CAPITULO 22

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Roger mantenía su mirada burlona sobre mi, mientras yo ayudaba a Liz a pasar los platos con la comida.
Le dedique una mirada furibunda y comenzó a reírse.
—¿Que es tan gracioso amor?–replico Liz dirigiendose a Roger mientras me regresaba a observar.
—Nada, solo le gusta estarme molestando–replique de mala gana.
La sonrisa del rubio se asomo mostrando sus dientes y entre en pánico internamente. Si comentaba algo Roger haría un escándalo ahí mismo y Liz se enteraria, lo mejor era irme con cuidado. No quería passr una vergüenza
—Ya deja de mirarme rubia tonta.–me queje una vez que tome asiento en mi lugar y la cara de Roger me había fastidiado.
El se soltó a reír y Brian lo observó molesto.
—Ya déjala en paz Roger.–replicó Brian.
El rubio lo observó con una ceja alzada.
—Brian deja de ser tan alcahuete.
El ruloso frunció el ceño, y comenzó a terminar de servir los platos.
—Y tú deja de ser tan fastidioso. Déjala en paz.
Mire a Liz con nervios. Ella observaba a los dos sin entender la razón por la que habían empezado a pelear.
—¡¡Hey basta!!–me queje
Ambos me regresaron a mirar . —Por favor dejenme comer en paz y antes de que se estén peleando, luego hablo contigo Roger.
—Pero...–comenzaron los dos.
—¡Nada!. Ya cállense, déjenme en paz–comente ya fastidiada.
Liz se me quedó mirando con una ceja alzada, se notaba su curiosidad y en un momento en que Brian y Roger empezaron a platicar sobre algo aprovecho para susurrarme que había pasado.
—Estan tontos.–sisee dando por zanjado el tema.
Obviamente no le iba a decir lo ocurrido con Brian, yo no andaba metiendo las narices en su vida íntima y me desagradaba que el rubio se estuviese mofando en mi cara y la de Brian.
—Mas te vale que cierres la boca Meddows-lo amenace cuando cerró la puerta de mi habitación.
El rubio me observó indignado cuando escucho su segundo nombre, sonreí para mis adentros. Sabía cuánto odiaba que le llamarán Meddows, parecía nombre de un gato.
—¿Y que quieres que haga?–replico.una vez que se sentó en mi cama.
—Roger no le vayas a decir a Liz –suplique con pesar, llevándome las manos al rostro.
El rubio sonrió y me dio unas palmaditas en el hombro quedándose en silencio.
—Necesito ser directo contigo niña, no puedes andar por la vida haciendo lo que gustes con el mejor amigo de tu cuñado. Aunque sea un jodido adonis.
—¿Puedo shippear el Maylor? –pregunte divertida.
—Mejor yo los Shippeo a los dos, total ya se siente entre ustedes esa tensión sexual.
—¡ROGER!–replique a gritos escandalizada mientras sentía como mi rostro se tenía del carmesí producto de la vergüenza.
El rubio comenzó a reírse seguramente por la expresión de mi rostro y lo observé enojada.
—Esto raya en lo ridículo –replique tratando de no darle tanta importancia —Brian ni siquiera se fijaría en mi, que te hace pensar eso.
—En efecto, como los encontré hace rato yo lo dudaría mucho. A Brian lo vuelves loco.
«Sera al revés»–pensé mordiéndome el labio. Mis piernas temblaron y las apreté ligeramente recordando la sensación de sus labios recorriendo los míos. En ese instante desee que volviera a besarme.
—Roger y tu que pensarías si te dijera que ya lo he besado. –replique con mi rostro fijo en algún punto perdido de la habitación.
El rubio giro su cabeza en mi dirección.
—¡¡¿QUÉ?!!
—Fue tan... mágico.–susurré en un suspiro.
La boca de Roger se abrió de sopetón y luego la cerro de golpe.
—Maldito bastardo, me las va a pagar.
Me levanté de golpe y lo agarre del brazo con fuerza al momento en que se disponía a salir de la habitación.
—¡NO!–replique llamando su atención.
—¡No lo hagas! ¡Brian me gusta!.
Roger escurtiño mi rostro.
—Por favor Roger no le digas nada, Brian me gusta. Cuando, no lo sé, pero me gusta.–replique con firmeza. El no me obligó a nada. –trague saliva nerviosa.
Me estaba echando la soga al cuello, estaba ya cavando mi propia tumba ante algo que ya no podía seguir ocultando, Brian me estaba gustando de maneras que no podía llegar a comprender aún. Sentía tanta curiosidad por aque hombre que era mi profesor y amigo cercano de mis familiares. Era perfecto ante mis ojos.
—Mia, ¿Te das cuenta lo que estás diciendo?, ¿Estás segura?.
Asentí con la cabeza varias veces.
—Aun así tengo que hablar con el.
—¿Que?.
—Cosas de hombres–replicó con una sonrisa.
Fruncí el ceño.
—Roger por favor, no le vayas a decir nada.
—No le diré nada Mía. –replico entre risas.
—¡Te estás riendo!–replique entrecerrando los ojos no muy convencida.
—Lo juro. Estoy diciendo la verdad.
—¡Pero Rog!
—Mia enserio, no le diré nada. Puedes estar tranquila.
—¿Porque me enamore de el?.
—No lo sé, tal vez porque está tan jodidamente caliente  y sexy. –se empezó a reír.
—¡Roger!–replique a regañadientes mientras sentia un calor subiendo por mis mejillas. Ni para mentir porque era cierto.
—¿Dónde estan?
La voz de Liz se escuchó a lo lejos.
—Mejor ya salimos.
Asentí con una opresión en el pecho, tenía que contarle a mi hermana antes de que comenzara a sospechar por su propia cuenta.

𝐏𝐑𝐎𝐇𝐈𝐁𝐈𝐃𝐎//𝐁𝐑𝐈𝐀𝐍 𝐌𝐀𝐘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora