36: Jade

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Jade

—¿Cómo van las cosas con Gustavo? —le pregunté a Kira justo antes de entrar a la biblioteca. Ella le miró medio sorprendida y apretó sus labios en una línea evitando decir algo, cuando nos sentamos en la mesa entonces decidió responderme.

—¿Cuáles cosas? ¿De qué hablas? —bien, no me respondió.

—Kira —solté, en modo de advertencia.

—Bueno él, solo me dijo unas cosas de cuando estábamos pequeños —estaba nerviosa, sus manos no estaban tranquilas en ningún momento.

—Bueno, y yo que pensé que te había dicho que le gustabas.

—¿Cómo lo sabes? —la sorpresa notoria en su rostro y su voz, así que le sonreí.

—No lo sabía, pero acabas de confirmarlo —me acomodé mejor en mi asiento —pero lo imaginaba porque era muy obvio.

—¿Ah sí? —miró hacia un lado, luego miró sus manos y empezó a jugar con sus dedos —yo no me había dado cuenta.

—Me di cuenta de eso, al igual que tu hermano.

Ella levantó la vista y esta vez la dejó sobre mí, y una sonrisa se empezó a dibujar en su rostro.

—Hablando de mi hermano, te vi hablando bastante con él.

Y ahora era mi turno de sentir nervios mezclados con incomodidad.

—Solo hablamos porque la única persona a la que conocía en esa casa estaba ocupada coqueteando con alguien alto, de piel canela y rizos.

—Yo no estaba coqueteando con Gustavo.

—¿Ah no? —dijo alguien, interrumpiendo mi turno de hablar —¿ahora niegas que tenemos algo?

—Gust —dijo Kira con algo de sorpresa —no digas esas cosas, pensarán que hay algo entre nosotros.

—¿Y no es así?

Ella se quedó hecha piedra, se notaba que no sabía qué decir. Sus labios de abrían pero volvían a juntarse sin decir nada, hasta que logró hablar.

—No que yo sepa. —Gustavo se sentó a su lado, como siempre lo hacía, ella intentó separarse pero él no se lo permitió. —Deja de hacer eso.

—¿Que cosa? Yo solo sé que me gustas y por eso quiero estar cerca de ti.

—Ustedes son mi fuente de inspiración —solté, sin poder contenerme, a lo que ellos me miraron extrañados —me motivan a seguir escribiendo una historia romántica.

—Pero no hay romance entre nosotros. —me aclaró Kira.

—No le creas —la contradijo Gustavo —claro que hay romance, aunque ella no quiera aceptarlo.

Dicho eso, besó su frente, ella se quedó hecha piedra y bastante sonrojada y yo morí de ternura con ese gesto.

La chica que veo a las 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora