Capítulo 27

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Propuestas y verdades

Killiam

—¿En qué estabas pensando? — el coronel general pregunta pasando sus manos por su cabello castaño. Está enfurecido conmigo, por no acatar sus ordenes en siria —Pusiste en riesgo la misión, al vicepresidente, tu vida y las de los pocos soldados que quedaban.

—Padre no... — Chris intenta meterse a defenderme, pero levanto la mano para que deje terminar al coronel general.

—Sigue — incentivo — Termina lo que estabas diciendo.

El coronel general quién lastimosamente es mi padre está delante de mí, con figura autoritaria, con la mandíbula tensa y el cabello alborotado de tanto jalarlo. Lastimosamente a excepción del cabello soy una copia de ese hombre. Tengo sus ojos, su nariz, la mandíbula, la altura, la contextura, absolutamente todo. Odio verme al espejo y verlo a él.

—Necesito que me des una razón para entender lo que hiciste — sigue intentando que le diga mis motivos, sin embargo, no lo haré —Eran dos simples doctoras. Nunca te han interesado las vidas de ese tipo de personas.

Empuño mi mano con fuerza —¿Y por qué no deberían interesarme?

—Te equivocas padre, no eran simples doctoras; una de ellas es mi novia —Chris vuelve a intentar darle razones al hombre que tengo al frente.

—No le expliques nada Chris. Deja que el Coronel General termine — vuelvo la vista al hombre que me engendró, pero nunca me cuidó, el que nunca conocí, el que nunca me quiso.

—Cuando alguien te estorba lo eliminas, siempre ha sido así. ¿Qué cambió ahora? Aparte de que una es la novia de tu hermano, ¿Cuál es la diferencia?

—¿Qué sea la novia de mi hermano no es suficiente? — me rasco la nuca y empiezo a caminar por toda la sala de conferencias —Responda la pregunta coronel general.

—No — su respuesta corta y sin remordimientos, hacen que Chris se le pongan brillosos los ojos —Y no es porque no me intereses, Chris, es porque puedes conseguir otra novia fácil.

—Oh, el increíble coronel general ha hablado. El hombre con la única verdad absoluta en esta sala, ¿Verdad? — la ira se mezcla con el sarcasmo y no sé cual de las dos es más fuerte —¿Quién te crees para decidir quién vive y quién no? Así como decidiste hace 23 años que mi madre no valía la pena, ¿Así lo decides ahora?

—No estoy tratando de hacer eso — se excusa, pero no me convence, sus falsas disculpas nunca han sido suficientes —Sabes que no tenía elección.

—No tenías elección — una risa amarga brota de mi garganta —¿Qué tal quedarte a mi cumpleaños? ¿Evitar que nos secuestraran? Al estar en la casa no hubieras dividido a los guardias y no nos hubieran secuestrado. No tenías elección en eso ¿verdad?

—Killiam ya... —Chris está llorando otra vez, pero yo estoy rojo de la ira, tengo mi mandíbula tan tensa que duele.

—No Chris no te metas, nunca te he culpado a ti por lo que pasó. En esta sala el único que tiene la culpa es él —Señalo al coronel general con el dedo índice — Tú, maldita escoria, nunca te importe, ni yo ni mi madre. ¿Crees que no me acuerdo cuando te lloraba? Cuando tenías que demostrarnos que podías ser un verdadero hombre y rescatarnos ¿Lo hiciste? —Lo miro con tanta rabia y trata de evitar mis ojos — La respuesta es que no, ni siquiera pudiste rescatar a tu familia, ¿Para eso luchaste y nos abandonaste tantos años? Para terminar siendo un completo inútil.

—No me hables así, que soy tu padre — se abalanza sobre mí agarrándome de la camisa.

—¿Mi padre? — vuelvo a soltar otra risa amarga —No recuerdo un solo día que lo hayas sido.

ARRITMIA ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora