CAPITULO 2

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La junta de padres de familia había terminado y ahora los míos y yo esperábamos afuera del salón. Gracias a que cuando mi madre tomo asiento en mi butaca el profesor se acercó a nosotros y le explicó que tendrían que quedarse unos momentos mas después de que finalizará la junta.

Mis padres me observaron con una expresión severa mientras yo intentaba extrangular al profesor con la mirada.
-¿Porque no nos avisaste desde antes que el profesor May quería hablar con nosotros?-replico mi papá.
-No hacía falta.
-¿¡Que no hacía falta!?. -casi grito mi mamá. -¿Esta es la peor calificación que has tenido hasta ahora?. Agrego mientras me ponía la boleta de calificaciones en la cara.
Me hice hacía atrás intimidada por su ira.
-Adelante-replico el profesor asomando su cabeza por la puerta.
-Me las pagarás llegando a casa Mia-siseo mamá entre dientes.

Tragué saliva. Adiós salidas con amigos. Puto profesor de mierda.

Los dos se sentaron frente al escritorio del maestro y me quedé de pie enmedio de ellos.

Mamá de inmediato empezó a parlotear en su silla.
-De verdad maestro estoy muy avergonzada, pero prometo que Mia se pondrá al corriente con sus materias. Lo que sucede con sus calificaciones, es cosa de ella que se pasa el tiempo soñando despierta en lugar de dedicarle tiempo a esta materia. Prometo que en el próximo examen será de las alumnas con mejor calificación.
El profesor May asintió con vehemencia y cruzó los dedos apoyando sus codos sobre la mesa.
-El problema no es la calificación, aquí en lo que respecta es el desempeño en la materia, Mia es de las ultimas en entregar trabajos, hay tareas incompletas, nunca la he pasado al pizarrón. Me preocupa que no esté al tanto de lo que vemos en clase, dudo que le entienda en algo.
-Pero si con el profesor Lefevre entendía todo-replico mi padre volteandome a ver.
El profesor May alzó las cejas y después se levantó del escritorio para dirigirse al pizarrón y tomar una tiza.
-Estuve revisando el material del profesor, así como su historial en la materia.
Y como dicen que Mía sabe lo que entendía su profesor anterior le pondre un ejercicio que venía en uno de sus programas de estudio y que ya vieron los alumnos. –replico mientras escribía con esmero fórmulas de segundo grado. –Y ahora de este lado pondré unas de las ecuaciones que venimos viendo en todo el semestre. –agrego escribiendo en el lado derecho del pizarrón una ecuación de segundo grado con factorización.

El profesor May me observó seriamente mientras me indicaba con un gesto que pasará al pizarrón. Tragué saliva y tome la tiza que tenia entre sus dedos y me quedé en blanco bajo la atenta mirada de mis padres y el maestro.

Sentí que pasaron largos minutos. Cuando escuché la voz del profesor.
–¿Quieres que te ponga otro tipo de ecuaciones?–pregunto el profesor.
Lo regrese a mirar lentamente y le dedique una sonrisa gigante y falsa.
–No gracias.–espete molesta.
–Mia llevas cinco minutos y no haz hecho nada. ¡Que rayos te sucede!–mi padre se cruzó de brazos indignado.
Suspiré.

Bueno en realidad es que con el antiguo profesor no es que fuera un maestro brillante. Nos dejaba copiar, a veces no dejaba tarea, pero sobre todo me pasaba en la materia solo porque yo era la más tranquila de la clase.

En matemáticas estaba perdida, y ahora con este profesor estaba excavando mi tumba. Pero no iba a hechar al profesor Lefevre de cabeza.

–No entiendo nada–admiti encogiendome de hombros apenada.
El profesor May tenía los brazos cruzados sobre sus hombros y me sonrió con comprensión, para luego sentarse en su escritorio.
–Creo que con esto Mia lo ha dicho todo.–puntualizo para regresar a mirar a mis padres. –Opino que le deberían buscar un profesor particular para que se ponga al corriente.
–Opino lo mismo–replico mi madre cruzándose de brazos. –Pero no conocemos a nadie.
–Bueno tal vez yo pueda, pero solo los sábados y domingos. Y ella necesita ponerse al corriente a la de ya para poder aprobar el semestre.
Lo observé indignada.
–Sabados y domingos, se va con su hermana. Ella la ira a dejar con usted. ¿Me puede dar su dirección?.
El profesor la observo confundido.
–Nosotros siempre salimos de viaje de trabajo los fines de semana. –agrego mi padre.
Mi maestro asintió y comenzó a anotar en un post - it la dirección. –El sábado a las cuatro de la tarde. –añadio para después quedarse callado. –Solo haré una excepción con usted, y porque Mia es una buena estudiante.

Rodé los ojos y se me escapó una risa con sarcasmo.
Mi padre me observo mal.

–El sábado a las cuatro en punto estará ahí. Mandaré a alguien para que la vaya a dejar y no se escape.

Apreté mis dientes con fuerza queriendo gritar.
Ya sabía a quién mandaría a dejarme con el profesor del demonio.

𝐏𝐑𝐎𝐇𝐈𝐁𝐈𝐃𝐎//𝐁𝐑𝐈𝐀𝐍 𝐌𝐀𝐘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora