Capítulo 9: El Inicio del Descontrol

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Los gemelos Gilbert se encontraban dormidos uno sobre el otro en el sofá como cuando eran pequeños, a los ojos de Elena en ese momento fue como si el tiempo no hubiese pasado y no tuvieran todos esos problemas. No se percató de que Stefan se encontraba detrás de ella y le dio una sonrisa cálida al verla así de feliz.

—Lo siento, sé que hay que encontrar a Bonnie ya pero...no pude evitar olvidar que todos estos problemas me rodeaban al verlos—dijo con una leve sonrisa.

—Quisiera que Damon y yo fuéramos así—murmuró melancólico Stefan, abrazando a Elena por la cintura.

—Tu hermano puede ser un odioso, pero no lo necesitas para que alguien te mire con amor—lo besó de forma melosa después de esas palabras.

Se fueron rápido a buscar a Bonnie quien había sido secuestrada para hacer el hechizo para abrir la tumba.

Una vampira rubia, que había sido invitada por Jenna al fingir ser su amiga, entró por la ventana. No sabía si tenía que llevarse a Erika o a Jeremy para que la perdonaran. Antes de que lo decidiera, Damon intentó clavarle una estaca a la chica por detrás en un intento de proteger a los gemelos pero ella lo empujo. Él no se rindió y la tomo del cuello, intentó clavarle la estaca otra vez pero lo empujó por la ventana. Ella salió para deshacerse de él. Golpeó con fuerza a Damon contra el suelo repetidas veces.

Erika reaccionó despertando al oír los ruidos, sintió miedo por su hermano que seguía dormido como tronco. Sacó una de las estacas escondidas que habían ocultado por precaución. Salió por la ventana y observó a Damon peleando con la chica rubia. Erika saltó a la espalda de la vampira, clavándole la estaca. Ella se giró y la tomó del cuello de la camisa. Las voces en la cabeza de Erika explotaron, soltó un grito desgarrador. Sus ojos se oscurecieron a medida que la intensidad del grito incrementaba. Algunas grietas se formaron en los vidrios. La vampiresa cayó al suelo, sus oídos sangraban un líquido negro y estaba agonizando en el suelo.

Damon seguía desmayado, pero con una cacheta de una Erika temblorosa despertó al instante. El sangraba pero sanaría, miró a Erika y después fue hacia la vampiresa quitando la estaca de su espald y poniéndolo frente a su corazón.

—Habla rubia ¿Qué quieres y por qué estás aquí? —cuestionó el Salvatore a la chica de aspecto moribundo.

—Vine por ella, quiero que alguien perdone mi alma y la única forma de hacerlo es que yo la entregue primero que los demás...Duele...Duele—susurró aun con los ojos perdidos, delirando seguía escurriendo el líquido negro.

— ¿¡Para quien!? —preguntó desesperado Damon.

Pero la chica empezó a quejarse sin poder responder al punto de empujar las manos del Salvatore para que pudiera matarla, el cuerpo se tornó gris y no dejo de retorcerse hasta morir.

Damon miro a Erika quien se encontraba observando el cuerpo de la chica. Él pudo ver los ojos de Erika ennegrecidos sin vida. Daban un aspecto espeluznate, donde se perdia la mirada café de la chica. Ella lo miro y sus ojos poco a poco volvieron a ser normales.

—Tus ojos—susurró tirando el cadáver para acercarse a Erika

—Damon...no sé qué me pasa— mirando al suelo viendo caer una gota de sangre de su nariz.

Damon se arrastró hasta ella para abrazarla olvidando el rencor que conservó de aquel viaje, tenía en mente lo que ella podría ser pero al ver el sangrado oscuro, ya no estaba tan seguro de lo que ella podía llegar a ser. Observó el cadáver de nuevo, si algo tenía claro es que Erika era mucho más peligrosa de lo que aparentaba.

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— ¿Una Banshee? ¿Qué es eso? —cuestionó aturdido Jeremy mientras su hermana estaba sentada intranquila en el sofá.

La Pequeña Gilbert [ Damon Salvatore Y Tu ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora