Prefacio

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La joven mujer observaba la maldad que esa nueva bruja Qetsiyah repartía odio en el corazón de Silas, pero aun así no tenia el derecho para hablarle de lo que le estaban haciendo. Ni de su situación.
Observo a su pequeña hija en brazos, si alguien supiera lo que ella es no dudarían en matarla. Pero ella era su madre y la protegería para pudiera tener una vida hermosa y relajada lejos de este lugar.

Aunque sus deseos de decirle la verdad a Silas eran tantas, no le importaba si no la quería pero deseaba ser sincera con el.

Dejo a su pequeña en brazos de su hermana despues de darle un besopara que se la llevara con los demás que decidieron dejar el hogar al ver que su situación podría empeorar. Le dijo que las esperarian pero que tenia que ser breve, ella se limito a asentir.

Recorrió el camino con lentitud como lo había echo otras veces sin que nadie la reconociera para que nadie notara su embarazo, no era un secreto que todos sabían acerca de su enamoramiento con Silas así que durante su embarazo decidió ocultarse para que nadie lo notara. Estaba mal visitó que el tuviera algún bebe con ella porque nadie sabría como seria o que seria.

Se adentro a la temporal estancia de Silas, se encontró con algo que la derrumbo.

Silas se encontraba con la criada de su comprometida, hizo que las lágrimas salieran de sus ojos porque a pesar de todo ella aun amaba a Silas.

-Ulianih espera...-mascullo el al percatarse de su presciencia.

Pero no le permitió hablar al salir del lugar corriendo mientras sollozaba.

La dejó para gobernar con Qetsiyah, no porque ama a otra mujer.

Al huir al bosque empezó a escuchar las voces en su cabeza de nuevo advirtiendole...a ella y a su linaje pero no lo comprendió hasta después.

Hasta después...que grito por ultima vez.

Pero debía esperarlo...
Siempre la recorrería la desgracia en el amor...
Y al parecer, no seria la ultima vez...

La Pequeña Gilbert [ Damon Salvatore Y Tu ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora