Kira
—Voy a salir, ¿quieres ir conmigo Ben?— suelto al abrir la puerta de su habitación sin tocar.
—No— el muy idiota ni se inmuta. Se queda como si nadie le habló, levanta la vista de su libro al ver que sigo de pie en la puerta de su habitación —¿Algo más?
Lo miré con los ojos entre cerrados y le hice una mueca, intentando imitarlo.
—¿Ilgi mis? Eres un pésimo mellizo y hermano menor.— me cruzo de brazos, se que no le gusta que le diga que nací primero.
—Ya deja de decir eso, ¿quieres?— soltó aire antes de decir eso, su mirada se encuentra fija en mí mientras está sentado en su silla negra giratoria del escritorio y su libro descansa en sus manos. —No soy tu hermano menor, somos mellizos. Y no me hace un mal hermano el no querer salir contigo.
—Como sea— hago un ademán con la mano restándole importancia, acomodo mi cabello por detrás de mis hombros y agarro el pomo de la puerta para cerrarla —Me largo.
La cerré y bajando las escaleras vi a mi madre.
—Mami voy para la biblioteca, necesito inspiración para poder escribir las canciones.
—¿Y la encontrarás en la biblioteca?— me pregunta sin apartar los ojos de su libro mientras está prácticamente acostada en el mueble de la sala, me siento ignorada por dos personas de esta casa.
—La inspiración no llega de la nada siempre, a veces hay que salir a buscarla.— me tambaleo a propósito un poco sobre mis pies mientras mis manos descansan en la isla de la cocina —Voy camino a la biblioteca en busca de inspiración pero puede que me llegue por el camino, ¿quién sabe?
Yo me aparto de la isla de la cocina y me acerco a ella mientras ella baja su libro y me mira.
—Espero que te vaya bien, no hables con gente extraña y busca mucha inspiración.— me muestra una sonrisa.
Mis padres me apoyan en cuanto a la música se refiere aunque no les he mostrado ninguna de mis canciones, aunque no llegan a tres en realidad. A veces se me complica completarlas y tengo muchas por la mitad, o hasta mas de la mitad están a medias. Ellos apoyan nuestros sueños sin importar que tan descabellados sean, no nos ponen límites, pero si nos aconsejan, y les agradezco mucho eso.
—Gracias ma.
—¿Por qué a los jóvenes de hoy les pesa decir los dos "ma"?— frunce el seño con diversión en su cara, sonrío beso su frente y salgo de la casa.
Inspiración, voy por ti.
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La chica que veo a las 4
Short StoryY sin darme cuenta me acostumbré, a mirarte desde mi ventana todos los días. Inconscientemente esparaba con ansias las cuatro de la tarde solo para verte durante unos segundos que para mí eran más que suficientes. Pero luego no lo sentí así, no era...