Capítulo 19

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NOTA 📌

He hecho un pequeño cambio respecto al tema de su Law tenía o no coche. He añadido en capítulos anteriores que se lo alquila a un vecino, pero que justo el día que se fueron a hacer la ruta en la montaña no lo tenía disponible. Aviso para que no os liéis 😂

Fallo mío, perdón 🙏🏻

Fallo mío, perdón 🙏🏻

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(Narra TN)

Ya había pasado una semana última cita con Law. El mes de marzo había comenzado. Las temperaturas serían cada vez más cálidas y las lluvias menos frecuentes.

Había pasado el fin de semana en casa, con Ace y papá. Eso significaba que, el próximo, tocaba plan con Law, esta vez en casa.

Tras un buen desayuno, me dirigí a la parada del autobús. Comenzaba una nueva semana de trabajo.

Me había vestido con ropa cómoda. Por fin podía estrenar mis jerséis más finos y alguna chaqueta menos abrigada. Tenía ganas de volver a ponerme los vestidos de primavera y verano. Me encantaba como me quedaban y quería que Law me los viera puestos. Estaba segura de que también le gustarían.

Cuando llegué a la consulta, él estaba en la entrada. Tan guapo como siempre, incluso cada vez más, si es que eso era posible.

—Buenos días, (TN)-ya —saludó, mientras cruzaba el marco de la puerta.

—Buenos días, Law —saludé, llamándole por su nombre. A veces aún se me hacía extraño no dirigirme a él por su apellido mientras estábamos en la consulta.

—¿Todavía está en pie el maratón de películas de miedo? —preguntó, mientras caminaba hacia a mí. Posó su mano en mi nuca y acarició con suavidad mientras me daba un beso en la frente.

—Sí, claro, si puedes este fin de semana —respondí, sin poder evitar sonreír. Me había encantado esa manera tan dulce de saludarme. Mis sentimientos eran cada vez más fuertes y sabía que no iba a haber manera de controlarlos.

—Siempre estoy disponible si se trata de usted, (TN)-ya —declaró, antes de posar sus labios sobre los míos.

No dudé en profundizar el beso, arrancando un pequeño gruñido de su garganta. Me encantaba como las yemas de sus dedos se deslizaban por mi piel cada vez que nos besábamos. Cualquier simple roce por su parte despertaba en mil sensaciones en mí.

¿Era eso lo que se sentía cuando estabas enamorada de verdad? Jamás lo había sentido con nadie.

—Tenemos clientes que atender, doctor Trafalgar —le recordé, tras separarme ligeramente. Nuestros labios todavía se rozaban.

—Es cierto. Continuaremos después con esto —sentenció, mirándome fijamente con aquellos orbes grises. Soltó un pequeño suspiro, prácticamente imperceptible, y se alejó, comenzando a caminar hacia su despacho.

Giros del destino «Law x Lectora»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora