El profesor- Lee Juyeon

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Era una fría mañana, pero una mañana especial. Era el primer día en tu nueva facultad; la de artes.

No es que no te gustara tu antigua carrera, la ciencia era una de tus pasiones desde que estabas en primaria pero sabías que no podías dejar pasar el tiempo y arrepentirte en el futuro el no haber intentado entrar a la carrera de danza.
No tenías nada que perder y ya tenías un título... aun así, fracasar era algo que sabías no podrías permitirte.

Por eso, te encontrabas ahí, sin poder moverte y hundiéndote cada vez más en tus miedos, sin notar que ya había tocado el timbre que anunciaba el inicio de la primera hora.
Hasta que escuchaste que alguien te hablaba.

- ¿Qué haces aquí fuera? Vas a llegar tarde- dijo un chico alto, no mucho mayor que tú, con el pelo azul y la frente descubierta, y una sonrisa burlesca.

¿Para qué mentir? Era el hombre más atractivo que habías visto, tenía unos ojos oscuros muy expresivos, su sonrisa era encantadora, y la camisa blanca que llevaba, con algunos botones desabrochados, acentuaban la bonita línea de su cuello.

Sin embargo, no estabas para bromas, mucho menos para fantasear con un tipo con toda la pinta de un fuck boy.

- ¿Te importa? ¿Por qué no entras tú y me dejas en paz? - respondiste mientras avanzabas hacia la puerta principal, sin saber muy bien dónde te dirigías, dejando al chico muy confundido detrás.

*15 minutos después*
Por fin encontraste el aula de tu primera clase: contemporáneo, impartida por el profesor Lee Juyeon, según anunciaba el cartel.

Al abrir la puerta, no te lo podías creer, ahí estaba...

- Llegas tarde, te has perdido el calentamiento- dijo el mismo chico de antes, aunque con una actitud totalmente diferente; con una seriedad que lo hacía aún más atractivo.

- Lo siento mucho, no sabía dónde estaba la sala y...

- La próxima vez que llegue alguien tarde no podrá entrar, ¿entendido?

- ¡Sí, profesor Lee! - exclamó la clase a coro.

- Ahora, les enseñaré la coreografía que veremos hoy.

De repente, sentiste que estabas en un sueño. ¿Cómo alguien podría ser aún más atractivo a la vez que delicado? Sólo tenías ojos para él, y notabas cómo te ardían las mejillas.

Unos segundos después, notas las miradas de los demás.

- Es tu turno- te dice Eric, el compañero que tenías al lado.

- ¿Y-yo? ¿Por qué? - preguntas con incredulidad.

- A todos les llegará su turno, inténtalo - te indicó Juyeon.

Te levantas e intentas improvisar. Era imposible que recordaras la rutina después de haberte distraído tanto. Toda la culpa es del guapo profesor, que se encuentra observando con atención cada movimiento que haces.

Hasta que sientes un dolor intenso en la pierna que hace que caigas al suelo: un tirón.

- Déjame ayudarte - dice Juyeon mientras corre a socorrerte.

- Estoy bien...

Pero él no te hace caso, levanta tu pierna y la lleva hasta tu pecho mientras se acerca cada vez más y notas cómo tu corazón se acelera haciéndote imposible ocultar los nervios que sientes.

- ¿Estás bien de verdad? - grita Eric desde el fondo de la clase mientras se ríe.

"Maldito, Eric, ¿por qué le habré comentado antes lo atractivo que es el profesor?" pensaste.

- ¡Silencio, Eric! - gritó Juyeon - ¿Te duele mucho? - te preguntó dirigiendo su perforante miraba a tus ojos.

- No, ya estoy perfectamente...- dijiste mientras te levantabas y sonaba el timbre indicando que la clase había acabado.

- ¡Hasta mañana! Recuerden llegar a la hora y practicar la coreografía, mañana no se escapa nadie- anunció Lee.

Te disponías a salir de la clase, cuando notas que alguien te toma de la mano.

- Espera, no creo que tengas clara la coreografía de hoy- Juyeon te dijo con cara de preocupación.

- Me la sé bien, no te preocupes.

- ¿Estás de broma? No hiciste ni un paso bien. Te espero esta tarde en esta misma sala si quieres ponerte al día. No faltes.

Pese a los nervios que sentías, la presión de cumplir con tu obligación pudo más, y por la tarde te encontrabas en esa misma sala con tu querido profesor.

Después de la tutoría de la tarde, descubriste muchas cosas de él: es solo un año mayor que tú, pero con su talento había conseguido ganarse una plaza como profesor en esa facultad y aunque parecía tan serio, era una de las personas más sensibles e inocentes que habías conocido.

Está de más decir que con el tiempo, las "tutorías" se hicieron más frecuentes y ustedes se hicieron cada vez más cercanos.

Una tarde, sus labios se juntaron. Fue un momento precioso hasta que...

- ¡Sí! ¡Lo conseguiste! - un entusiasmado Eric, que ya se había convertido en tu mejor amigo, gritó desde la puerta.

- ¿Desde cuándo estás mirando? - preguntó Juyeon avergonzado.

- Lo suficiente - respondió Eric sonriendo.

- ¡Vete ya, Eric!

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