Capítulo 12: Ayudar o Temer

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Erika temblaba cual lavadora en funcionamiento, tenía un resfriado leve. Jeremy le trajo todas las sabanas que encontró en la mansión Salvatore y Bonnie encendió la fogata del salón cuando Damon dejo a Erika en el sofá. El no dejo de observarla, como si fuera a desaparecer.

- ¿Quieres dejar de morir?­­- bromeó Jeremy sentándose a su lado.

Erika le sonrió y lo abrazó, estaba aliviada de poder abrazarlo una vez más, no se despidió la última vez por cobardía pero ya no era necesario. Por ahora por lo menos. Damon no había dicho palabra alguna desde que ella despertó, solo la observaba indiferente. Bonnie se sentó a un lado de ella y estaba en una placida conversación. Todo iba perfecto hasta que vinieron las fuerzas del mal según Erika que eran Elena, Stefan y Caroline. Damon se retiró al verlos llegar, Erika lo miró preocupada. Damon actuaba raro últimamente. Elena se posicionó frente ella.

-Tapan una bonita escena-masculló Erika seguida de un estornudo, quitándole la seriedad a su voz.

-Salud-dijo Bonnie con gracia.

-Mira como estas ¿En qué pensabas al ir a ver a Katherine Pierce? -preguntó su hermana molesta.

Erika comprendió que Damon no había dicho nada, también comprendió que ellos eran unos tontos al no darse cuenta de lo que pasaba.

-Por qué ella podía ayudarme... -mintió la castaña mirando al suelo, aunque en cierto modo era verdad lo que decía.

- ¿Qué quieres decir? -cuestionó Stefan.

-No es su asunto, este es mi problema-aclaró Erika viendo la consternación en los presentes.

-Eres tan obstinada ¡No ves que queremos ayudarte! -gritó Elena a su hermana cansada de la misma pelea.

-No le hables así Elena-reclamó Jeremy a su hermana mayor.

-¿Obstinada? -Soltó una risa amarga mientras se levantaba arrastrando las cobijas-Me voy, no reviví para ser insultada-respondió buscando un cuarto en la mansión donde asentarse.

- ¡Erika Gilbert ven aquí ahora! -exigió Elena caminando detrás de ella.

- ¡No! -pronunció girándose hacia su hermana.

Sus ojos se tornaron completamente negros y su grito no fue tan poderoso, sin embargo logró asustar a todos los presentes. Erika en un parpadeo volvió a ser normal, sin enterarse de lo que acababa de hacer, no comprendió las miradas aterrorizadas «Par de raros» pensó Erika. Casi chocó con Damon, quien miraba mal a las personas detrás de ella.

Erika lo tomó de la mano, para llevarlo con ella. Damon no opuso resistencia pero no dejo de juzgar con la mirada al grupo que los observaba, sobre todo a Elena. Stefan intentó impedir que ellos se fueran juntos, sin olvidar la última vez que esto paso. La primogénita Gilbert lo detuvo. Ya todos habían tenido suficiente por hoy. Erika y Damon caminaron en silencio hasta que toparon con la habitación de Damon donde al entrar, ella se sentó en la cama y él se recostó en la pared.

No hablaron, no se miraron. Damon invadido por la culpa y Erika luchando contra sus demonios.

-Hay que hablar... -rompió el hielo el chico de ojos azules disimulando desinterés.

-Si...si...ehhh...¿Por dónde se empieza? -tartamudeó para después mirarlo.

-Primero, te dije que no le hicieras caso a Perrapierce-regañó el mirándola directamente, su mirada estaba triste.

- ¿Pero te salve no? -respondió bruscamente, casi ofendida por la osadía de Damon de reclamarle.

-Si, Erika te lo agradezco, pero no deja de ser estúpido. Diste tu vida por salvarme, eso es irracional es algo que no debiste hacer-habló duro como lo hacía, pero su angustia era obvia.

- ¿Qué querías que hiciera? No me iba quedar parada esperando que tu murieras, todos estos días estuve esperándote-dijo alterada acercándose a él-No pensé dos veces en irte a salvar porque estaba preocupada de no verte más, de no saber nada de ti, de no poder estar contigo.

Claro que Damon entendía esa sensación, fue la misma que sintió cuando ella estaba en el hospital, cuando ella estaba borracha en el bosque y cuando Stefan le dijo que Katherine la asesinó. El deseaba alejarla de todo, quería que ella se fuera, quería tenerla lejos porque la amaba. Todo ese amor, no sería más que dolor. Damon solo era un imbécil que no creía merecer a la pequeña Gilbert.

-Erika... -murmuró tratando de mantener distancia, olvidando que estaba contra la pared.

-Damon-murmuró ella a centímetros de el.

Erika quería desatar ese torbellino de sentimientos en su interior, todo era un desastre, pero sus sentimientos hacia el Salvatore eran claros. Ver a Damon alejarse de ella, lo que la retenía de expresarle todo lo que sentía. Ella murió por él, regreso a la vida por volverlo a ver. Damon se deslizó por la pared suspirando para escapar del encierro de la chica, él no iba a confesarle sus sentimientos. Aun cuando moría por hacerlo, porque el daño sólo sería peor.

-Erika...hay que encontrar una solución-pidió Damon, evadiendo la tensión.

Erika dio suspiro asintiendo mientras bajaba la mirada «Él no quiere hablar de eso» ella respetaba eso, no iba a forzarlo a expresar lo que sentía.

-No dejare que te lastimen-prometió con firmeza-Si te hieren, solo tienes que decírmelo y nos largaremos de este pueblo.

-Eso sí que suena tentador, si es así, entonces dejare que esos tontos me ayuden-dijo con una sonrisa la chica.

Damon no tenía la fuerza de voluntad para decirle la verdad a Erika, pero al menos la había convencido de que se dejara ayudar. La sonrisa de la chica solo conseguía hacerlo sentir peor, era la mas hermosa. Aunque solo por unos segundos quiso gozar el momento, entonces la felicidad apareció en ese efímero momento.

-Ahora, no quiero que te mueras de un resfriado, por favor vete a dormir-habló animado aplaudiendo las manos.

Erika bufó fastidiada cruzándose de brazos mientras volteaba su cabeza a otro lado, Damon al ver la falta de cooperación de la chica, la tomo de la cintura entre sus brazos para después tirarla a la cama con Erika pataleando y riéndose. «Un diamante se puede hacer pasar por roca, pero ella no puede ocultar su brillo» pensó el mientras la arropaba. Eso era Erika para él, una gema preciosa que brillaba. Tan brillante como un pequeño rayito de sol.

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La Pequeña Gilbert [ Damon Salvatore Y Tu ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora