29

675 110 18
                                    


P.D.V. Jungkook

Existe esta sensación de enojo extremo; la necesidad de destruirlo todo, las ganas inmensas de gritar hasta sentir que algo se rompe, no importa si se trata de mi propia voz.

Sin embargo, instantes breves después. De alguna manera pasé de ese estado, de ese enojo indescriptible a un vacío espantoso e igual de intenso. Quizás, porque soy parte de la causa; tal vez porque esa rabia inmensa y ese enojo sin nombre es en gran medida parte de mí mismo.

Se trata de mi padre.

—No puede ser. —Me tiro en el sofá, mis manos sostienen lo poco que pueden de la cordura que queda en mi cabeza. No soy capaz de mirar a nadie, ni siquiera a Seojoon de pie a mi lado—. Esto no puede estar pasando.

—Sabíamos que sería complicado —dice con enojo apenas controlado—. El juez debe conocerlo. Pensé en eso cuando lo vi saludar al señor JiGong con una sonrisa. Debí darme cuenta, pedir que nos cambiaran de...

—Detente, hyung —pido. Mis ojos de un lado a otro como si de esa manera pudiese hallar alguna explicación, o alguna solución—. Es inútil ahora. Jeon JiGong esta libre, como haya sido él está libre.

Bajo fianza, de hecho. Con todo los millones que no le han sido confiscados puede todavía hacer y deshacer a su antojo. Aprieto los nudillos buscando aire con la boca abierta, miró mi celular deteniendo la estúpida idea de tirarlo por alguna parte con la esperanza de deshacerme de la mezcla insana de emociones que estoy experimentando. Sin embargo, hace falta solamente que me cruce un espejo en el camino para que mi mente empiece a encontrar similitudes con JiGong y me siento un hipócrita.

Yo viví de todo lo que hizo durante años, disfruté del dinero que obtuvo con esos negocios a costa de la muerte de varias personas. ¿Qué derecho tengo de sentirme molesto, herido o como una víctima?

Ciertamente ninguno.

—Jungkook. —Parpadeo cuando la voz de Seojoon llega a mis oídos, su tono suave y lleno de preocupación me devuelven a la realidad de a poco. Me enfoco en su mano sobre mi rodilla para no perderme de nuevo—. Tranquilo. No va a durar mucho de esa manera.

—¿Qué le diré a Taehyung?

Exhala cuando levanto la cabeza, está evitando mis ojos por algunos segundos. Busca una respuesta que me calme, palabras que no existen y al darse cuenta de ello, simplemente suelta:

—La verdad. —Aprieta mi rodilla con algo parecido a una sonrisa en la cara—. ¿Qué más podrías decirle?

Mi respiración se vuelve rápida segundo a segundo, mis labios tiemblan por lo que no puedo decir nada. No tengo lágrimas, no estoy sollozando ni nada, pero se siente de esa manera. Y mis pensamientos; los recuerdos de mí siendo un orgulloso y arrogante me avergüenzan. No hice nada, y todavía así no puedo dejar de sentirme responsable.

—Nada —respondo. Tomo una respiración más profunda ahogando un suspiro lamentable—. No voy a decirle nada.

—Jungkook...

—Voy a encargarme de encerrar a JiGong de nuevo —susurro con convicción. Mi voz no se quiebra pese al nudo que vuelve a aparecer—. Taehyung ni siquiera va a enterarse.

Seojoon podría seguir rebatiendo; no obstante, no lo hace. Creo que sabe que diga lo que diga es imposible que pueda hacerme cambiar de opinión si se trata de Taehyung.

Ya en la tarde.

Puedo con esto, me digo mirando a la comida en la mesa. Mi celular empieza a timbrar, siento un vuelco en el estómago porque sé de quien se trata, mi abogado.

The Truth Untold. [Kookv] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora