente antes de visitar al hechicero.
Ella hizo rodar sus ojos, tratando de exteriorizar frescura y naturalidad. En el interior, sin embargo, su cuerpo gritaba ¡hip, hip, huuurraaa, todavía hay tiempo!
—Asegúrate de que las armas están ocultas cuándo salgamos de casa, ¿dale?
—No soy un jovencito inexperto —su alegría fue sustituida rápidamente por la ira—. Sé que las armas deben ocultarse mientras no haya indicios de batalla.
Bueno. Con cada palabra que decía, su irritación aumentaba. Ahora mismo él parecía listo para atacarla con los cuchillos por haber desafiado e insultado su inteligencia. Hora de cambiar de tema.
—¿Encontraste algo bueno para comer?
—No —su expresión perdió la mayor parte de su irritación—. No me enseñaste a preparar esto —sostuvo un tupperware lleno de pasta. Una delgada capa de queso y mayonesa cubría la superficie.
Ewww, pensó. Él había tratado de hacerse un emparedado con eso.
—Es lo más duro, insípido y asqueroso que he comido alguna vez.
ESTÁS LEYENDO
ESTATUA [ADAPTADA]
FanfictionUn príncipe alienígena maldito en una piedra... una mujer moderna, un beso impulsivo... una pasión que nadie podría resistir...