Capítulo 6: El Desaparecido

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Erika azoto la puerta de su habitación encerrándose, a pesar de los incesantes gritos de Elena y las insistencias débiles de la inexperta Jenna. Erika no quería llorar, no otra vez. Se puso de rodillas a un lado de su cama, metió la mano debajo de esta en busca de la botella de alcohol que escondía. <<Que tonta soy>> pensaba la menor de la familia Gilbert. Los vampiros si bien eran una novedad difícil de procesar no habían impedido las ganas de Erika por intentar mejorar su vida. Trato de mejorar yendo a sus clases, realizando sus tareas y siendo menos irrespetuosa.

Negó con la cabeza cuando encontró la botella, decepcionada. Nada había cambiado sin importar sus esfuerzos por hacerlo. Así que empezó a beber a escondidas en su cuarto cuando los regaños de Elena y Jenna se le hacían insoportables. Porque si, seguía teniendo prohibido salir sin supervisión, solo se escapó una vez y nadie lo notó.

Damon venía a espiarla y cuando la veía intentando tomar una gota de alcohol entraba por la ventana dándole un pequeño escarmiento, olvidándose de su ira y su botella. Estaba vez no fue así, Damon no apareció. No lo sintió cerca tampoco. Erika lo extraño y no bebió de la botella de alcohol. En vez de eso intento dibujar la cara de Damon, sin éxito.

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Damon no apareció en ningún lado. Ni en su habitación, ni en su casa, ni por la escuela, ni por ningún lado en el pueblo. Por lo que decidió escaparse de su casa solo un momento para buscarlo, para verificar que estuviera bien. Ni Elena, ni Stefan hablaban sobre él. Al parecer Damon tuvo bajo su control a Caroline y maltratándola. Erika no sabía que no estaba bien pero aun así quería saber de Damon, no lo iba dejar irse tan fácil. Jeremy se la pasaba en su habitación, se sentía mal por Vicky y era la única ventaja de pasar encerrada. Hablar con su hermano, pero claro ella omitía su contacto con Damon y los vampiros.

La mansión Salvatore era fácil de allanar, por lo que Erika entro fácilmente, no encontró nada fuera de lo normal. Lo llamo en las escaleras, en la sala de estar y en otras habitaciones sin encontrar rastro del vampiro.

Si el estuviera aquí ya la hubiera escuchado, desesperada se rindió rápido. Buscó alcohol para controlarse pero no lo llevaba. Arrojó su mochila contra la pared molesta «Los Salvatore tienen que tener alcohol» se le ocurrió, pero tampoco pudo encontrarlo hasta que dio con una puerta que daba al sótano. Dudó en bajar hasta que escuchó unos ruidos detrás de ella como susurros que intentaban decirles algo, volteó pero no encontró a nadie ahí. Sintió frío de repente, lo que la hizo bajar al sótano para alejarse de esa sensación. Era tenebroso, parecido a una mazmorra. Y s le hizo más similar cuando encontró una especie de cárcel

Miro por una pequeña ventanilla con rejas, encontrando a un Damon moribundo, con piel grisosa y acurrucado en un rincón.

- ¡Damon!-gritó la chica aterrada y aliviada a la vez, pues encontró a Damon de nuevo.

-Eres un bello rayo de sol en la oscuridad pequeña Gilbert-expresó con dificultad el azabache.

- ¿Estás aquí por lo de Caroline? Por actuar como un cretino-dijo Erika analizando la situación recostándose en la puerta.

-Me estoy secando aquí, no me culpes tu tampoco aguantarías ser su pareja. Sácame de aquí y dame algo de sangre-se quejó intentando levantarse y cayendo en el intento.

-Está bien, me estás dando lastima. Te sacare si no me matas, si te alejas de Caroline y si respondes mis dudas-propuso meneando su cabeza de lado a lado entreteniéndose.

-Pides mucho pequeña, eso no es justo-dijo Damon arrastrándose hasta la puerta.

