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P.D.V. Jungkook

Los días continúan pasando entre ráfagas de conciencia y miedo. Pasan tan rápido que el viernes parece estar pegado al domingo de pronto. Miro el calendario solo para darme cuenta de que dos semanas pueden parecer dos días mientras actuo en automático.

—... Jungkook —levanto la cabeza al oír la voz, Seojoon está aquí. Sus ojos me observan con preocupación y cuando no obtiene respuesta a lo que sea que haya dicho, suspira—. Vamos a comer algo.

Sonrío levemente mientras me pasó las manos por el rostro en un intento de alejar el dolor de cabeza que se ha vuelto algo constante.

—No tengo hambre, hyung.

—Dejar de comer no va a solucionar nada.

Me quedo en silencio, encuentro su mirada esperando que pueda entender algo del revoltijo de emociones que realmente son lo que impiden que el hambre sea importante ahora mismo.

No es que no tenga apetito, es que simplemente pasa a segundo plano cuando el mundo que conozco desde siempre se desmorona frente a mis ojos.

No es que no tenga apetito.

Pero mientras pienso en Taehyung sufriendo por mi culpa, el sentarme a comer se me hace injusto.

Y ya lo sé, nadie tiene que señalarme que es una forma de pensar estúpida, lo sé, maldita sea. Sin embargo, no tengo ganas de luchar contra esto. Estoy cansado y sin darme cuenta he dejado que se vuelva complicado de cambiar. Entonces resulta más fácil decir que no tengo hambre a intentar explicarlo. 

—Quizás más tarde.

—¿Más tarde? —Seojoon masajea su cien antes de apoyar las manos en mi escritorio para verme de más cerca. Cuando asiento sus labios se vuelven una fina línea en desacuerdo. Mira el reloj de pared y entonces susurra—: Es media noche. ¿Cómo que más tarde?

—Hyung...

—Si aceptaste que siguiera siendo tu escolta pese a que JiGong fue quien me contrató...

—Confío en ti, hyung —detengo rápidamente viendo el agradecimiento en su rostro de manera tan clara—. Sé que todo fue algo sorpresivo para ti también.

Asiente con la cabeza lentamente.

—Así que, deja que haga mi trabajo. —Exhala—. Cuidarte, cuidarte así sea de ti mismo.

Me quedo callado, mirándolo sin alguna emoción en mí. Al menos no una que entienda. Finalmente asiento, mis ojos se desvían a la pared blanca.

—¿Puedes pedir algo para ti también? —De pronto pienso en que la última vez que comí con alguien fue con Taehyung. Tal vez, de manera inconsciente evitaba pensar en ese detalle—. No quiero comer solo.

—Bien. Hice algo en la mañana antes de venir —comenta emocionado, sonriendo. Desearía tener un agradecimiento que fuera capaz de trasmitir todo. Pero únicamente correspondo a su sonrisa—. Deja que lo caliente y regresaré en unos minutos.

Lo veo desaparecer por la puerta a pasos rápidos y una vez estoy solo nuevamente miro el desastre en el que he estado trabajando desde la madrugada. Es la oficina de JiGong, estoy aquí tratando de conseguir evidencia entre miles de documentos. Tratando de salvar algo del patrimonio que mi abuelo me dejó antes de morir, algo que sea mío.

Jamás creí que estaría haciendo algo en contra de la única familia que me queda. No obstante, esta bien. Puedo hacerlo, la rabia y el enojo por todas sus acciones funcionan como un motor ahora mismo.

Voy a hundir a JiGong, voy a acabar con su imperio. Le quitaré todo eso que le produce orgullo hasta que no quede más que arrepentimiento por haber dañado a la persona que amo.

The Truth Untold. [Kookv] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora