CAPITULO 19

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Una vez que Roger y Liz se fueron bien entrada la noche el silencio en la casa era abrumador. Hoy la noche tenía muchas estrellas alumbrando el firmamento.

Brian se colocó a mi lado con los brazos cruzados y ambos observamos en completo silencio la noche a través del ventanal del segundo piso cerca del pasillo, que parecía infinito ante nuestros ojos.

Era asombroso e inquietante el momento, observé a Brian tan metido en sus pensamientos y cuando notó que lo estaba mirando solo me sonrió. Le dedique una sonrisa tímida mientras sentía como mis mejillas se encendían y volví la vista a la negra noche tan misteriosa. Había muchas estrellas brillando a la luz de la luna.

-¿Cuántas estrellas hay en el universo?.-pregunté.
-Imposible contarlas, miles de millones y cada día nacen muchas más y otras mueren.
-¿Y entonces como ubican a las estrellas como la osa mayor?.
-Para eso están los astrónomos, ellos se encargan de estudiar el cielo.
-¿Que es lo que estudiaste Brian?.
-Soy astrofísico pequeña.
"Pequeña", amaba que me dijera así.
-¿Y porque no estás en la NASA?.
Brian sonrió.
-Algún día trabajaré en la NASA, pero me encanta mi trabajo actual.
-Eres bueno.
-Lo veré cuando te ponga examen.
Di un brinco.
-¿¡Examen!?-replique
Brian asintió.
Negué con la cabeza.
-¡NOO! ¡Todo menos eso! ¡No quiero exámenes de nuevo!, ¡Por favor!.
Brian me observó con una ceja alzada.
-Mia, es necesario, así evaluaré tu desempeño. Vas bien.
-¡No!, ¡Por favor Brian no me vuelvas a hacer examen!.
-¿Un examen oral?
Me lleve las manos a la cabeza desesperada.
-¡Nooooo!
Brian sonrió divertido.
-¡Oh vamos!. No estará complicado.
-Lo hago si me soplas las respuestas que no pueda contestar. -añadí con una sonrisa
Brian frunció el ceño.
-Eso no sería justo.
-Por favor Brian, no seas malo. No me pongas examen.
-¿A caso no confías en ti?.
-Se me olvida hasta lo que comí hoy, ¿como voy a acordarme de lo que estudie?.
-Vamos Mía, no es tan malo. Solo es cosa de que estudies mucho más.
-No gracias, no confío en mis sesos.
La sonrisa de Brian se ensanchó dejando a la vista sus preciosos colmillos.
Sentí como me temblaban las piernas y temí caer al suelo mientras me acercaba a el.
-¡Por favor Brian no lo hagas! ¡Ten compasión de mi!-suplique mientras juntaba mis manos en señal de petición y lo seguía hasta su habitación con la misma postura.
Negó con la cabeza mientras se sentaba en la silla que tenía junto a su escritorio.
-Por favor profe no sea malo. Solo póngame la nota más alta, sin examen.
Brian se llevó su mano derecha a su mentón mientras me observaba atento.
-Prometo que ya no lo voy a insultar.
-No.
-Le diré a Liz que es el mejor profesor del mundo.
-No
-Le compro un tejón.
-No.
-¡Por favor Brian no seas así!
-No.
-¡Brian!
-No.
Lance un gemido apesadumbrado. Me puse de rodillas entre el hueco de sus piernas. Era humillante pero no quería presentar otro jodido examen. Mis sesos eran sagrados como para andar quemandolos en los procedimientos Matemáticos
-Por favor se lo ruego, se lo suplico de rodillas.
-No Mia. Vas a presentar ese examen. Y necesito pruebas de que en verdad estuviste estudiando o si no tus padres podrían ir a quejarse con el director y me podrían despedir.
-Entonces ya hubieses estado despedido desde hace tiempo-replique mientras me incorporaba rápidamente.
Observé como Brian suspiraba aliviado y relajaba la postura de su cuerpo.
-En efecto, si.-Por eso es mejor que presentes ese examen.
-Brian no puedo ¿Y si vuelvo a reprobar?.-replique preocupada. -No quiero volver a hacer enojar a mis papás ni que me vuelvan a mandar aquí.
-¿Tan mal niñero soy? -replico divertido.
-No es eso solo no podemos salir a ningún lado. Porque si nos ven le irán a contar a la directora.-Ni siquiera puedo ir a la pijamada de Lilly este sábado. Y a pesar de que tú comes puros vegetales cocinas mejor que mi mamá.
Brian soltó una risita.
-Gracias muñequita. Pero eso no me hará cambiar de opinión.
-¡Brian!-chille
-Hablare con Roger para que te vaya a dejar con Lilly el sábado. -replico ignorando mi berrinche.
-¡Eres bien malo!
-Mucho. Ahora ve a dormir preciosa.
Fruncí el ceño molesta y me quedé cruzada de brazos sin moverme de lugar.
Brian sonrió mientras imitaba mi postura.
-Eres un poco caprichosa. ¿No lo crees?.
-No me voy a mover de aquí hasta que cambies de opinión.
Me tomo del brazo para guiarme hacia mi habitación pero lo aparte de un manotazo y me observó con el ceño fruncido.
-No me vas a convencer Mía.
-¡Y tu no me harás presentar otra vez ese examen!
-Ya lo veremos.
Lo observé furiosa.
-¡No me voy a mover de aquí! ¡Y tu no me harás presentar ese examen! -replique de nuevo.—¿Me entendiste?.
-Ve a dormir luego hablamos.
-No me estés ignorando.
-Di mi última palabra Mía, no voy a ceder a tus caprichos. Vete a dormir.
-¡Ah no! ¡Te voy a acusar con Liz!.
-No tienes escapatoria Mía. Presentarás ese examen. Así tenga que amarrarte a una silla para que lo hagas. Ahora ya vete a dormir. -replico con voz dura.-Es mi última advertencia. Ya ve a dormir.
-¡No me voy a ir a dormir! ¡No voy a presentar otro examen! ¡Y tu no me dirás lo que tengo que hacer!.
-Cuento hasta tres para que te vayas a la cama. Uno.
-¿O que harás?- agregue con voz burlona.
-Dos.
-¡No voy a presentar ese examen!.-grite
-Tres.
En un segundo vi como se agachó para tomarme de las piernas y echarme sobre su hombro caminando hasta mi habitación.
Mi cabeza quedo a la altura de su cintura y lance un grito frustrado.
-¡Te odio Brian May!
El hizo caso omiso a mis insultos. En cuestión de cinco zancadas estaba entrando en mi cuarto y me tiró sobre la cama sin ningún tipo de delicadeza para luego caminar hasta la puerta, antes de llegar le lance una almohada que impacto en su espalda ignorando el golpe me dió las buenas noches y cerró la puerta.
Me quedé echando chispas mientras en mi mente lo mandaba al demonio.

[••🌙••]

—A la próxima que vuelvas a reprobar, asegúrate de quemar el examen o tratar de que se lo coma un perro. –justifico Lilly.
—¡Ugh! seguro lo haré, pasar el tiempo en la casa de Brian es aburrido.
—No entiendo cómo es que no te guste ni tantito. ¿De verdad no te gusta ni así de poquito?–con su pulgar y su meñique hizo un pequeño espacio invisible entre sus dedos.
—¿Que te puedo decir?–me encogí de hombros. —Ayer me enoje con el porque quiere que haga otro examen, me cargó como costal de papas y me aventó a la cama.–replique indignada.
—Uy que sexy–replico mordiendo su labio.
Me lleve una mano al rostro para cubrirmelo.
—¿Es enserio Lilly? ¿Te cogerias al profesor así nada más porque si?—la observé con duda.
—Si. No creo que sea tan malo, es bueno experimentar ciertas cosas.
—Brian no sé metería con ninguna de nosotras, ¡es ilegal!.
—Todo lo puede hacer si es por debajo del agua, y si es consensuado no tienen nada que perder. Ambos lo disfrutan y ya. ¡Y tú serías la primera si quisieras.!
—No le voy a dar mi virginidad a Brian–replique ofendida.
—¿Te da miedo?, ¿No te da ni tantita curiosidad saber que se siente?
—¿Pues que se siente o que?
Ambas nos quedamos calladas cuando la mamá de Lilly entro con una bandeja de galletas y leche.
Cuando salió volvimos al tema.
—No sé cómo no se ha enterado tu mamá de lo de Nick.—murmure.
—Ya te dije, todo por debajo del agua.
Suspiré. No sabía si sería buena idea contarle.
—Lilly te quiero contar algo, pero prométeme que no se lo dirás a nadie a NADIE.
—Lo prometo.
Sabía que se iba a poner a gritar como loca, así que inspire aire por la nariz.
—Creo que si siento algo por Brian.
Cuando terminé mi grandiosa amiga comenzó a brincar en la cama y a pegar de gritos, no dejo de gritar hasta que terminó cayéndose de la cama y se dió un golpe en la cabeza contra el suelo. Se levantó y se sentó junto a mi mientras se sobaba donde se había golpeado.
—¿Y bien?
Me encogí de hombros.
—Lilly creo que Brian quiere conmigo–trague saliva nerviosa.
Sus ojos me observaron con sorpresa.
—¿Porque lo dices?
—Los escuché hablando sobre mi, Brian decía estar desesperado porque no sabe como acercarse a mi y decía que había sido mala idea traerme a su casa. Se porta demasiado atento conmigo, me dice palabras bonitas, y es tan dulce. —Suspire. —Se puso celoso porque el repartidor de pizzas me iba a dejar su número, y cuando está cerca de mi solo quiero, quiero que nunca se aleje.
Siento algo en mi estómago como un cosquilleo caliente y me dan ganas de querer estar cerca de el todo el tiempo y que el ponga su atención en mi solamente.
Y cuando lo miro a los ojos, solo me pasa por la cabeza saber si puedo besarlo. No entiendo nada. —Me lleve las manos a la cabeza.
—Uy ya te perdimos. —agrego Lilly sonriendo. —¿Y que dice tu hermana y tu cuñado?.
—Le dan ánimos para que me conquiste.
—Eso es raro. El punto es: ¿Tu quieres algo con Brian?.
—No lo sé.
—Y si dejas pasar el tiempo, creo que te estás enamorando de Brian, es normal porque estás conviviendo con el. Te está empezando a llamar la atención.
—¿Eso es malo?
—No para nada.
—Creo que tengo que analizar que es lo que siento.
—Tu dejate llevar.—replico restándole importancia y luego se rió. —Bueno estaría bien, mientras no salgas con un hijo de el está bien todo.
Mi rostro se tiño de rojo y estuve a punto de gritarle.
—¿¡Creo que tu quieres que tenga sexo con Brian verdad!?
—Mia la verdad es que viéndolo a fondo. Si harían bonita pareja.
—Ay jodete Lilly, no digas estupideces.
La risa de mi amiga se vio opacada por el motor del auto de Roger y ambas bajamos con todo y mis cosas.
—Me cuentas que tal te va. Saludo a mi hermana y a Roger y entro a su casa de nuevo.
Cuando Roger estacionó su auto observé que no apagó el motor.
—mmm ¿No se quedarán a cenar?. —pregunte extrañada.
—No pollito, tenemos cosas que hacer nos saludas a Brian, pórtate bien.
—Esta bien. Adiós chicos.
Me despedí de ellos agitando la mano y abrí la puerta con las llaves que Brian escondia afuera.
Entre y subí en silencio a mi habitación.
Note la puerta de la habitación de Brian entreabierta y me acerque a husmear.
Lo primero que ví en el suelo fueron revistas pornográficas hice una muñeca de asco y las arrime con el pie.
Después se escucharon unos sonidos raros provenientes del baño y me asusté.
Iba a abrír la boca para llamarlo pero me calle al escuchar que había pronunciado mi nombre en un potente grito. Más que grito era como un gemido.
Abrí los ojos como platos y extrañada pegue la oreja a la puerta del baño.
—¡Oh bebé si!
Me mordí los labios intentando ahogar una risa.
—Oh Mía, te amo.
—¿¡Pero que demonios!?–susurre bajito.
Otro gemido.
—¿Que puedo hacer para tenerte conmigo?. Oh Mía eres mi perdición. ¡Te amo, te amo, te amo.! ¡OH SII!
Me lleve las manos al rostro cubriéndolo de la vergüenza que sentía. Y salí corriendo hacia mi habitación cerrandola de un portazo.
Había escuchado a Brian masturbándose y yo estaba entre sus pensamientos.
Esto no podía estar pasando.














𝐏𝐑𝐎𝐇𝐈𝐁𝐈𝐃𝐎//𝐁𝐑𝐈𝐀𝐍 𝐌𝐀𝐘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora