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P.D.V. Taehyung

Jungkook decidió no hablar de ello. Y yo decidí lo mismo de alguna manera. Lo cierto es que no está funcionando fingir que no vemos el elefante rosado en la habitación, o como sea que vaya esa frase.

Estoy con él ahora, en el departamento que alquila hasta que las cosas mejoren. No sé que hago aquí, mirando su sonrisa tensa mientras intenta no demostrar que acaba de recibir un correo del juzgado. Quizás debido a que dicho correo contiene mucho acerca de la situación de la demanda. La demanda contra el asesinio de mis padres.

¿De qué manera debería preguntarle?

¿Cuánto tiempo le van a dar a tu padre en la cárcel?

¿Existe la pena capital?

Aprieto los dedos sobre la tela de mis pantalones con fuerza, tratando de ocultar la ansiedad que recorre mi cuerpo al imaginar su rostro lleno de culpa, sus ojos empañandose de un oscuro profundo y sobretodo, el final inminente de esto que tenemos.

Se pone de pie para contestar cuando una llamada entra, entonces me atrevo a mirar su espalda. No hace falta que lo compruebe, puedo adivinar el ceño fruncido y su mandíbula apretada a medida que esa persona le informa del otro lado. Y si voy más allá; un poco solamente, consigo visualizar la sonrisa extraña que me mostrará al volver; sus ojos esquivos, y la expresión cerrada que no va a permitirme entender lo que pasa por su cabeza.

Es cuestión de preguntarle, me digo todas las noches acostado al filo de la cama. Pero las palabras se quedan estancadas en mi garganta porque me aterra lo que vendrá. No tanto sus palabras; yo sé que dirá que me ama. Me aterra que mientras sus labios pronuncien dichas palabras, puede que su expresión lo contradiga.

O puede que no.

No tengo la fuerza ahora mismo para enfrentar la duda.

—¿Irás a trabajar mañana? —pregunta sentándose de nuevo frente a mí. Guarda el celular en su bolsillo, ya no lo deja en la mesa. Un detalle estúpido, aun así, me hace sentir que las cosas entre nosotros ha cambiado—. Deberías dormir ya.

Levanto la mirada lentamente; desde sus manos, ahora juntas, sobre la mesa hasta su atractivo rostro deformado por la preocupación. Trata de sonreír, pero no logra más que una mueca extraña que me hace dejar de lado el plato de fideos.

—Creí haberte dicho que renuncié.

Parpadea, su morada viaja por todo el departamento antes de volver a mi rostro. Se pasa una mano por el cabello, nervioso mientras suelta una risita fuera de lugar.

—Sí, lo siento. Claro que lo hiciste.

Pide perdón muy seguido, ya no ríe como antes. La actitud arrogante y sonrisa sabionda no está. Es como si todo de él se hubiese perdido y ahora solo es el fantasma de la persona que me enamoré. Aunque, puede que me esté proyectando y sea yo quien ha cambiado.

Intenta ponerse de pie con mi plato y el suyo, pero sostengo su mano antes de que lo haga. Parpadea, su mirada recelosa se encuentra con la mía ya algo cambia en su postura por lo que sea que vea en mí.

—Jungkook —pronuncio su nombre y la voz se me quiebra—. ¿Dónde está la expresión de felicidad que solías tener cuando estábamos juntos?

Echa la cabeza hacia atrás un poco, quizá, debido a la sorpresa por mis palabras. Deja las cosas sobre la mesa nuevamente y se acerca a pasos lentos a mí. Me mira como ya no hacía, me mira como si en realidad todo estuviera bien, cómo si fuéramos solo nosotros dos y el mundo no existiera.

—¿De qué hablas, cariño?

Siento mi labio temblando, mis ojos se nublan por lo que, rápido los limpio para estudiar su rostro mientras me sostiene la barbilla.

The Truth Untold. [Kookv] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora