La Pequeña Gilbert [ Damon Salvatore Y Tu ]

Capítulo 16: Los Asuntos de Hermanos

Erika fue atada, amordazada y encerrada en la cárcel que había en la mansión. Fue reportada como enferma al evento y la escuela porque tenía miedo de que tuviera otro ataque. Jenna intentó ver de qué se trataba pero tuvieron que hipnotizarla para que no se preocupara por eso.

Bonnie no quería creerlo, pero era así, Erika estaba ligada a un demonio.

—Siempre le dije a Erika que parecía un demonio, pero nunca pensé que ella lo era—dijo Jeremy preocupado en el sofá por su gemela.

—Yo tampoco quería creerlo...pero Katherine lo confirmo—

La doppleganger de Elena había aparecido en la mansión Salvatore para coquetearle a Stefan, también un poco con Damon. Cuando quisieron capturarla se dieron cuenta de que ella era casi inmune a la verbena, no pudieron atraparla. Aunque Damon se dio el gusto de darle unos cuantos golpes a la Petrova.

—­­­­­ ¿Estás enojado porque tu niña ya se trasformó en demonio? Nunca pensé que estuviera lista para matarlos tan rápido—confesó ella en medio de la pelea, Damon confundido, la dejo libre al oír eso.

— ¿A qué te refieres?—preguntó Bonnie quien observaba la pelea sin intentar pararla.

—Tú lo sabes bruja, tú siempre lo has sabido—aclaró ella antes de largarse de la mansión.

La Petrova no era de fiar, pero lo que decía no era tan descabellado. Bonnie se puso a buscar acerca de los demonios, el tema podía ser variado pero fue sencillo atar los cavos sueltos para alguien tan aplicada como la chica. Al parecer el alma de Erika estaba vinculada a un demonio desde que nació, el ser había estado dormido y apareció hasta hace poco.

—Laica Pierce no era una bruja, era la portadora de un demonio...—

Damon tenía miedo, después de muchos años volvía sentir el verdadero temor. Tenía miedo de que esa cosa consumiera a Erika, de no volver a sentirla. Damon no quería escuchar por centésima como contaban el relato de Laica queriendo enamorar a su hermano y este rechazándola por quinta vez. El chico de ojos azules quería largarse pero su hermano lo detuvo.

—Damon ¿Qué le dijiste a Erika para que se volviera un demonio? —preguntó Stefan compasivo ante la mirada ofensiva de su hermano.

—No te estamos culpando Damon—intervinó la chica bruja desde la mesa—Según lo que nos contaste esto no sucedió de un día para otro, viene de una recopilación de hace meses, solo queremos saber el por qué explotó—argumentó la chica anotando unas cosas.

Damon miró a cada uno de los presentes en la habitación, después una sonrisa amarga se formó en sus labios. Todos se miraron entre si confundidos, Elena estaba haciendo guardia abajo con Caroline y apareció a velocidad vampírica al escuchar el conflicto sobre ella. El Salvatore de ojos azules la miró desafiante, ella permaneció firme ante la mirada.

— ¿Lo dices tú o lo digo yo? —retó el vampiro sin dejar de mirar a Elena.

Todos en la habitación miraron a Elena en busca de una respuesta, a Damon le hervía la sangre, sabía que le creerían más a la chica que a él. Después de decirle a Erika poco le importaba que pensaban los demás de él, de todos modos ya había perdido a su único rayito de sol.

— ¿Qué cosa? ¿Qué paso Elena? —interrogó Stefan frunciendo el ceño hacia su novia.

— ¡Oh hermano! Qué bueno que lo preguntas—comentó Damon con una sonrisa hipócrita—Sabes nunca tuve la oportunidad de decir que tu novia, Elena, es tan buena—su tono era dramático mientras iba a servirse un trago.

—Damon basta...—murmuró Elena incomoda—No tienes que...

— ¿Qué dices novia de mi hermano? Recuerdo que dijiste que fue lo mejor—dijo entre dientes mostrando una expresión de odio— ¡Ahora dilo con orgullo! Dile a tu amiga, a tu novio y a tu hermano que tuviste sexo con el peligroso Damon Salvatore y que salvaste a Erika al hacerlo—dio un trago a su vaso de bourbon y miro a su hermano—Ahora celebremos el triunfo de Elena.

Elena se cubrió la cara estresada, Stefan acorraló a su hermano contra la pared tomándolo del cuello de la camisa. Obviamente estaba enojado. Jeremy se veía asqueado y Bonnie se preocupó al ver a Stefan con ansias de matar a Damon.

—Hazlo hermano...lo merezco—susurró el Salvatore mayor.

La culpa se reflejaba en los ojos azules, Damon seguía sintiéndose culpable por condenar a Erika a ser esa cosa y hasta aceptaba el odio de su hermano. Lo tenía merecido. El castaño notó eso, en su vida vio esa delicada mirada en Damon.

—Elena...tú usaste el hechizo en Damon—dedujo Bonnie viendo a la mencionada como si la desconociera.

Los hermanos Salvatore voltearon hacia la bruja sin saber a qué se refería, Bonnie se sentía traicionada por su amiga y se sintió participe del actual estado de Erika.

— ¿Te acostaste con este tipo sabiendo que Erika está loca por él? Antes creía que Erika exageraba acerca de ti, pero siempre haces lo mismo—explotó Jeremy caminando hacia Elena.

—Jer, tu no...el—titubeó ofendida,

— ¡Basta! Siempre alegas con que Erika ha sido el problema...Erika esta así por tu culpa, nos han tratado como basura por tu culpa, papá y mamá están muertos por tu culpa...—dijo Jeremy al borde lagrimas sin medir sus palabras—Lo siento, no quiero que por tu culpa perdamos a Erika porque las habré perdido a los dos...

A veces las palabras pueden ser exageradas o falsas, Jeremy si culpaba a Elena de muchas cosas, pero jamás de la muerte de sus padres. Solo quería que ella comprendiera su dolor, solo quería que su hermana abriera los ojos. Elena se impactó por las palabras de su hermano menor, eran mentiras que le hicieron ver la verdad. Ella deseaba conectar con sus hermanos y se quejaba de ellos cuando no la escuchaban, ella debió escucharlos.

Era lo que unía a Jeremy y a Erika, se escuchaban. Erika escuchaba a Jeremy hablar de sus videojuegos aunque no le interesaban y Jeremy escuchaba a Erika quejarse como no podía dibujar al guapo de Damon aunque lo asqueara.

Por primera vez, Elena escuchó a su hermano, aunque le dolió. Ya no se trataba de ella queriendo a los dos Salvatore. Ella tenía una responsabilidad con sus hermanos. Solo esperaba que pudiera escuchar a Erika también. 

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¿Redención para Elena?

Lamento la tardanza, pero escribir se me ha hecho difícil.