¿Ju Haknyeon? ¿El rarito?- Ju Haknyeon

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"Y allá vamos otra vez" pensaste mientras te volvías a registrar en una aplicación de citas.

Era la tercera ya en pocos meses. Siempre ocurría lo mismo. Ponías la misma foto de perfil en todas, rellenabas de mala gana las casillas que prometían encontrar al mejor match, luego te dedicabas a buscar y a seleccionar.

-No, no, no, hmmm, no. No. Nunca. Qué miedo, no. Tampoco. Hmm, puede, pero... No.

Seguías en lo tuyo, deslizando hacia la izquierda sin parar hasta que se abrió la puerta de tu habitación de golpe.

-¿Me echabas de menos?

Tu vecino de toda la vida, Sunwoo, entró como de costumbre. Ya era parte de la familia, casi. Y era muy molesto cuando se lo proponía.

-¿No sabes tocar?- preguntaste con un notable tono de enfado.

-"Toc toc"

-Ya es tarde.

-Y ya estoy dentro- te dijo sonriendo. Le encantaba picarte.

-No tengo tiempo para tus tonterías, Sunwoo. Adiós.

-¿Por estar viendo "posibles matches" siendo que rechazas a todos?-se burló de ti- En fin, en realidad vine para traerte una buena noticia.

-¿De qué se trata esta vez? Si es como la historia que me contaste la otra vez, de que te lanzaste desde unas escaleras de espaldas para ver si conseguías caer en un colchón, no me interesa.

-Tenía que conseguir esa corona, ¿Vale?. Y no, no es eso. Hak ha vuelto a la ciudad.

-¿Haknyeon? ¿Ju Haknyeon ? ¿El rarito que comía en clase y que cada vez que estornudaba cantaba una canción diferente?

-Ese mismo, pero no finjas. Era muy obvio que te gustaba. Siempre le regalabas chocolate.

-Quería ser amable. Era tu amigo y tú eres como mi hermano.

-Claro, claro.

Sunwoo tenía razón. Nunca lo admitiste por miedo a que se metieran contigo. ¿Qué se esperaba? Siendo tan solo niños, al admitir que te gustaba alguien, era solamente motivo de burla.

-Bueno, ahora que lo sabes- continuó Sunwoo- le haré una bienvenida y espero que te unas a nosotros.

-No siquiera creo que se acuerde de mí, no nos vemos desde los 10 años.

-Tú sólo ven. ¿Quién se olvida de alguien que le regala comida?- y diciendo esto, Sunwoo desapareció de tu vista.

Te quedaste pensando un largo rato de si deberías ir o no. ¿Se alegraría de verte? Pero lo más importante, ¿te alegrarías tú de verle a él?

Seguiste deslizando hacia la izquierda en la aplicación, sabiendo que nadie llamaría tu atención, cerraste tu cuenta, la desinstalaste y leíste el mensaje que Sunwoo te acababa de enviar:
"Mañana en la heladería del centro a las 17h. Igualmente te iré a buscar. No te vas a salvar de esto 😈"

-La madre que te parió, Kim Sunwoo- dijiste en voz alta.

Cuando llegó la hora de dormir, no podías dejar de pensar. Dabas vueltas en la cama imaginando en cómo se vería ahora Haknyeon. Aunque Sunwoo mantenía el contacto con él, tú nunca te atreviste a hacerlo. Hace unos dos años habías visto que Sunwoo seguía a alguien en Instagram con su mismo nombre, pero por desgracia, la cuenta era privada y preguntarle a Sunwoo por él era una maniobra peligrosa que te obligaría a darle la razón. Y eso, era caer muy bajo. El reloj finalmente dio las cuatro de la madrugada cuando, por agotamiento, te sumiste en un profundo sueño.

-¡Llegó por quién llorabas!- dijo Sunwoo, otra vez entrando sin llamar y despertándome- ¿Qué haces? Son las tres de la tarde.

Apenas abrías los ojos cuando te acordaste de que hoy volverías a ver a Haknyeon. No querías admitirlo, pero la curiosidad podía a tus nervios, así que te levantaste de un salto y echaste a empujones de tu habitación a tu vecino para poder tomar una ducha y arreglarte.

A las 16:48 ya estabas en la heladería mirando a través de la puerta a ver si se acercaba alguien cuya cara te resultara familiar mientras Sunwoo te contaba que se quedó despierto toda la noche en un campeonato online, en el que perdió todas las partidas.

Aunque no habías escuchado ni la mitad de lo que te contaba, lo miraste para recordarle lo malo que era sólo para hacerlo rabiar.

-¡Mira! ¡Ahí está! ¡Hak! ¡Hak! ¡Aquí!- gritó Sunwoo entusiasmado.

Te giraste hacia la puerta y pudiste reconocerlo: siempre alegre, con unos ojos brillantes y expresivos y esa sonrisa, tan amable y sincera. Una sonrisa que podía hacer sentir mejor a cualquiera como si fuera la medicina más potente.

No había cambiado nada. Bueno, sí, ahora se había convertido en un hombre muy atractivo pero al mismo tiempo muy sencillo y gracioso.

Si alguna vez dudaste en que una persona pudiera tener tantas cualidades positivas, con él se esfumaba cada teoría de que no hay personas perfectas.

Cuando se inclinó a darte un abrazo y a llamarte por tu nombre, agradeciéndote por los chocolates que le diste en su día. Pudiste sentir su calor. Se notaba que seguía siendo una persona cálida y cariñosa, de esas que cuesta tanto encontrar.

Estuvisteis los tres hablando sin parar durante tres horas, hasta que los dependientes de la heladería os echaron por reírse muy fuerte y ser un poco escandalosos.

Supiste en ese momento que estabas más que feliz por que esté ahí de nuevo.

El agradecimiento que sentiste porque hubiera vuelto a tu vida sigue estando hasta el día de hoy que observas las fotos de la luna de miel mientras Haknyeon te tiene entre sus brazos. Cuando de repente...

-¿Puedo entrar?- dijo Sunwoo entrando a la habitación tapándose los ojos.

-Ya estás dentro, ¿Qué quieres ahora?- le preguntaste resoplando.

-Llevo mucho tiempo guardándome esto, y nadie me dio las gracias. Pero, ¡De nada!- Y dicho eso, salió corriendo mientras le lanzabas una almohada.

-Tenemos que comprar un pestillo- pensaste en voz alta.

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