Encuentro

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-¿Así que el Jaeger menor te tiró el café encima, te golpeó y Mikasa tuvo que defenderte? -

-Haces que suene estúpido -

-Es que lo es- respondió Sasha mordiendo un par de patatas fritas

Mikasa miraba apenada el suéter de su compañero, la mancha de café era tan grande que casí cubría la mitad de su pecho.

-Mira el lado bueno caballo, ahora hueles a café y no apestarás a sudor-

Jean le soltó un golpe a Connie por el comentario

-Es raro que Eren se relacione con alguien además de su mejor amigo y el grupo de fútbol americano- la castaña seguía hablando con la boca llena provocando que Jean la mirará con asco

-¡Tal vez le guste Mikasa y se puso celoso!- gritó Connie atrayendo la atención de los demás estudiantes en el comedor

La pelinegra lo veía con seriedad

-Es una tontería, no vuelvas a decir eso- las patas fritas comenzarón a llenar su boca- Además es un imbecil en todos los aspectos-

-Del odio al amor solo hay un paso Mika-

- ¡Basta Sasha ya dijo que no!- Jean estaba tenso y se notaba a kilómetros su incomodidad con el tema al igual que la pelinegra

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La jaqueca regresó, tenía años que no presentaba ese tipo de dolores. No prestaba atención a la última clase y solo se enfocaba en apretar su cabeza entre sus manos para evitar soltarse a llorar.
Desde que tenía razón había presentado fuertes dolores, su madre solía preparar té de flores de azar para relajarla, nunca había funcionado pero solía decir una que otra mentira piadosa para no preocuparla más.
Desde la pelea Eren no había regresado al aula y su ausencia se notaba , ¿Por qué le preocupaba eso justo ahora?

Al sonar la chicharra no dudo ni un minuto en salir corriendo del aula e irse a refugiar a su habitación, ignorando por completo a los llamados de sus amigos.
Se sentía aturdida por la intensidad del dolor, con pesadez se dirigió al fondo de su armario y la encontró... aquella vieja bufanda, el único recuerdo de su antiguo hogar y de la tragedia que le arrebató a su familia pero que le brindó una segunda oportunidad. Desde aquel día solía llevarla a diario sin embargo al pasar de los años la dejo de lado, aún así cada vez que algo la aquejaba recurría a ella como si de un ser amado se tratase, de alguna manera la hacía sentir protegida.
Se acurruco en su cama y envolvió la tela sobre su cuello escondiendo la mitad de su rostro en ella preparándose para dormir.

El agua rozaba sus pies y la calidad brisa acompañaba el sonido de los pájaros, el dolor había desaparecido y una sensación de calma recorría todo su cuerpo.

-Te gusta hacerme enojar ¿verdad?- pregunto una voz que inundaba el ambiente.
Trato de voltear pero algo se lo impedía, su única visión era el horizonte y el lago que reposaba bajo ella permitiéndole ver un reflejo borroso de lo que parecía ser un ser alado, mejor dicho un ángel .

-¿Quién eres?-

Su bufanda había desaparecido pero pronto su visión fue obstaculizada con dicha tela

-Aquí las preguntas las hago yo -

Sus piernas temblaban y su piel no dejaba de erizarse, las cálidas manos del hombre recorrieron su cuello haciéndola soltar un suspiro.
-Si estabas buscando sacar lo peor de mi lo estás consiguiendo Mika- sus labios impactaron con su cuello dejando un leve rastro de saliva tras los besos que repartía en dicha zona .

Instituto Titán [EreMika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora