Cɑρíτυlo 25

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Peter habló otra vez, esta vez en español.

—¿Qué tipo de poción del diablo me dieron tus hermanos? Yo quería —tragó—no morirme. —Las palabras salían mal pronunciadas, casi incomprensibles, y tuvo problemas para descifrar lo que decía.

—¿Qué es esto? —gritó Nick.

Lali miró alrededor, esperando encontrar...¿Qué? Un cuerpo decapitado, tal vez. O una bomba que hacía tic-tac a punto de explotar. Pero lo que se encontró fue con Nick sosteniendo una de sus bolsas de plástico, con un oscuro ceño y los labios apretados mientras revisaba el contenido.

Saltó rápidamente del sofá en que estaba tendido Peter. Los brazos se balancearon arriba y abajo luchando por algo solido dónde agarrarse, pero eso no la paró.

—¡Dame eso! —dijo, lanzándose sobre Nick.

Una fracción de segundo antes de que los cuerpos chocaran, Nick le tiró la bolsa a Gray, pero éste falló en cogerla. El contenido se desparramó sobre la alfombra.

Tic-tac, tic-tac. El único sonido que se escuchó fue el tic tac del reloj de su abuelo. Todos los ojos se fijaron en lo que se extendía, tan claramente, por el suelo. En vez de lanzarse al suelo y recogerlo todo rápidamente, se estiró y alzó la babilla orgullosamente. Sin embargo, no pudo controlar el rubor y supo que, si hubiera un detector de incendios cerca, lo habría hecho saltar.

—¿Cuatro cajas de condones? —gritó Gray.

—¿Esposas? —Añadió Erik con un tono algo más discreto.

—¿Cuerda y un plumero? —Gritó Denver con una mirada capaz de provocar fuego.

No estoy aquí, pensó Lali. No estoy aquí de pie mientras mis hermanos se comen con los ojos mis compras. Nado en un claro océano azul, con el viento azotando mi pelo y el agua salpicando mi cuerpo.

Aquella fantasía tuvo un abrupto final cuando Nick gritó.

—¿Qué clase de pervertida eres Lali?

Eso consiguió que su carácter explotara.

— ¡Fuera todos! —Señaló con un dedo la puerta. — ¡Fuera ahora mismo. No  volveré a dirigirles la palabra a ninguno durante el resto de mi vida. Irrumpen en mi casa, golpean a mi... Mi amigo y ahora piensan que pueden husmear entre mis cosas!. ¿Alguna vez han tratado, a cualquiera de ustedes, con tan poco respeto?

Lograron aparentar arrepentimiento, pero ninguno de los hombres se movió hacia la salida.

—¡Si quiero tener sexo con un hombre mientras está atado a mi cama y hacerle cosquillas por todo el cuerpo con una pluma, eso es asunto mío!

Otra vez, silencio.

—Soy lo bastante mayor para tomar mis propias decisiones.

—Eres nuestra única hermana —dijo Erik, como si eso lo que explicara y lo perdonara todo.

—Sólo queríamos conocer a tu nuevo novio, cariño. —Gray señaló al ahora inconsciente Peter con una inclinación de cabeza. —Me dijiste que no salías con nadie y luego me entero, cuando Nick llama, que estás retozando sobre el suelo del cuarto de baño con un modelo de portadas románticas de Anguilla.

Estrechó la mirada en Nick, el traidor.

Él se encogió de hombros, avergonzado, como si dijera:

—¿Qué más podía hacer un hermano? —Luego sonrió abiertamente. —¿Lamentarías que arrancara algunas plumas de ese plumero? Esa muchacha con la que me estoy viendo es realmente...

ESTATUA [ADAPTADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora