CAPITULO 25

877 45 16
                                    

Creo que sería fácil enamorarme de Brian May, contemplaba atentamente como se movía por toda la cocina preparando la cena del día de hoy. Mientras yo permanecía sentada en la mesa de la cocina tratando de terminar los ejercicios que me había puesto. No podía hacerlo, mi vista vagaba del cuaderno hacia el y suspiraba porque en mi mente solo podía recordar esos momentos tan íntimos que habíamos pasado hace unas horas.
Golpeé el piso con la punta del pie impaciente. Esperando a que se acercará.
—¿Cómo va...?–preguntó.
Pero lo calle mientras lo jalaba de su camisa blanca hacia mi y unia nuestros labios.
Sus besos sabían a gloria, pase mis dedos temblorosos por sus hombros.
Brian bajo sus manos con suavidad levantándome de la silla y acaricio mis nalgas apretandolas suavemente.
—Te necesito...–replique.
El sonrió y luego abrió los ojos con expresión asustada y se alejo de mi corriendo hacia la estufa.
—¡Ay mierda se va a quemar la sopa!.–se quejó mientras tomaba una cuchara y movía todo con expresión desesperada.
Me lleve una mano al rostro y volví a sentarme en mi lugar.
Todo se había ido al carajo.
Una vez que Brian termino apagó todo y se acercó en silencio hasta mi lugar inclinándose sobre la mesa, tratando de inspeccionar que hacía mientras se secaba las manos con el trapo de la cocina.
Le pase en silencio mi libreta y procedió a revisarlo.
—Quita tu rostro de preocupación lo estás haciendo bien. No hay ningún fallo, aprobaras el examen.
—¿Cómo estás tan seguro?–balbucee.
El me sonrió para tranquilizarme.
—Por favor Brian, no me hagas el examen.–suplique.
—Mia, ya hablamos de esto.
—No lo hagas, no me hagas esto.
El tomo mi rostro en sus manos y unió nuestras frentes.
—No pasara nada. Te lo prometo, aprobaras ese examen. ¿Acaso no confías en mí?
—Yo confío en ti, pero yo no confío en mi.–susurre cerca de sus labios.
—Eres inteligente, lo harás.
Me rei.
—¿Algo más?
—Estas preciosa.–replico mientras se inclinaba hacia mi.
—Aja.
—Eres bellísima y aunque roncas en las noches no me importa.–se rió
Golpeé su hombro.
—¡Brian!-me queje!.
—Tienes una mirada sensual, y besas increíble.–susurro sobre mis labios.
Sentí sus dedos colarse entre mi ropa interior sin previo aviso y enterré mi rostro en su hombro mientras sonreia.
Alce la vista a su rostro sus ojos se había vuelto obscuros y esa mirada de lujuria que me dedico me hizo temblar de pies a cabeza.
Me levanto en sus brazos y nos dirigimos a un sofá que se encontraba justo en el pasillo.
—Pense que lo harías en tu estudio.
—Tengo muchas ideas en mente pero las guardaré para después.–replico mientras quitaba mis pantalones y mis converse blancos.
—Por cierto me encanta verte con vestidos.
Sonreí.
—Te lo haré más fácil entonces–replique mientras abría mis piernas.
Los dedos de Brian comenzaron a hacer su trabajo mientras yo lo animaba a seguir.
—Me encanta ver cómo te retuerces de placer, te imaginas estando debajo de mi mientras me sientes completamente dentro de ti.
Creía que el corazón se me salía del pecho, sus dedos hicieron una especie de gancho y enterré mi rostro en su hombro.
—Brian por favor, te necesito tanto. –exclame desesperada.
Mis dedos se crisparon en su camisa blanca arrugandola.
—¡Te voy a mojar!–gemí
—¡Hazlo!–ordeno
Sentía como mis líquidos se comenzaban a derramar por mis piernas a chorros.
—Brian–grite mientras lo abrazaba de los hombros.—¡Oh dios Brian!
Me impulse hacia arriba apoyándome de sus hombros, mientras mis caderas se movían al compás de sus movimientos.
Brian subió mi camisa comenzando a succionar mi pezón y cerré los ojos con fuerza mientras enterraba mis dedos en su cabellera rizada.
—Me encantas Brian. –suspire.—Me encantas tanto. ¡Te lo juro! Mi amor.
Sus labios aprisionaron los mios una vez más. Enterré mis manos en su cabello mientras susurraba su nombre una y otra vez. No queia terminar, quería que siguiera provocándome más placer pero no podía aguantar un poco más siquiera.
Sus manos tan hábiles y experimentadas mandaban olas de calor por toda mi piel. Sus labios besaban con dulzura mi rostro, hombros y clavícula y me arrancaba suspiros cada ve que de sus labios salía alguna palabra dedicada a mi. Me estaba guiando al borde del abismo una vez más.
Presa de la desesperación que embargaba todo mi cuerpo al sentir sus dedos.
Con tan poco me subía al cielo, era increíble.
—¡Te quiero Brian!, ¡Te quiero muchísimo!. Mi boca se abrió en una "o" silenciosa mientras sentia como todo a mi alrededor llegaba a su punto máximo y luego explotaba en una ola de inmenso placer.  Me quedé abrazada a su cuerpo intentando contener mi agitada respiración.
Lo regrese a observar con una sonrisa y observé cómo su nuez de Adán subía y bajaba.
—Te vez hermosa–susurro para luego besarme.
—Tu eres perfecto–conteste mientras unía mi frente a la de el.
Nos quedamos en silencio con los ojos cerrados, escuchando el latir desbocado de nuestros corazones.
Brian comenzó a acariciar mi cabello suavemente.
—¿Puedo quedarme contigo está noche?–pregunte.
—Por supuesto que si nena.
Lo abrace una vez más. Sus palabras tan dulces hacían que mi corazon se desbocara. Era un hombre tan tierno, siempre decía lo que sentía su corazón y eso me encantaba de el.
Paso sus dedos por mi columna vertebral lentamente mandando escalofríos por todo mi cuerpo y beso mi hombro delicadamente.
—No sabes cuántas ganas tengo de amar cada parte de ti.–susurró contra mi hombro.–recosto su rostro sobre mi hombro pudiendo sentir la creciente barba que comenzaba a formarse en su mentón.—Quiero hacer cada parte de tu cuerpo mía. Quiero que seas Mía.
Sus palabras quedaron suspendidas en el aire y tome su rostro entre mis manos acariciando sus pómulos.
Con sus palabras la emoción de entregarme a el en cuerpo y alma estaba aumentando. Quería ser esa persona con la capacidad de amarlo como el me amaba a mi.
Sus delgados brazos se cirnieron con fuerza en mis caderas apretandome contra el, nuestros pechos se tocaban y la mirada de Brian era de pasión pura.
—Te amo tanto Mía. Tanto que ya no puedo seguir así. Estoy apunto de tirar todo por la borda, tu piel me dice a gritos cuánto lo deseas. Dime cómo puedo hacer que me ames con la misma fuerza con la que yo lo hago. ¡Dime cómo puedo hacerlo preciosa!.–replico desesperado.
Me quedé observando sus ojos en silencio y después aparte mi vista, entonces Brian me soltó, se levantó y se llevó las manos a la cabeza. Me quedé sentada viendo cada uno de sus movimientos y junte mis manos entrelazandolas sobre mis piernas mientras estás se balanceaban adelante y atrás.

𝐏𝐑𝐎𝐇𝐈𝐁𝐈𝐃𝐎//𝐁𝐑𝐈𝐀𝐍 𝐌𝐀𝐘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora