Memorias

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Caminaba lentamente entre la húmeda arena de lo que parecía ser una costa. El romper de las olas y el cantar de las aves quebrantaban el silencio del entorno mientras la oscuridad de las nubes comenzaba a instaurarse en el cielo anunciando la llegada de la tormenta.
Mikasa miraba confundida su alrededor, no sabía en dónde se encontraba ni mucho menos el cómo había llegado; su último recuerdo era el auditorio del instituto y después de eso una profunda oscuridad.

Se sentía perdida en aquel sitio, aunque la sensación de familiaridad vibraba en sus adentros.
Notó a lo lejos una figura masculina caer de rodillas. A pesar de la distancia podía escuchar sus fuertes lamentos y reclamos que dirigía hacía las alturas.
Sus instintos la alertaron sobre el peligro que podría representar acercársele pero aún así decidió aproximarse a su lado.

Distinguió las elegantes y antiguas prendas que portaba aquel joven.

-¿Caballero se encuentra usted bien?- preguntó temerosamente

No obtuvo respuesta alguna, en cambio su llanto aumentó.

Lentamente se posicionó frente a él percatándose del cuerpo inerte de una joven que abrazaba contra su pecho con recelo.No podía apreciar ninguno de los rostros frente a ella por la posición en que se estrechaban y al parecer el joven ni siquiera notaba su presencia.

-¿Me escucha? - cuestionó nuevamente obtenido el mismo resultado.

Analizó detenidamente la escena frente a sus ojos y se percató de la condición en la que se encontraba la mujer. Su piel tenía grandes heridas que se interconectaban entre sí, dándole un aspecto aterrador a los brazos y piernas descubiertas; la sangre que brotaba sin cesar de las mismas teñía la blanca arenisca a sus pies siendo removida periódicamente por el oleaje.

Sus entrañas se removieron al ver la escena y escuchar la desesperación en la voz del hombre quién lamentaba la pérdida de la mujer en sus brazos.

Dudó en arrodillarse a la par del joven e inútilmente trató de acariciar su espalda para brindarle algún tipo de consuelo pero su mano no era capaz de tocarlo.

-¡Era esto lo que querías padre!- gritó desgarradoramente alzando la mirada al cielo -¡Tu maldición me ha arrebatado a lo único que me ha hecho sentir vivo!-

Mikasa tamblo al reconocer su rostro, era Eren.

-¡Te odio con todo mi ser!- replicó enardecidamente- ¡Te mataré con mis propias manos! ¡No descansaré hasta verte caer!-

Era odio. Odio puro lo que salía de la boca del castaño.
La fuerte tormenta sesgó por un instante los reclamos a los cielos. Hasta que la risa desenfrenada del ojiverde irrumpió la tranquilidad recién instaurada. Estaba lejos de ser una risa alegre, era lo la parecido a una risa maniática y rencorosa.

-Prometo... matarte de la manera más cruel posible - volvió a reír apretando los puños - ¡Y cualquiera que se interponga en mi camino sufrirá el peor de los castigos!- el rechinar de sus dientes acompañaba cada una de sus palabras- Espera por mi padre, mi promesa seguirá en pie hasta el final de los tiempos...- un par de enormes alas se expandieron detrás de él.

Instituto Titán [EreMika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora