Ben
No puedo creer que realmente esté en los juegos con la chica que veo a las cuatro, gracias a Kira claramente. Aunque ella no sepa.
Después de notar cómo su rostro se llenaba de vergüenza cada vez que su mirada se cruzaba con la mía, decidí acercarme a ella. Me senté en el columpio contínuo al de ella.
—Hola.
—Hola —me miró como por un segundo y apartó la vista seguido, —así que, eres el hermano de Kira.
—Así es Jade, Kira me llegó a hablar de ti, cosas buenas de hecho.
—Realmente no sé cómo me hace sentir eso.
Sonreí y dejé de mirarla para columpiarme solo un poco, ella hizo lo mismo.
—Es lindo poder ver a la persona que mi hermana menciona. —su incomodidad crecía notablemente, ¿o eran nervios? —Pero lo que más me divierte del día de hoy, es la cara que pone Kira cada vez que Gustavo se acerca a ella.
Sonrío, y dejó salir una suave risa mientras miraba al suelo y dejaba de mover su columpio.
—Sí, eso también me divierte, y mucho. En la biblioteca es casi igual a lo que ves ahora. —me cuenta, y eso me gusta —ella se sienta conmigo y cuando él se sienta a su lado, me gusta escuchar sus historias de cuando eran niños.
—Siempre supimos que él sentía algo por ella, pero ella nunca se dio cuenta.
—Síí, —respondió riendo —ella puede llegar a ser bastante despistada.
—Así mismo es, te lo aseguro porque vivo con ella.
Ella sonrió de nuevo, esa sonrisa en su rostro la hace ver aún más hermosa.
—¿Sabes? —me mira— admito que me asusté demasiado cuando supe que eras el hermano de Kira. ¡Por Dios! No sabía que tendría que volver a ver al chico del carro, esperaba que no sinceramente. Pero irónicamente eras el hermano de mi nueva amiga, que loco.
—Pues te asuguro que ese labial realmente te queda bien— esa risita otra vez —sin embargo, a diferencia de a ti, no me avergüenza nuestro primer encuentro.
—¡Oh vamos! ¿Por qué te avergüenzaría? El que hizo muecas no fuiste tú.
—Tienes toda la razón Jade.
—Lo sé, Benjamín.
Hablar con ella fue por mucho mejor de lo que imaginé. Siendo sincero, pensé que nunca podría hacerlo, pero me alegra demasiado haberlo hecho.
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La chica que veo a las 4
Short StoryY sin darme cuenta me acostumbré, a mirarte desde mi ventana todos los días. Inconscientemente esparaba con ansias las cuatro de la tarde solo para verte durante unos segundos que para mí eran más que suficientes. Pero luego no lo sentí así, no era...