Capitulo 1: Los Gemelos Problemáticos

14.7K 788 101
                                    

—Erika levántate, empieza el nuevo año escolar—dijo Elena, tomando el pie de la sabana para jalarla y arrebatársela, dejando al descubierto a la menor.

La pequeña castaña se hizo un ovillo en su cama al sentir frío, se negaba a abrir los ojos y se dedicó a seguir en su posición de dormida pensando que pasaría desapercibida de su hermana mayor. Para no tener que ir de nuevo a la escuela y no tener que encontrarse con personas irrelevantes de su día a día. No fue así, Elena tomo sus pies y comenzó a jalarla de la cama arrastrando consigo las sabanas y hasta las almohadas.

—Levántate, vístete y vámonos—ordenó autoritaria antes de salir de ahí mientras Erika simulaba estar más muerta que viva.

— ¿Por qué ella no es como Jeremy?—se cuestionó mientras de mala gana se levantaba del suelo, su cabello era un desorden y su boca sabia a basura

Erika abrió los ojos con pereza, aclarando la vista en su habitación, nunca le gusto pero Elena y su madre siempre prefirieron conservarlo así. La estética de la casa se miraba bien o al menos era lo que decían, ella hubiese preferido que todo fuera azul como el mar. Escucho como Elena se peleó con su hermano en el pasillo. Jeremy pasó frente a la puerta poco después y se burló de ella.

—Olvídalo, ambos son unos estúpidos—bufó mientras se dirigía camino al baño para arreglarse.


(...)


Qué lindo es que tengas amigas que puedan llevarte a la escuela mientras van charlando acerca de lo que sea, no era el caso de Erika, quien le tocaba irse con su hermano a pie a la escuela. Sin embargo a Jeremy le urgía llegar temprano porque si no iban a atraparlo drogándose de nuevo y eso no le gustaría a su hermanita, ella pensaba que su hermano era un estúpido por drogarse pero no era nadie para juzgarlo, no era mejor que él y lo sabía. Apretó la mochila mientras se reprendía mentalmente, por no ser como Elena, por no poder ayudar a su hermano cuando ella tiene la botella de alcohol metida dentro de la mochila.

Así que recorrió el camino en completa soledad o al menos era lo que ella pensaba. Erika simplemente empezó a preguntarse ¿Por tendría que ir a la escuela? No tenía nada que la motivara a estar ahí, sus padres ya no están para reprenderla, ella no le interesa ser nada en la vida. Miro el cielo viendo que estaba azul, suspiro para luego ir observando el paisaje como había dicho no hay quien la apresure en la calle, observo las cercas que separaban las casas divirtiéndose empezando a contar las de una y volver a hacerlo con las siguientes. Una completa estupidez pero adoraba hacerlo, siempre lo hacía cuando su madre la llevaba en el auto. Un misterioso cuervo se posó en el siguiente buzón por el que iba pasar haciendo que se sobresaltara, los cuervos solían alejarse cuando ella se acercaba, le gusta espantar a las aves. Otra manía de niña pequeña.

—Hola cuervo...te ves...elegante el día hoy—sonrió al oírse decirlo para después estirarse y bostezar, aun tenia sueño—Como si fueras a responder. Adiós cuervo.

El cuervo salió volando de ahí parándose en un punto más alto, la castaña siguió con la mirada y lo miro por un rato, el cuervo meneo la cabeza a un lado y ella igual. Después sigo su camino con más tranquilidad hasta llegar a la escuela donde extrañamente había llegado temprano, el cuervo no dejaba de rondar por su mente, debajo de toda esa oscuridad de plumaje parecía esconder algo. Muchas personas se encontraban a su alrededor reencontrándose, chocaban los cincos y se abrazaban, ella estaba sola ya que su mejor y única amiga se había ido a otro lado saliendo de este mugriento pueblo, a ella no le importaba irse o quedarse. También estaban los amigos de su hermana, pero ellos la miraban como la niñita, no como su amiga. Después de cerrar el casillero, iba ir al salón de clases cuando escucho el estruendo de la puerta cuando se abrió y a Jeremy salir furioso de ahí seguido por Elena con cara de chihuahua rabioso. <<Gemelo en problemas>> sonó en su cabeza. Se acercó a la morena quien se miraba estresada.

— ¿Que paso?—pregunto con cautela y de buena manera, sintiendo que una bomba explotaría en su cara. Ella se giró con la mirada de chihuahua y entonces boom.

—Oh, tu sabes bien lo que pasa Erika, él me contó que tú también andas bebiendo como si nada importara y que se cubren el uno al otro ¿Por eso se llevan tan bien cierto? ¡Porque ambos solo son unos estúpidos niños que piensan que la vida es un juego!—la regaño midiendo su voz porque las miradas empezaban a voltearse hacia la dirección de ambas hermanas, Erika apretó los labios.

—Mira Elena, quiero que entiendas una cosa-hablo entre dientes, olvidando la serenidad-, puedes corretear a Jeremy, puedes seguir regañándome como niña pero eso no va hacer desaparecer nuestros problemas porque adivina que, no solo tu- toco su pecho con su mano empujándola un poco—tienes demonios siguiéndote.

—Erika escucha, no necesito que ambos sean unos gemelos problemáticos. Hacen que esta situación demasiado difícil. ¡Me preocupo por ustedes y lo toman como amenaza!—reclamó sin retroceder con la cara más relajada. Bonnie se acercó lentitud detrás de ella, la menor se tragó su rabia y sonrió pedante.

—Pues si tanto problema somos ¡Véndenos y cómprate algo bonito para que presumas en tu imperio escolar!—gritó alertando a todo el mundo y largándose dejando a Elena avergonzada frente a todos.

En su camino choco un con chico de lentes oscuros, a quien le grito: fíjate idiota. Se sentía ofendida por lo que decía Elena, se desquitaba con ellos y se hacia la heroína que mama siempre le decía que era. Elene pensaba que ella podía ser mamá, cuando no tenía ni una gota de lo maravillosa que mamá era, a pesar de que todos lo dijeran. Mientras salía de la escuela, las lágrimas amenazaban con resbalar por su rostro. Quería gritarles a todos, quería que todos desaparecieran, quería desaparecer. Se dirigió al bosque, murmuro cosas incomprensibles.

Siempre que se sentía mal iba ahí, de pequeña pensaba que tenía poderes, seguramente tenía una gran imaginación. Una imaginación que ella pensaba que había perdido, ya que ni siquiera podía tomar el lápiz y dibujar. Erika ya no podía hacer nada, o eso creía. Ya no podía dibujar, no podía evitar llorar, ya no podía ver a sus padres y estaba sola.

— ¿¡Por qué no me pasa algo bueno!?—bramó hacia un roble, para después comenzar a golpearlo, sin dañar al árbol. Solo hiriendo sus manos.

¿Qué pensarían sus padres de su hija? De su patética hija. Una niña perdida en el bosque, que busca consuelo en la nada, que busca una botella porque eso era lo único que tenía. Solo la botella la acompañaba. Saco la bote con agua que traía alcohol dentro y empezó a beber recostándose en un árbol.

Las cosas no parecían ir bien, nunca las había visto peor.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Retire los capítulos para editarlos, no se preocupen. Como verán he realizado ciertos cambios, aunque la historia en si seguirá su mismo curso, espero que les guste.


La Pequeña Gilbert [ Damon Salvatore Y Tu ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora