Tu verdadero lugar- Lee Juyeon

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Juyeon se convirtió en tu mejor amigo la noche en la que lo conociste por casualidad en una fiesta de gala.

Te tocaba trabajar recibiendo a los invitados y guiarlos a través del gran salón de eventos. En definitiva, estabas ahí para lo que te necesitaran; al servicio de cada uno de ellos.

Mucha gente no te hacía caso. Muy pocos te saludaban cortésmente y sólo uno entabló una conversación contigo, al ver que ponías cara de disgusto al ver entrar al anfitrión que llevaba unas copas de más.

-Supongo que te espera una noche larga.- te dijo demostrando preocupación. En ese momento, Juyeon era la única persona que parecía capaz de preocuparse por alguien más que no fuera él mismo.

El flechazo que sentiste fue incluso antes de ese momento. Fue cuando lo viste entrar. ¿Cómo podía existir un hombre tan atractivo?

Volviste a la Tierra al darte cuenta que la fiesta era una celebración de compromiso, y el novio era él, Juyeon. Prometido de la heredera de la cadena hotelera más grande del país, y al parecer, el amor de su vida. Los ojos le brillaban más que nunca cuando la observaba hablar con los otros invitados.

Luego de esa noche, te contrataron para otras reuniones en las que siempre estaban invitados ambos. Juyeon, viniendo de una familia de clase alta, pero siempre revelándose ante sus padres, había aprendido que las clases no son para separar a las personas, sino que eran una forma estúpida de "ordenar" a la sociedad. O eso es lo que te explicó, en una de las numerosas charlas tránsfugas cuando se aburría de seguir el protocolo.

Con el tiempo, se convirtió en tu confidente, y viceversa. Sentías que conocías hasta el último rincón de su mente y su corazón; lo que dificultaba tu tarea, el de ser una simple persona de apoyo.

No fue diferente cuando se enteró que su novia le había engañado con un compañero de trabajo. Fuiste su paño de lágrimas, y entre una cosa y otra, llegaste a ser algo más.

Te sentías conforme. Pasabas las noches con él, y podías cuidarlo tanto como habías deseado, pero por otra parte, sabías que su corazón estaba bloqueado. Lo sentías cada vez que dejaba tu casa por las mañanas sin despedirse, o cuando intentabas besarlo y se alejaba de ti. Pero te aferrabas a lo que podías, por muy poco que fuera.

Llegó el 15 de enero, su cumpleaños, y con una sonrisa muy amable, te anunció personalmente que tu nombre estaba en la lista de invitados:

-No puedes faltar. Eres muy importante para mí.

Esa sonrisa que te derretía nunca abandonó su cara. Pero por alguna razón, te pareció más dolorosa que nunca.

Llegó la noche y ahí estabas. Intentando encajar y olvidarte de lo que había pasado. Sabías que no podías seguir teniendo esperanzas, aunque no había nada concreto que te lo recordara. Hasta que se abrió la puerta y apareció la persona que nunca había dejado un hueco en su corazón ni en su mente.

-Juyeon, perdóname. Fue un error.

Fue lo único que escuchaste antes de girarte hacia él, que parecía no ver a nadie más que a la persona que acababa de llegar.

Y mientras él corría a abrazarla y sentías que una profunda tristeza te invadía, casi sin quererlo, juntaste rítmicamente tus palmas al compás de las de los demás, resignándote a tu verdadero lugar.

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