-Bien, disfruta tu estancia-sonrió arrogante Erika empezando a cantar, regresando por donde vino. Ella solo quería ver que estaba bien.

- ¡Oye, oye! Está bien-aceptó el, desesperado por el hambre y el aislamiento.

Volvió frente a la puerta, busco la llave que no encontraba lejos de ahí y abrió la celda con una sonrisa para agacharse a la altura de Damon ofreciendo su muñeca.

-Disfruto más de tu cuello-sonrió adolorido.

Erika rodó los ojos acercándose a él como si fuera a besarlo pero con velocidad las manos de Damon la tomaron y se alimentó de ella. Erika soltó un alarido. Si algo había aprendido es que Damon era un idiota, pero que también tenía corazón, su fachada de chico malo se desvanecía a los ojos de Erika, porque ellos no eran tan diferente. Los colmillos succionaban su sangre desde sus venas y ella apretó los ojos, aguantando el dolor, cuando Damon sintió la debilidad en el corazón de Erika se separó dando un suspiro de alivio. Ella se apretó el cuello pensando que tendría que ocultarlo como Caroline lo hacía,

El mordió su muñeca y obligo a Erika a beber su sangre para luego apartarla, lo miro confundida pero noto que la herida ya no estaba en su cuello. La había curado.

-No dejaría rasguños en tu piel, en tu blanca y virgen piel...si voy a dejar marcas, serán de otro tipo-habló coqueto, recuperándose de su decrepito estado.

-Si...ehh...vete al diablo, adiós-respondió ella levantándose nerviosa para irse, cuando dijo que era virgen, no la conoce.

Damon se interpuso entre ella y la puerta a velocidad vampírica, lo suficiente recuperado como para hacer unas cuantas cosas de vampiro.

- ¿Ya no quieres cumplir el trato pequeña? ¿Te doy miedo?-ronroneó el impidiendo que saliera de del sótano.

-Sí, pero si me quedo aquí, Stefancito y mi hermanita van a matarme-puso una mano en su pecho mirándolo-Y...tu no me dices que hacer-lo empujó para que se apartara de su camino y la dejara avanzar.

-Si tan solo fueras mayor-pronunció Damon negando con la cabeza divertido.

Ella no volteó, pero si paro un momento recordando lo que le dijo Stefan "No confíes en él, lo único que el busca es a Katherine, sigue enamorado de ella y cualquiera que se encuentre en el camino solo es parte de su juego" Fue lo que el le dijo después de contarle la historia de cómo Katherine quería estar con los dos, los transformo en vampiros y los utilizo cual muñecas.

-Yo no soy un juego, tampoco soy Katherine-murmuró Erika continuando caminando.

Hasta ahora para Erika, Damon había sido la única amistad estable que había podido tener. El pueblo de Mystic Falls es pequeño y las personas se conocen entre sí; porque la conocen no se relacionaban con ella. A pesar de que apreciaba los momentos que Damon le daba, tenía que aceptar que el vínculo formado entre ellos no era tan importante para el como lo era para ella. Damon frunció el ceño confundido por las palabras de la chica y se giró hacia ella, pero Erika ya había desaparecido de su vista.

Recorrió su camino a su casa pensando si lo que Stefan le contó acerca de Damon seria verdad, escucho una versión pero ¿Cuál es la versión de Damon? Él amaba a Katherine, por eso la buscaba. Abrió la puerta con las llaves de su mochila, con la cabeza baja entró a su casa. Encontrándose con una Elena de brazos cruzados seria y un Stefan preocupado detrás.

-Tenemos que hablar sobre vampiros-pronunció la mayor, mirando a Erika fijamente.

Erika creía que era un buen momento para fingir su muerte. Pues el sermón, las explicaciones y las mentiras de sus aventuras no tardaron en salir a flote.

La Pequeña Gilbert [ Damon Salvatore Y Tu ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora