BenPor fin habíamos llegado a la casa, nos tardamos pero supongo que compramos todo lo necesario para la cena de hoy, y otras cosas que se que no usaremos en este día.
Voy dejando cada cosa en su puesto mientras la saco de la bolsa de compras que tiene mi madre. Cuando termino me dirijo a mi habitación.
Abro la puerta de mi habitación, y al cruzar por el umbral cierro la puerta detrás de mí y me dirijo directamente a la ventana, al no ver nada que llame mi atención me siento en mi silla negra giratoria pero segundos después escucho la puerta abrirse dejando entrar a mi hermana.
—Hola hermanito.
—Kira— quiero preguntarle por la chica pero creo que no es correcto en realidad.
Ella se sienta en mi cama, se quita los zapatos, primero el izquierdo y luego el derecho, los deja tirados a un lado en el piso y cruza sus piernas mientras apoya sus codos en sus rodillas y su cara de las palmas de su mano.
—Papá me dijo que te dijera algo— aparta su rostro de las palmas de sus manos y baja las mismas —Nuestro primo vendrá en unos días, no sé en cuantos pero se que vendrá en unos días.
—¿Cuál primo? Hablas como si tuviéramos un solo.
—Hector— dice y baja los pies de mi cama —Hector vendrá un día de éstos.
Se pone de pie, agarra sus zapatos y camina directo a la puerta que ella había dejado abierta.
—Kira— empiezo para preguntarle por la chica, ella se detiene y me mira esperando que continúe pero al final cambio de opinión. —No olvides cerrar la puerta cuando salgas.
—Si hermanito, lo haré.— se queda unos segundos mirando fuera de mi habitación, pero no se mueve, de repente se gira y vuelve rápidamente a la cama dejando sus zapatos a un lado esta vez. —Hoy conocí a una chica muy agradable.
Kira y yo siempre hemos sido unidos, somos además de hermanos, cono mejores amigos ella me cuenta todo así como yo le cuento casi todo a ella con el fin de ayudarnos. Pero se que esta vez ella no va a pedirme ayuda, lo sé porque se ve feliz, y aunque ella es una chica muy alegre de por sí, noto que le emociona hablarme de esta chica.
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La chica que veo a las 4
Short StoryY sin darme cuenta me acostumbré, a mirarte desde mi ventana todos los días. Inconscientemente esparaba con ansias las cuatro de la tarde solo para verte durante unos segundos que para mí eran más que suficientes. Pero luego no lo sentí así, no era...