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P.D.V. Taehyung

En el orfanato teníamos un perro. Es decir, era la mascota de todos los niños que vivíamos ahí. Un día comió algo que le cayó mal y no pude hacer nada por ayudarlo por lo que murió.

Recuerdo a los niños corriendo de un lado a otro con lágrimas en los ojos que rápidamente se transformaron en berridos angustiados.

—No voy a dejarlo en un refugio —vuelvo a repetir. Mi mano derecha aprieta el celular mientras que con la otra sigo acariciando al animal recostado en mi regazo—. Sabes lo que les hacen ahí a los animales.

Taehyung —Jimin suena cansado, debe estarlo, su turno todavía va de largo. Me siento culpable por llamarlo pese a saberlo, pero no sé qué hacer—. Acabamos de salir del problema con  Lee Kwan, el arrendador nos advirtió que no quería más. ¡Va corrernos si le metemos a un gato!

—¡No puedo dejarlo aquí, Jimin! —Miro de nuevo al motivo de mi angustia y mierda, ¿por qué tengo que ser tan sentimental? —Estoy seguro de que tú pensarías igual que yo.

Bueno, nunca lo sabremos.

—Jimin —alargo con un gemido. En ese momento escucho el grito de mi jefe dirigiéndose a mi mejor amigo de seguro. Mierda, me siento un idiota ahora por estar molestándolo con esto—. Lo siento, Minnie. Lo resolveré, te veo en el departamento más tarde.

Cuelgo.

Miró al rededor del campus ya vacío a esta hora. De hecho no, debería estar vacío, pero al parecer no es así. Me encuentro con un par de ojos que podría reconocer a miles de metros después de la última pelea. Fue malo, lo que nos dijimos fue pésimo y quizás ese es el motivo por el que sigue repitiéndose en mi mente. No tendría que afectarme tanto, tomando en cuenta el tiempo que llevo conociendo a Jeon. Sé de su falta de empatía y lo cruel que es a menudo. No tiene que ver conmigo, voy a convencerme de esto para dejarlo pasar de una vez.

Suspiro para volver al dilema inicial, al animal que aun duerme como si no lo hubiese hecho en años. No pasa demasiado cuando escucho pasos acercándose, al levantar la cabeza me encuentro con el rostro inexpresivo de Jeon frente a mí. No está mirándome, él mira al gato y, aunque tratase, estoy seguro de que no lograría saber qué es lo que pasa por su cabeza.

Pero sé que no le gusta.

—Creí que te habías caído o algo así —dice como si fuese una explicación a su presencia, no es que se lo haya preguntado—. Veo que solo estás siendo tú mismo.

Resoplo, mi cabello está más largo, por lo que cae sobre mis ojos.

—¿Qué significa eso? ¿Estás insultándome?

—No lo sé —responde. Se inclina de forma que puede verme a los ojos sin que yo deba levantar la cabeza—. Depende de si ser tú es un insulto.

No entiendo, esque ni siquiera voy a tratar. De manera que sin pensar aprieto al gato en mis brazos, es casi de forma inconsciente. Jeon se da cuenta y su ceja se levanta en respuesta.

—¿Siempre tienes que utilizar doble sentido, Jeon? —Exhalo, resolviendo que debo irme de aquí antes de empezar una nueva pelea—. Olvídalo.

—No utilicé el doble sentido, fui bastante claro esta vez.

—Ajá.

—Creí que tenías demasiado trabajo —Jungkook habla en voz alta. No comprendo la razón por la que me quedo quieto esperando a que prosiga. Y cuando no lo hace, debo girar para instarlo a terminar. Lo hace—: pero estás jugando con un gato.

—¿De qué mierda estás hablando ahora?

Camina hasta mí haciendo notar el porte distinguido que suele presumir. Nadie imaginaría que tras ese aspecto elegante se esconden comportamientos y peticiones extrañas. Es injusto que nadie más logre verlo.

The Truth Untold. [Kookv] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora