Un año en otro mundo

XVIII

—Enotonces está la posibilidad de que el tal Durk tenga resentimiento al pueblo por alguna razón –No le agradaba la idea de que alguien intentará atacar al pueblo en cualquier momento.

—Desconocemos eso –Los oráculos estaban perdidos en este punto-. —En todo caso, esto sería todo. En un momento el guardia te entregará tus pertenencias y te escoltara a la salida.

—Genial, espero que pronto encuentren la respuesta.

—Nosotros también... -Ambos oráculos salieron de la celda y se fueron por el pasillo.

—¿No cree que deberíamos decirle sobre la situación? —El más bajo le cuestionario al otro.

—No, aún no, tenemos que esperar la respuesta de Ramee.

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Tal y como le habían dicho, poco más de 20 minutos después, el guardia le entrego su equipo y lo dejo afuera del cuartel.

<Al fin soy libre> Aún que sentía un tanto débil, no le inmpedia caminar.

—Vayamos con los demás

<Andando>

Mientras iba de regreso a los dormitorios, en el pueblo se notaban pequeños cambios:
Para empezar el pueblo se había recuperado en gran medida del ataqué de los goblins. También las personas parecían mirarlo, algunos con miedo y otros con asombro. Esto era por qué los rumores de su batalla se fueron extendiendo con el tiempo.
Y por alguna razón los guardias eran menos que antes, ya que antes, cada cuatro de diez personas que se veía pasar por el pueblo eran guardias, pero ahora solo eran como mucho dos.

Llegó hasta su habitación y tocó la puerta en espera de que le abran, pero nadie lo hizo. Pensando que no estaba Junko, tomo la perilla y abrió...
...
...
...
Encontrándose con nada, solo las camas de siempre.

—¿Esperabas que pasará algo?

<La verdad... Si> Cerro la puerta y comenzó a caminar por el pasillo, sabía dónde podrían estar.

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En una pequeña pradera entre la entrada del pueblo y del bosque se encontraban un grupo un tanto peculiar.

—Si que se lo toman muy en serio –Mencionaba el que parecía ser un pequeño elfo.

Este se encontraba mirando un combate de entrenamiento que tenían Farx y Junko.

—Dile a él, se emociona por cualquier cosa –Decia alto para que ambos la escucharán.

—Pues claro, es divertido –Se defendió de su acusación.

Poco a poco el combate se fue acalorando hasta el punto en el que ya no contenian sus fuerzas ni mucho menos sus habilidades. Provocando que en un descuido, una inmensa piedra saliera disparada hacia su único espectador.

Este intento reaccionar pero iba a tal velocidad que no lograria moverse a tiempo. Cuando el proyectil estaba a unos metros de él se destruyo en varios pedazos dejando anonadados a los que miraban.

Momentos después se comenzó a ver cómo aparecian dos manos para poco después apareciera el cuerpo que las conformaban.

—¡¡Colores!! –Farx lo reconoció al instante-. –¿Cuando saliste?

—Hace nada -Contesto mientas de sobaba las manos-. —Pero lo importante aquí es que se deberían disculpar con esta persona de aqui –Indicaba al elfo en shock