Instituto Titán [EreMika]

Rivales

La oscuridad del bosque y la neblina presentes eran el manto protector para aquellos reunidos en el borde del lago Tholt

-¿Encontró el libro?-

-Así es, me aseguré de ello- respondió un encapuchado

-Esta vez no puede haber ninguna falla y lo sabes-

- Es solo cuestión de tiempo para que intervenga - respondió otro encapuchado

-El pobre no puede hacer nada, todo está escrito-

Los murmullos se hicieron presentes causando inquietud.

-Se rumorea que tiene marca...-

-No hay nada que temer, su estúpida "marca" pudo protegerla un tiempo pero no para siempre -

- Un brindis hermanos míos, por lo que nos fue arrebatado- los encapuchados alzaron sus copas de vino -Y lo que tendremos de regresó ¡Salud!-

-¡Salud!-

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El frío invernal recorría sus huesos haciéndola temblar mientras caminaba hacía el edificio de aulas, Mikasa apenas pudo desayunar un par de tostadas y el café que amablemente Niccolo le había puesto en un termo ahora reposaba en sus manos, la sensación térmica era agradable al menos ahí.

Sasha prefirió quedarse dormida en lugar de asistir a la primera clase de ciencias. Según ella, la maestra sólo se la pasaba hablando del mismo tema por dos horas seguidas  aburriendo a todo el mundo. Sin embargo Mikasa no podía darse el lujo de faltar, era su primer día escolar en el plantel, no quería dar una mala impresión.
Al cruzar la gran puerta los murmullos y gritos de los estudiantes aparecieron, era un edificio enorme y los pasillos apenas si eran transitables, poco a poco se abría paso a su destino.

- Pareciera que la quieres desnudar con la mirada Jaeger, calma esas hormonas-   

Zeke había sorprendido a su hermano menor observando sigilosamente a cierta pelinegra

El castaño rió
- Estás alucinando viejo-

- Ya quisieras, desde la fiesta de hace días no dejas de seguirla, pareces un depravado -

-Tu sabes el porqué-

El rubio asintió

- Sólo esperemos que esta ocasión sea la definitiva- sus manos palmearon la espalda del menor- Por la libertad-

-Por la libertad...- suspiró Eren despegando la mirada de su objetivo, alejándose del balcón para ingresar al aula .

El pupitre de madera rayoneada era su reposo mientras esperaba el inicio de la sesión, la misma rutina por tantos años ya lo tenía harto, pero las apariencias eran importantes en su condición.
Poco a poco el aula se llenaba y dos de los asientos aún seguían vacíos.

-¡Buenos y fríos días alumnos!- saludo energéticamente la profesora Hange Zoë, a Eren aún no le cabía en la cabeza que con más de treinta años siguiera igual de energética que una adolescente de dieciséis, era una mujer rara en todos los aspectos, le interesaba poco su apariencia casí siempre traía su bata de laboratorio manchada de alguna sustancia rara, su cabello era un sin fin de nudos amarrados en una coleta y sus lentes quebrados eran sostenidos por un poco de cinta adhesiva. - ¿Listos para la clase de hoy?-

Pocos estudiantes respondieron y no era para menos, la primer clase de las siete de la mañana era agotadora y más si se trataba de la impartida por ella.

El castaño sacó su block de notas y empezó a rayonearlo, no tenía caso escribir lo que ya sabía desde hace tiempo.
Un par de golpes en la puerta lo distrajeron.