Ganas
Violett
"Dulce y perversa mensajera, que la muerte consigo trae,
En el corazón tres espadas, y dos bestias a las que atrae"
—¡Desfibrilador! — grito y presiono el pecho del hombre que tengo tendido en la camilla muchas veces, tratando de que su corazón vuelva a latir. Me traen el desfibrilador y agarro las paletas.
—Carga a 200 —pido — ¡Despejen! —vuelvo a gritar para que todos quiten las manos, luego pongo las paletas en el pecho del paciente proporcionando una descarga que hace que su cuerpo se levante en un espasmo.
Observo la maquina de sus signos, y sigue sin latir.
—Carga a 250 — vuelvo a gritar —. Despejen.
Pongo las paletas encima de su pecho dándole otra descarga.
—¡Tenemos latido! —me dice la enfermera que me está ayudando.
Dejo las paletas en su lugar y continúo con la cirugía.
Trato lo más rápido que puedo de ubicar la hemorragia en su intestino, antes de que se desangre en la mesa, pero me es imposible saber dónde la bala impactó, sin ningún tipo de radiografía. Tuve que abrirlo a ciegas, con la esperanza de encontrar el origen mientras lo tengo sedado.
—Ponle más sangre —doy la orden.
Continúo revisando a lo largo del intestino delgado hasta que encuentro el origen.
—Hilo — pido y me pasan las suturas, para proceder a cerrar el agujero luego de quitar la bala.
Cuando la sangre deja de brotar y puedo terminar de cerrar, un alivio recorre mi cuerpo. Por un momento creí que lo perdíamos.
Miro al resto de mi personal; dos enfermeras y un anestesiólogo conforman mi equipo de cirugía.
—Le salvó la vida, doctora —me felicita la enfermera pecosa.
—Gracias a ustedes que me ayudaron en esto —termino de suturar el estómago, mientras cuentan las gasas para estar seguros que todo quedó bien.
Los días que han pasado han consistido en eso; cirugías, mandar a más soldados que luego regresan heridos y una vez se recuperan vuelven a ser enviados. Un circulo vicioso sin fin.
No he tenido pesadillas tal como dijo el muerto de mi bañera, pero sigo sin poder dormir. Brott ocupa la mitad de mis pensamientos llenos de odio y la otra mitad las ocupa el teniente coronel, que tal y como dijo, no me ha vuelto a buscar.
Al tercer día ya estaba arrepentida de mi decisión, pero, ya la había tomado y seguro que fue lo mejor.
Me repito a cada hora que él quita vidas y yo las salvo. Polos opuestos, mundos opuestos, carreras opuestas y distinta moral.
Pero por su culpa me tengo que tocar todas las noches para poder dormir. Maldito infeliz con pene grande.
Puedo resistir, puedo resistir sin coger.
«No, no puedes» -yin
¡Oh diablos! Cállate de una puta vez.
Ha pasado una semana. Una semana sin tener su mano en mi cuello y su polla en mi interior. Una semana desde que yin se ha vuelto más insoportable recalcándome que ando haciendo todo mal. A diferencia de que yang me felicita.
«Lo necesitas tanto como yo, mentirosa» -yin
No, yo no necesito a nadie. Soy una mujer autosuficiente, con los dedos me basta.
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ARRITMIA ©®
Romance"Todos han vivido su propio infierno" ¿Será tu corazón capaz de soportar el tuyo? Cada persona vive su propio infierno, y solo ellos pueden saber con qué intensidad son quemados. Arritmia nos narra la historia de Violett Williams, una residente de c...