Hoy estábamos en camino a la casa de Roger y Liz a pasar el resto de la tarde.
Ya que le había dicho inumerables veces a Brian que estaba aburrida.
Así que ahora me llevaba a casa de ellos para pasar la tarde.
Al cruzar la puerta Roger abrió los brazos y corrí directamente hacia el.
—Ay te extraño Roggieeeee.–dije casi gritando. Luego lo tome de los cachetes y se los apreté fuertemente provocando que alzará los labios tal cual bebé. Y frunció el ceño enojado.
—¡Déjame Mia!–se quejo.
Lo solté y comencé a reír mientras el rubio se sobaba las mejillas y procedía a saludar a Brian.
—Gracias por traerla hermano.–le paso el brazo por los hombros.
—No hay de que Rog.
—¿Cómo vas?
—Nada bueno.
—¡No es posible!–bufo el rubio con frustración.–debes hacer algo ya.
Giré la cabeza en su dirección con interés. El rubio solo rodo los ojos al cielo y no dijo nada más. Brian solo inspiro por la nariz con fuerza. Mientras los regresaba a observar con curiosidad.
Los tres entramos a la cocina en dónde Liz terminaba de sacar un pollo del horno y lo llevo a la mesa donde nos sentamos. Para Brian hubo pizza vegetariana.
—Y bien pollito ¿Cómo van tus clases?
Extendí la mano y la moví de un lado a otro, frunciendo un poco los labios. "Más o menos", quise decir.—El profe Brian explica bien, de eso no me quejo.
Mire a Brian, quien ladeó una sonrisa, mostrando sus colmillos.
Y le devolví una sonrisa amistosa sin mostrar los dientes.
De repente comenzó a parpadear nervioso y luego se rió.
—Cada día aprende mejor. Si sigue así, podría estar en cuadro de honor. –Brian desvío su vista a Liz quien sacó los ojos ante la mención y tomo por el brazo a Roger sacudiendolo, el solo silbo asombrado.
—Genial pollito, sigue así–Roger me palmeo suavemente la cabeza y asentí con gusto.
—Por cierto adivina qué Mia.–Liz alzó las cejas sonriente.
Concentre mi vista en mi hermana, tenía una sonrisa triunfante en los labios.
—¿Que paso?–replique.
—A que no sabes a quien me encontré, por ahí.
Roger giro su cabeza como cual resorte y la observó con enfado entrecerrando los ojos.
—¿A quien?–pregunte curiosa.
—Josh Devine
Abrí mi boca sorprendida, y me lleve las manos a los labios.
—¡¿Que?!—chille emocionada.¡No es posible!, ¡¿Cuando?!
—Hace dos días. –agrego sonriendo.
Vi como Roger se llevaba la palma de la mano derecha hacia la mejilla y hacia una mueca, mirando a Brian.
—¿Que te dijo?–pregunte nerviosa.
Ella río y me enseñó un papelito.
—Su número, está deseoso por hablar contigo.
Solté un grito de emoción y tome el papel entre mis dedos.
—Oh genial. Llegando a casa de Brian le marco. –agregue emocionada.
Los dos chicos bufaron.
—¿Qué?–chisto mi hermana con las cejas juntas visiblemente enojada observando a Roger y a Brian.
—¿Enserio tenías que meterlo?–Roger hizo una mueca de fastidio.
Mi hermana se encogió de hombros.
—Estaba detrás de Mía desde los cinco años. ¿Que quieres que haga?.
Brian puso los ojos en blanco, y observé a Roger negando con la cabeza.
—Lo que sea, no le conviene.
—Ay cállate. Tu que sabes.–replique arrugando mi nariz.
Me iba a empezar a enojar con Roger siempre metiendo la narizota dónde no debía. Me ergui en la silla poniendo la espalda recta.
—Llegando a casa de Brian le marcare–agregue con ímpetuRoger no dijo nada más, solo soltó un bufido y seguimos comiendo en silencio. El sonido de los cubiertos era lo único que se escuchaba en el ambiente. Me despedí de Liz y Roger cuando Brian anuncio que ya nos íbamos porque tenía unas cosas que hacer. Lo observé extrañada, pero me levanté con resignación, al final de cuentas se había quedado como mi tutor incluso mis padres le habían dado una carta.
De eso me había enterado una vez que tomamos clases en su habitación, yo estaba sentada en su escritorio y el en su cama. Al retirar algunos papeles para hacer más espacio tire algunos al piso entre ellos la carta. Así que si algo me pasaba toda la culpa recaería en el.
¡Liz había pensando en todo!.
Brian condujo por las calles y el auto estuvo en silencio, de vez en cuando se tocaba la nariz y hacia distintas muecas.
Al observarlo de perfil, solo me daba cuenta de algo, no era feo.
Su piel característica de los hombres británicos blanca, su estatura y su rostro perfilado eran atractivos. La melena llena de rulos y esponjosa como una nube daban ganas de enterrar tus dedos en ella y palmearle la cabeza una y otra vez.
—¿No quieres un helado?–pregunto regresandome a mirar.
—Aja–respondi desinteresadamente mientras no le quitaba la vista de encima.
Brian se dió cuenta así que frunció su ceja derecha extrañado.
—¿Porque me ves tanto?—replico divertido.
Me encogí de hombros restándole importancia.
—No se–musite. —Usted es extraño a veces.
—Puedes decirme Brian. Si me hablas de usted me siento viejo–rio nervioso.
—Tratare. Pero no puedo, y más cuando usted es mi profesor y yo su alumna. Es extraño que le diga por su nombre de un momento a otro, ¿no cree?–agregue inclinando mi cabeza hacia un lado.
—Posiblemente. Pero podrías intentarlo, no tiene nada de malo.
Me encogí de hombros de nuevo.
—No se.
El sonrió mostrando sus dientes y maniobro para estacionarse.
—Vamos por tu helado–agrego, y luego me dedico una mirada que no supe desifrar, pero me puso la piel de gallina.
Baje torpemente del auto, aún deslumbrada por su intensa mirada y lo seguí hasta adentro del establecimiento, había poca gente, rápido nos acercamos a u a vitrina dónde había toda clase de helados.
—Buenas tardes Brian. –anuncio la chica más o menos de la edad de Brian.
—Hola Misty. –agrego el con una sonrisa.
Ella me regreso a observar curiosa. Y luego regresó su vista al rulos sonriente.
Se veía simpática.
—¿Que van a pedir?–pregunto observandonos de hito en hito.
—Mía–replico suavemente mi profesor concentrando toda su vista en mi.
Lleve mi dedo índice a mis labios mientras observaba los botes del helado en el mostrador. Me decidí por el sabor pistache, galleta de chocolate y fresa. Mis favoritos.
La chica puso las tres bolas de helado en un vaso, le agrego una galleta y chispas de chocolate poniéndole más chocolate derretido encima. Se me hizo agua la boca.
—¿Y tu Brian?–agrego dándome el helado.
—Dame uno de chocolate.
Brian pago al final. Nos despedimos de la chica. Y subimos al auto, degustando el helado en silencio.
La boca se me había congelado, cada vez que decía algo sonaba chistoso, parecía un bebé y eso a Brian le causaba gracia.Pasamos una tarde agradable disfrutando del helado y acompañándonos el uno al otro. Olvidándome por completo que tenía que hacer una llamada.
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𝐏𝐑𝐎𝐇𝐈𝐁𝐈𝐃𝐎//𝐁𝐑𝐈𝐀𝐍 𝐌𝐀𝐘
Teen Fiction"Necesitaba al menos contener todo o iba a perderlo en ese instante en que pasaba caminando por el pasillo del colegio en donde yo trabajaba y ella estudiaba" -Brian May "Estaba tratando de mandar a la mierda todo incluido al profesor"-Mia Walsh